Patagonian News
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domingo, noviembre 30, 2003
  --- No sé que habrá visto en mí de interesante. Vino cuando no la llamé pero cuando más la necesitaba. Sé, o creo saber, que se irá sin que yo se lo pida y que nunca más volveremos a estarnos. Y sin embargo no guardaré para mí ningún reproche, ni mucho menos me culparé de no cuidar las cosas que la vida me ha dado. Nunca lo hice. Siempre me sugirieron que lo haga. Y tal vez porque nunca hago caso a nadie, vino como se irá. Que más da. Si en mi hora de agonía nadie me rescatará y tendré que valerme de esta mano, puño tal vez, para abrirme paso, desnudo como vine, en esta selva que yo no elegí. Quizás me eligió ella. --- Wainting for the sun 0  
  arriba los que van a Boedo. - El último mes del año siempre sucede lo mismo. Es casi insoportable ir a trabajar. Los trabajadores cuyo vínculo contractual es de período limitado comprueban lo difícil que es conciliar el sueño por las noches hasta no estampar la bendita prórroga. Asimismo resulta inexorable realizar la comparación con la misma época del año anterior y muy rara vez el balance tiene saldo favorable. El relativo progreso economico nos abandonó hace demasiado tiempo y uno se ve obligado a analizar como está la cuenta del afecto y las anotaciones del año. Es raro que uno sienta que ha ganado en amistades. Suele doler más el amigo que se pierde que lo que se goza la llegada de nuevos amigos que, por otro lado, son sometidos a toda clase de exámenes para comprobar que efectivamente, y después de la merituación de sus conductas, pueden realmente llevar ese título. En lo que a mí respecta, estoy comprendido en las generales de la ley en cuanto a que odio a este año y las marcas que me ha dejado. Desde hacer largos meses deseo empezar con otra etapa de mi vida. Ya que no voy a cambiar esencialmente en las cosas que hago, bueno sería tirar al tacho de la basura este calendario amarillento. Pero miento si no digo que este fin de año me encuentra dueño de una preocupante serenidad. Tengo muchas más razones para estar angustiado que las que solía tener antaño. Puede que ya nada me importe. O bien puede que sea, cada año, más conciente de las cosas que puedo exigirme. No lo sé. Este año me ha dado progresos afectivos tanto como ha prolongado mi permanencia en los distritos de la incertidumbre económica. Capaz que la sola idea de vivir siempre en ese estado es la que ha logrado calmarme. Es un buen paso, me digo, mientras por las noches sueño con dar el zarpazo que me deposite de nuevo en los lugares que me han dejado de querer.  
sábado, noviembre 29, 2003
  Tras la epifanía. - Leer a Asakhira me ha llevado nuevamente a los tiempos de mi niñez. Me siento raro incluso al escribirlo, pero es dramáticamente cierto. Cuando era cachorro disfrutaba mucho de las alturas, los juegos riesgosos para mi cuerpo, la colonización de territorios inmundos. En tiempos más recientes he analizado con riguroso cuidado cada recuerdo que vino a mi mente, los he puesto en un contexto y con ello pude entender un poco más quién soy, qué vengo a hacer en estos lados, cuál es mi lugar, mi tiempo, mi mensaje; pero ha sido ingrata la búsqueda del punto de inflexión que me trajo a esta montaña de temores. Como si fuera protagonista del primer libro de la biblia, puedo distinguir los tiempos felices del sudor amigo, las lealtades inquebrantables, el sagrado concepto del hombre cabal, el que no es difícil encontrar en la misma vereda que uno, el compañero. Esto fue mucho antes de que se inventaran los relojes y las enfermedades, las leyes y las antenas parabólicas, la fibra óptica y los anteojos para sol. Sin solución de continuidad me veo a mí mismo desnudo, con la culpa de haber sido descubierto. Es una sensación compleja de explicar con brevedad, pero se me hace que se asemeja a la del ladrón que es alumbrado por las luces policiales con el botín en la mano. Es bochorno, alienación, autoflagelo, todo a un tiempo y superpuesto. Nunca fui capaz de distinguir cuál fue el momento en que descubrí que no era igual a todo el mundo. Sé que se fue al carajo la sonrisa, me supe pobre y descalzo y de esa derrota tuve que volver. Fui caminando la huella que hay al costado del camino, mientras el resto del mundo era una caravana de autos descapotables. No sé cuál es mi Meca. No sé si sigo caminando. Pero sé que hay muchas horas en que siento que la fatiga es toda mía. Sólo mía.  
  Quiero disculparme por la mala calidad de los textos de esta semana. Creo que han sido compensados con la incorporación al elenco estable de Abril , de ahora en más la comentarista estrella, aunque refunfuñen porque no le contesto todas y cada una de las parrafadas con las que se despacha. Pongamos que lo que dice está perfecto y salgamos del territorio fangoso de una buena vez. Buen fin de semana para todos.  
viernes, noviembre 28, 2003
  *** Veo una luz al final del túnel. Hay tantas posibilidades de que sea un tren que viene de frente como la claridad que denote que se acaba esta parte del calvario. *** Me apresto a aceptar nuevamente las condiciones contractuales que me han depositado en este agujero. Resulta evidente que soy un animal hecho para no aprender. Qué extraños los designios de la experiencia: los saberes que ella nos tiene preparados siempre llegarán cuando sea tarde para remediar los perjuicios incurridos para obtenerla. *** Los viernes me siento compelido a ser más sombrío que los lunes. Al fin y al cabo de qué otra manera puedo ponerme si me siento un escalón más abajo cada semana. *** Las sociedades comerciales me están enloqueciendo. Los términos perentorios contenidos en la propia norma legal se confunden con los que yo mismo me impongo a pedido, vale señalar, de las necesidades del contexto. Entonces siento que si no actúo rauda y eficazmente mis ilusiones precluirán. Y hay pocas cosas tan feas como una perención de instancia motivada por motivos anímicos. *** Apuntes del brumario V  
jueves, noviembre 27, 2003
  Una pregunta estúpida. - Cómo puede ser que para conseguir un trabajo tenga que pedir plata prestada para prestarme un traje?! No será demasiado? 
  *** No consigo terminar de leer Diario de la guerra del cerdo de Adolfo Bioy Casares. Quizá cuando lo logre vengan por mí las hordas juveniles para sacrificarme en alguna fogata de san Pedro y san Pablo. *** Alguna vez me compré un par de libros de Saramago. Después de todo hice lo que hace mucha gente, es decir, si no sabe qué autor leer, prueba con algún Premio Nobel. Quiso la fortuna que me cayeran en mi mesa de luz El evangelio según Jesucristo y Ensayo sobre la ceguera. Además de sus tramas apasionantes tenían esa prosa tan limpia, tan simple, tan lejana, que no pasa un día en que ande en medio de alguno de mis ataques de euforia los eche de menos No presto más libros. *** También extraño, pero por otros motivos, los libros con los que me castigaba mi profesora de Literatura en la escuela secundaria. Tengo un odio particular por García Marquez. Estaba a punto de olvidarlo, pero alguien me recordó la existencia de ese inmundo libro llamado El coronel no tiene quien le escriba. Lo leímos entre todos en la clase. A mí, como leía -en ese tiempo, ya no- con una entonación digna de quien representa el texto, me dejaron la última parte. Qué placer el áspero decir de la palabra mierda cuando es lo más representativo de la situación. *** Apuntes del brumario IV  
miércoles, noviembre 26, 2003
  Brillante por ausente. - Como todos los días miré la portada de los dos diarios que se editan en Trelew. El nuevo intendente dio a conocer el gabinete que lo acompañará en la gestión próxima a iniciarse. Otra vez no estoy. Esa manía de no estar donde debo ciertamente me cansa.  
  *** Hace un tiempo Juan Filloy decía sobre el panorama literario argentino: "(…) ahora está lleno de futurólogos, politicólogos, gente que escribe literatura periodística. Prevalecen una cantidad de artículos que tienen una actualidad momentánea, artículos completamente amorfos, sin calidad literaria; sólo pinceladas, con el facilismo que da el periodismo. (…) Además ahora todo el mundo está capacitado para abordar cualquier tema. " Si uno se detiene a mirar un poco los libros que hay en las vidrieras de la librería yo no entro porque tengo temor de tentarme y comprar el Quijote, se desencanta de inmediato cuando ve que los temas que interesan a los vendedores de libros son las investigaciones periodísticas y la novela histórica. Y dentro de este último genero abundan las que se centran en los aspectos menos conocidos de los próceres, por ejemplo el tono de voz, las amantes de las que gozaban, el poco apego por cambiarse las medias o incluso la condición de hijo bastardo, medio hermano de algún famoso o cosas así. De alguna manera es cierta la ironía de Filloy en cuanto a que cualquiera está en condiciones de abordar cualquier tema. Poco seriamente, claro. Y esta tendencia aparenta ser mayoritaria de acuerdo al espacio que ocupan en la prensa estas cuestiones. ¿A quien puede interesar que Belgrano tuviera voz de pito o el origen indio de San Martin o Peron? A los consumidores de las noticias de la farándula, ya que ni siquiera nobleza tenemos. *** Apuntes del brumario III  
martes, noviembre 25, 2003
  Una sentencia vieja, o quizás no. - I Hoy tampoco leí nada del Quijote pero me dije que tendría que leerlo. Todo por culpa de los papeles que tengo desparramados en la mesa. Quizá en alguno de ellos se encuentre oculta o demasiado explícita alguna verdad a la que sea oportuno echar mano en estos tiempos oscuros. Dice Borges que dice el primer Quijote en su capítulo veintidós: Señores guardas, estos pobres no han cometido nada contra vosotros; allá se la haya cada uno con su pasado (pecado en el original). Dios hay en el cielo que no se descuida de castigar al malo ni de premiar al bueno, y no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres no yéndole nada en ello. II Continua Borges: Las demás naciones occidentales padecen una extraña pasión: la despiadada y fingida pasión de la legalidad. El individuo, en ellas, se identifica sin esfuerzo con el estado. Entiéndase, con el estado en sus mínimos accidentes: con las ordenanzas municipales, con el personal de las oficinas públicas y comisarías, (…). El sudamericano (y el español) saben (o mejor dicho, sienten) que NO ES BIEN QUE LOS HOMBRES HONRADOS SEAN VERDUGOS DE LOS OTROS HOMBRES, según lo formuló don Quijote. El norteamericano, en cambio, es básicamente estadual. No cumple su destino, como la vasta mayoría de todos nosotros, al margen o a pesar del gobierno. Vive en favor de la sociedad, o en su contra. Ninguna historia es tan espléndidamente ilegal como la de sus fornidos Estados […y sin embargo al hombre medio…] la superioridad numérica de la policía lo entusiasma, también sus motocicletas y escudos. Es hombre tironeado por dos pasiones, ya formuladas y sufridas una vez por Apollinaire: la aventura y el orden. (…) la legalidad no nos apasiona; tampoco lo ilegal. Nuestro héroe, Martín Fierro, es un gaucho, un soldado, un desertor, un asesino, un buen amigo de su amigo, un matrero, y esas diversas figuraciones nos distraen y sabemos que la sangre vertida no es demasiado memorable, y que a los hombres les ocurre matar como les ocurre morir. También sabemos que infringir la ley no es una virtud y que el más frecuente asesino y la más concurrida prostituta pueden ser dos imbéciles. (El artículo completo está en el suplemento de cultura del diario La Nación del 27 de marzo de 2002 y se titula Una sentencia del Quijote). III La estudiada impericia de los hombres que conducen el estado de los países infra-desarrollados difícilmente pueda provocar que sus representados se enamoren del orden. Cuando los hombres honrados están condenados a la desesperanza es corto el camino que los lleva a la violencia. A este paso no falta demasiado para que los tribunales populares juzguen y ejecuten a los que no han cumplido con su prestación contractual. No es bueno que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres, pero cuando se va la vida no estoy seguro de que no sean esclavos de una nueva legalidad. La que impongan por propia mano. Y la sangre derramada seguirá sin ser memorable.  
  *** Si uno bebiera whisky malo y de la yema de los dedos y luego de un sencillo proceso de destilación surgiera una tinta indeleble, capaz de vencer a los vientos y a los tiempos y el fluido del licor convocase a un tiempo a un baile neuronal y a un éxtasis de pena que llore en los dedos sin cegar los ojos, sería imposible que los epigramas, los soliloquios, las ficciones y las mentiras, los poemas y los poetas, sean alguna vez letra muerta. *** Apuntes del brumario II  
lunes, noviembre 24, 2003
  Encuesta. - Uno de estos días me voy a sentar a cambiarle el formato a este sitio. Mi creatividad, como lo habrán notado, en esta parte del año rebasa preocupantes límites. Por eso les pregunto: De qué color quieren el blog? PD: en este teclado no encuentro el signo de interrogación que abre. 
  *** La mesa que a veces ocupo para comer está completamente cubierta de papeles de toda índole. En algún de recorte de diario creo haber leído un reportaje a un cineasta que decía que filmaba para mejorar la vida. Se podrá escribir para mejorar la vida?. *** Hoy tampoco voy a leer ni un solo párrafo del Quijote. A propósito: mi amiga Monica es española y se va a espantar al leer que uso sus comentarios en este foro. Ayer me confesó que no conocía a nadie que hubiera leído íntegramente a la obra maestra del manco Cervantes. *** Leo el ranking de los libros más vendidos de la semana: Bucay, Wilbur Smith, la hermana Bernarda, Jorge Lanata (rey del copypaste), Marcos Aguinis, Guillermo Martinez, Coelho... Dónde están los intelectuales que no pueden meter un nombre si quiera entre los vendedores de libros. Socorro. *** (apuntes del brumario I)  
  Cuando sea grande no voy a ser reseñista, mamá. - En la edición del sabado pasado, Ñandú publicó una reseña del libro de las conspiraciones que yo cité en este espacio hace varios días. Una página me pareció un poco excesivo para esta celebración de la mediocridad. Yo simplemente hubiera escrito: "Un libro para leer de parado en el supermercado, señora. Por los veintinueve pesos que lo cobran en las librerías, yo se lo cuento y le corto el pasto".  
sábado, noviembre 22, 2003
  Me voy pero no tanto. - ALGUNAS ACLARACIONES No sé cuanto tiempo hace que he aprendido que si no se sabe bien qué decir, lo mejor es quedarse callado. Circunstancias del contexto me tienen preocupado en demasía. Para los que trabajamos en la función pública en los países infra-desarrollados, los cambios producidos por los procesos electorales siempre son traumáticos. No caeré en la sarta de lugares comunes que ya muchos de ustedes conocerán. Sólo diré que cuando me siento contrariado, me parece que escribo todos los días lo mismo y eso me aburre más a mí que a ustedes. Puedo asegurarlo. Acaso a ninguno de los que leen estas anotaciones le interese mi situación personal y entiendo que así sea. Al contrario, yo estoy preocupado por escribir cosas que resulten de algún interés y no las meras tribulaciones de un tipo que está a mitad de camino entre el palacete derrumbado y los fuegos artificiales de la euforia. Se me ocurre que el deber de todo tipo que se cree bien pensante es saber dar un par de pasos hacia atrás para ver las cosas con un poco de distancia, ya que no existe la mentada objetividad. En este momento no me siento en condiciones de hacerlo. Por esas razones es que me voy a tomar un recreo con el blog. Y no festejen algunos, que mis navegaciones internéticas no dejarán de amarrar en sus puertos. Al cabo, soy flaco de algunos vicios que padezco, y desde que me metí en este mundillo -de la blogósfera hablo- no pude sino apasionarme por él. Y lo más lamentable de todo es que voy a seguir escribiendo y acaso el recreo me depare nuevas temáticas, análisis más sesudos, preguntas más profundas o relatitos más lisérgicos. Ojalá. O tal vez sea, como ha venido siendo hasta aquí, la diminuta literatura de alguien que piensa algunas cosas y no tiene otra manera de decirlas que a través de este medio. Y el recreo no va a ser de tiempo completo, ya que no estoy en condiciones de soportarlo, así que voy a dejarles alguna anotación de las mías aunque no con la prisa que he padecido estos cuatro meses de blog. Y dicho esto, sí, me retiro espiritualmente hasta mejor ocasión. Un abrazo para todos.  
viernes, noviembre 21, 2003
  Mientras tanto. - Los lectores habituales de este espacio sabrán disculpar la ausencia de su redactor por unos días. Necesito tomarme un tiempo de reflexión. Ando preocupado por algunos aspectos fácticos de mi existencia y tengo que resolverlos a la brevedad. Por otro lado, no me hará nada mal repasar algunos conceptos teóricos. Les mando un saludo a todos y no me echen de menos (ni me echen, a secas), que ando en los mismos lugares que suelo frecuentar, ataviado con un desconcierto digno de mejores fines. Los más cercanos no se preocupen. Mi salud no anda peor que siempre y la cuestión laboral está en el camino de solucionarse pero, como siempre, lo que mata es el mientras tanto. No me extrañen que vuelvo, siempre vuelvo.  
jueves, noviembre 20, 2003
  Cuando me atoran me escondo detrás de una palabra. Si me persiguen recurro a un arsenal de excusas dilatorias, de injurias disfrazadas o diatribas de pendejo. Cuando me quieren aspiro a callar y no lo consigo. Cuando me aman, deseo gritar pero ya estoy perdido. Qué buena invención sería la palabra si permitiese grabar a fuego cada sensación. Y que el que lea mañana sepa lo que yo he sentido en este instante, cuando le pongo el punto final a una frase. A un momento.  
  Qué triste es mirar el mapa y verse más lejos de lo que señalan las distancias. Qué ingrato es verse reflejado en la pelusa de un bolsillo que pide mejor trato. Qué duro es intentar ponerse una camisa y que esta emita una queja, un reclamo de retiro por invalidez. Y ver que en el ropero todas tienen ese gesto de amenaza sin disimulo ni rencor. Qué pocas ganas de mirar el espejo da la barba crecida y el prolijo desorden del cabello. Qué amargo sentarse ante la hoja en blanco y que la mente vacía sólo dicte palabras inconexas. Qué asfixiante es todo este aire para mí solo.  
miércoles, noviembre 19, 2003
  Otra temporada en el averno. - No quiero pecar de repetitivo pero estos son días en que la muerte anda de visita por acá cerca. Y es ahí cuando a poco de andar, uno descubre que entre la muerte y la suerte hay sólo una letra de diferencia. El azar del alfabeto las ha reunido en ese vecindario ordenado caprichosamente en el que nos guarecemos los que nada tenemos. Y si la suerte no existe cómo puede ser que exista la muerte. Quizá tal vecindad sea apenas el aviso de que andan por acá, siempre juntas, siempre injustas. Me pido a mí mismo serenidad. Esto no ha de ser más que un chubasco de esos de los que uno es veterano aunque nunca termina de curtirse. No hay paraguas que detenga ni mitigue las bajas que a diario contabilizamos en nuestras filas. Tres años hace ya que peregrino en la penuria que enseña tanto como amarga; que hermana tanto como divide. Una larga temporada de querer huir de lo que me falta y de lo que me llama. Y no: nunca es lo mismo. La propaganda nos amenaza con un infierno de llamas y rechinar de dientes -y perdón por la reiteración y el lugar común-, pero tengo por cierto que al fuego no tardaríamos en acostumbrarnos al asado eterno. Hombres al fin, creo que entre amigos estaríamos como al calor de las fogatas juveniles, entonando canciones y riéndonos de nuestro destino; en cambio al otro infierno, el verdadero, ese que explota cotidiano en este pecho y se esparce por mis barrios, nunca nos someterá la costumbre. No sé ustedes, amigos que leen estas letras garrapateadas en el viaje de vuelta de otro martes, pero yo he vivido engañado. Saldo las boletas que he dejado impagas en otros bares, en otros días y nadie sacará la pera por mí.  
  No existo. Nadie me escribe cartas. En los kioscos los vendedores no me saludan y me atienden de mala gana. La vieja no ha venido a reclamarme que le pague el alquiler este mes. Esto es lo más parecido a no ser. Nadie me escribe cartas. No tengo buzón. No tengo quien me escriba. Gasto las tardes escribiendo con mi mejor letra cartas que ensombro y les pongo estampillas de lugares extraños. Leo en las cartas monos que tocan trompetas y champagnes que beben a quien los toma. Un señor Cervantes me informa que ha perdido un brazo en una guerra, pobre hombre. Algunas cartas dicen que alguien me extraña en tierra remota y yo acá tan solo y sin tiempo para responder a tantos desconocidos que me escriben cosas que a mí no me interesan. i alguien me visita una de estas tardes, le voy a pedir que me ayude.  
martes, noviembre 18, 2003
  Esperanto. - carta de amor en esperanto, artificio como la puerta que me encierra. el gusto de la mudanza en las muelas, la dentellada de un caracol alado. el rincón de mi cuarto, la pelusa, la telaraña, la falta de humildad. un reloj que no anda, la flor muerta en el florero, la espera del sombrero, el infarto, la soga y esta pena. Nada existe sino existo. 
  Desde que volvieron de la sangre mis dedos no pueden estar callados. Me gusta su repiqueteo vacilante cuando escribo verdades que mutan en ficciones, conejos trocados por galeras, broncas que dan risa, lágrimas avejentadas y decires por decir. Celebran la presencia en el escote ajeno antes que en el bolsillo propio. Ciertamente no es grata la sensación de estar abrigado por los certificados que deja la crisis. Nunca serán felices. Sé que sueñan que se tiran en toboganes que desembocan en tu guante, el ausente, el noestará.  
lunes, noviembre 17, 2003
  A gatas: Soy el tonto que todo lo comienza con la fuerza volcánica que dan los pocos machucones por haber vivido. Siempre es lo mismo. A mí me aburre esta historia absurda de empezar con todo el estruendo y terminar siendo un arroyito que se seca antes de llegar al río. Cuando siento que empiezo a declinar las horas eternas martillan la nuca. Dios sabrá los esfuerzos vanos en los que incurro y los que me esperan aun por no saber lo que es la moderación, el método, el límite. Siempre con exceso. Lento, muy lento me apagaré. A tientas: Hubiera querido ser poeta pero la música es una avenida que pasa muy lejos de mi callecita lateral. Con qué placer me dejaría fluir para jugar a estar donde nunca estaré, a meterme en la piel de los tipos que nunca seré y quedarme un rato más. Pero no. Me refugié en la palabra que es compañera y no pregunta. Pero el pleito ya estaba liquidado. Algún oráculo que no he consultado profetizó mi incomodidad perpetua, la manía persecutoria, el dos más dos no es cuatro y a vos, mi sombra, siempre tan cerca, siempre inalcanzable. Hubiera querido ser maestro pero soy un cobarde que no puede decir te amo sin rubor. Mis emociones son un caleidoscopio del que nadie conoce las reglas. Un tiro al aire que se clavó en tu pecho. Hubiera querido actor y sólo he logrado ser un impostor. Nunca fui; siempre “hice de”. De tarde en tarde me visita el pánico. Me siento cercado de ojos que me aturden. Me siento descubierto. La noche es un monstruo de mil ojos que no se deja abrazar. A tontas y a locas: Mis respetos y agradecimiento por la tolerancia a mi insolvencia recurrente pero abnegada.  
domingo, noviembre 16, 2003
  Tengo el temor de morir pronto y no dejar nada por estos lados. Quién se acordará de lo que he sido, quién saldará mis acreencias, quién seguirá el camino que dejan mis huellas. A dónde irán a parar los desengaños que tengo guardado en los frascos de perfume barato que colecciono. Quién sacará la basura si me muero mañana. El día en que nací los relojes se clavaron a las tres de la tarde. El viento se detuvo para que el calor duela hasta las entrañas. El día en que nací no fue el comienzo aunque me gusta creer que sí. El día en que de aquí me vaya hará ese mismo calor y nadie me echará de menos. Por mis poros se destilará la última gota de vida mezclada con alguna belleza etílica desgranada en canción. El día que me vaya no cerraré la puerta. Tengo una agenda grande y ningún hombro donde llorar y sé que la lápida no dirá nada en especial. Tal vez alguien se incline una vez, solo una, y ya no se levante.  
  Me gusta pararme en los hipermercados y leer por asalto todos los libros que no están presos de ese papelucho transparente, que cuesta tanto sacar. Lo malo es que en los hipermercados sólo puede haber libros para la masa, digamos Bucay, Coelho, la hermana Bernarda, Felix Luna, Deepak Chopra, Daniel Goleman, Neruda, Dale Carnegie y la biografía prohibida de Luciana Salazar. No habiendo mucho para elegir y siendo la lectura un vicio incontenible, el viernes pasado manotée un dossier sobre las veinte conspiraciones más grandes de la historia. Estaba escrito por un español. Eso ya fue una razón para desconfiar. Este ramo de la literatura -de alguna manera hay que llamarla- está copada por los estadounidenses que saben mucho de conspiraciones. Es desopilante el capítulo referido a la supuesta llegada del hombre a la luna. Hay muchos detalles que se me han escapado. Ciertamente cuando leo estando de pie se me dificulta la retención mental de lo que leo. Pero lo que me causó mas gracia de la opereta es que aparentemente los ensayos fueron filmados bajo la dirección de Stanley Kubrick. Me preguntaba yo por qué razón no convocaron al maestro para la versión definitiva. Mi amigo Pablo, que es mucho más inteligente que yo, me señaló que el inefable Kubrick hubiese mandado un abrupto “corten!” al menor detalle que no le convenciera y eso, en televisión, es intolerable.  
viernes, noviembre 14, 2003
  Anoche soñé que un perro me arrancaba los dedos de la mano derecha. Con los restos sangrantes intenté agarrar mi lapicera y ya no pude y fui definitivamente triste. Hoy me desperté y me alegró comprobar que tenía todos los dedos en su lugar aunque un dolor cervical me dificultó mucho el primer impulso. Por lo que se ve, los dolores me persiguen hasta en los sueños. En la vigilia son silenciosos, invisibles; en la noche, amparados por la penumbra los pesares recobran su hondura y se manifiestan con todos los colores que hemos sabido. *** De cuando en cuando la angustia toma formas tangibles. Abro el diario en una página al azar (el periodismo no ha logrado de pasar de la categoría de entretenimiento para mí) y descubro que dejaré de fumar empujado por los mismos espíritus que no quieren que coma. Disuelvo la última cucharada de café en un pocillo craquelado ya. Prendo la radio para escuchar uno de mis programas favoritos. No es que me guste tanto; en mi casa es el aparato quien decide qué programas escucho y a qué horas. El animador me da una clase de gatopardismo. Tal vez todo esté cambiando para que nada cambie. Los fuegos de artificio no deben ocultar que esto es una versión con menos recursos de una película que ya hemos visto.  
  La traidora denuncia que la han traicionado. Me permito creer que eso es una declaración de triunfo. Como diría Oscar Wilde: perdona a tu enemigo; ninguna cosa puede ofuscarlo más que eso.  
jueves, noviembre 13, 2003
  Finisterre. - Para sentirnos atados a la vida, incluso a ésta, tan llena de miserias y derroches, necesitamos amar hasta descuajeringarnos. Y no será este un manifiesto a favor del amor correspondido. Me parece apenas una variante menor entre todas las posibilidades. Aunque quizá con la frase anterior no esté diciendo otra cosa que soy apenas un fracasado en amores, hecho y desecho. Me parece más atractiva la idea del amor inventado, ese que uno se pone en la cabeza quizá como una línea en el horizonte. Y uno que es un navegante acostumbrado más a las tempestades que a las abulias, de tanto en tanto, imagina que esa línea que ve allá a lo lejos cobra vida. Esa línea que es de un color esconde detrás de sí una gama cromática cuya sola enumeración es vana. Y es la sola idea de que esa puta línea, allá, donde el mundo parece desmentir que es una esfera, allá donde parece que espera la nada, quizá sea el todo, o un poco, algo capaz de cortar el caprichar y desencaprichar de la ola y la desola. Esperanza, fantasía, qué se yo. Según Mark Twain parece que de un tiempo a esta parte, probablemente desde la concepción de Eva a esta parte, nos ha dado por ponerle nombre a todas las cosas. Y uno acá, con la sola herramienta de la palabra, tantas veces no sabe cómo decir lo que no puede decirse. No porque nos esté prohibido, sino por la inmensa y seductora fatalidad de saber que hay demasiadas cosas a las que nunca podremos nombrar porque acaso no tengan nombre. Y tal vez tener nombre, rótulo, packaging, envoltorio, emblema, enseña, insignia es la única forma de que las cosas existan. Y eso que no tiene nombre, eso que vive allá donde yo veo una línea, eso no existe.  
miércoles, noviembre 12, 2003
  Instantánea 14 Cuando le puso las manos encima, todos lo miramos sin entender. Yo sé que es buena persona. No tiene la culpa de las cosas que le pasan. A veces el creador se ensaña con alguno de nosotros para que sepamos a qué atenernos si traspasamos una raya. Pero dudo de que exista tal raya. Cuando pudiendo ser hijo de puta y estar bien visto socialmente y preferís ser un padre correcto, darle a tus críos todo lo que te piden, sos solidario, moderado, laburás como una bestia, vas a misa, cuál es la raya que cruzás. No sé si me lo habrá dicho en tantas charlas aderezadas con mate dulce y nostalgias de la época dorada. Cuando estaba por pegarle, todos éramos la cachetada pero hubiesemos preferido ser el martillo y los clavos. Tal vez en lugar de arder en el infierno sin llamas y sin rechinar de dientes el juicio nos deparase la redención. Los años y las bregas, la columna inservible y los hijos descarriados, el vello púbico que no alcanzaba a remolcar la inmunda desdicha, todo atrapado en un puño cerrado a punto de estallar contra una cara rosada de asombro y mofletes. En la casa del dios de los católicos era una liturgia más. Otra vez el rito de la ofrenda y el rezo compartido. Lástima que el cura dijese benditos los pobres porque.... Esteban rayo de furia cruzó la raya que separa a dios de sus creyentes y tomó al padre Oscar por el cuello o por sus trapos, no quise ver. Me imaginé la piña y escuché el grito desencajado: por qué, por qué me abandonaste. Y el silencio tronó.  
martes, noviembre 11, 2003
  Instantánea 13 El seductor y estratega antes conocido como Juan Domingo Perón no era tonto. Siempre supo que más fácil es congraciarse con la voluntad de un par de tipos antes que con un batallón de muchachos sanos y bien educados. Así, edificó un sistema de poder en el que uno de los pilotes principales era la fortaleza de la estructura gremial. Papá me lo decía: Jorgito, si de esta mina saliera oro en vez de hierro tampoco sería rentable. Yo no estaba en edad de entenderlo. Un día de hace más de una década atrás, ventilados ya los lineamientos del huracán Carlos, la defunción del emprendimiento minero era inexorable. El hierro de Brasil es mucho más barato porque sale a cielo abierto y basta ya porque en este país no se socializan más las pérdidas. Adiós, Hierro Patagónico Sierra Grande sociedad anónima minera. Hasta entonces el abanderado de la protesta sindical y porque no decir del pueblo, había sido un gordito con voz de pito, hábil declarante y mejor pastor de sus ovejas achanchadas. En su carácter de secretario del gremio convocó a la última asamblea. La voz de pito esta vez adoptó un registro más apropiado para un velatorio. Hasta acá llegamos, compañeros, dijo y aprendí en sus palabras el significado de la eutanasia. De ahí en más, no hubo ruido en las protestas ni canales de televisión ni estudiantes en huelga. El gordito, quien sabe con qué aliento, se mudó a una ciudad pujante e instaló una fastuosa joyería. Ya lo decía mi padre: si en vez de hierro...  
lunes, noviembre 10, 2003
  Cuando estés triste. - Despuntes caos narratio I y el universo Sigo caminando por la vereda angosta escrutando, vacío, la pizarra de ofertas que me ofrece el universo. Me doy contra el kiosco que vende diarios. Las pechugonas en las portadas de los pasquines reclaman la urgente presencia de la tercera dimensión en el bochorno de papel. -Buenas. -Sí? -¿Qué es lo más barato que tenés para leer? -A sólo cincuenta centavos te podés llevar el panfleto Ñandú. Mirá qué diseño, che. -Bueh, dame. II duendes dorados Confieso que la carnada fue el dibujito de Piazzolla. Llego a casa y leo mi panfleto de medio peso. Me informa que Astor era zurdo y pegaba fuerte. Y esto no se trataba de un dato menor si tenemos en cuenta que el artista terminaba cagando a trompadas a la audiencia más crítica de sus conciertos. Pobre. Me entretengo leyendo las propagandas. Concita mi atención una en particular que dice textualmente lo siguiente: "Editorial Selecciona Novelas Juveniles para integrar su nueva colección Paso del Elfo. Relato estilo “fantasía” semejantes a los de Michel Ende, J.R.R.Tolkien o J.K.R.owling con elementos y personajes latinoamericanos (no estilo folclórico) y escenario libre”. III para un té Me rio. Pienso que tengo todo para parecerme a Tolkien: los tres nombres, ... Quemo la propaganda con mi cigarrillo. La ceniza del tabaco se inventa una hermana bastarda. Me parece que la colección debiera llamarse “Cómo alejar de los libros a los adolescentes”. Uno de estos días voy a escribirme una mayergonía para contarles a mis hijos. Bostezo. Me llama la catrera. Vamos. IV agujas tengo en la cabeza Llamo a los ángeles con un chiflido. Les corto el pelo a los que tienen rulos. A los otros les rebano los dedos. Los mezclo con el ron que tanto he atesorado estos meses y la mermelada de rosa mosqueta que me mandó mamá. Amaso hasta darle darles la forma de un juguete. Me despierto y la muñequita está ahí, mirándome, inerte. Soplo en su oreja adivinando el polvillo y la magia. Y ella, por todo premio, se echa a reír. V veces amada Así es, muñequita mía. Te han metido el alma por la oreja. Esa es tu condena. Tu camino más corto al orgasmo es que alguien te diga te amo al oído.  
  EL DESVARÍO DE HOY En un tiempo no podía comprender por qué no recibía respuesta a mi pregunta, hoy no puedo comprender como pude estar engañado al extremo de preguntar. Pero no es que me engañase, preguntaba solamente. Franz Kafka  
domingo, noviembre 09, 2003
  Huella. - El zapato está descosido y su hermano también. Cuánto hubiera deseado que al menos conservaran la simetría para lucirlos como se luce a un buen par de zapatos. Cuánto tiempo llevo sin lustrarlos. No lo recuerdo. si hoy los lustrase idea de las menos brillantes que tendré hoy borraría de ellos el polvo, la huella errática de las patrias donde estuve. Dejar atrás el pasado es pertinente; olvidarlo, sin más, es un crimen. Las horas que todo lo erosionan, incluso este pulso con el que malescribo, se llevarán a otra parte estas arenas. Es posible que las dejen en el desorden del cajón de un tipo como yo, quizá pulcro, siempre mendigo; quizá inmundo, siempre me digo: es preferible escribir con lágrimas, con semen, con sangre, pero escribimos con tinta porque nos resignamos a ser más contingentes que ella y tememos ver la premura con la que el tiempo devora lo que hemos sido.  
sábado, noviembre 08, 2003
  De vez en cuando me desencanto. Se trata de días como el de hoy en que uno no se siente bien ni parado, ni sentado ni acostado; que no sabe si lo más prudente es romper en llanto para romper el curso de las cosas o cometer un asesinato sólo por calmar la paz. ¿Qué paz?. Esta. La que supimos conseguir a fuerza de quedarnos quietos (o muertos); de escondernos de la luz y actuar con sigilo y por las noches. De vez en cuando me desencanto. Sé que me veo mal en el paisaje. Mi color desentona, mi forma corta la línea del horizonte, mi risa es inoportuna. Soy porque estoy. Soy porque fastidio. Soy porque deseo no ser. *** Suelo dormir con la radio andando. No sé a qué razón obedece esto. Quizá a un componente hipnótico que tiene la música que gastan todo el tiempo y los comentarios trillados. En otro orden, en Trelew se han hecho costumbre los sabotajes a la red eléctrica. Ya perdí la cuenta pero en este par de meses, debo haber soportado unos diez apagones. Cortos, digamos, de tres o cuatro horas, pero apagones al fin. Algún día de esta semana se confabularon mis sueños, la radio y los saboteadores. Estaba yo en lo mejor del amor con Madonna, que no es de mi devoción, debo aclarar, pero lo cierto es que ni en sueños esquivo a los convites femeninos. En eso volvió la luz y con ella un rocanrrol tronaba en la radio. Parece que a Madonna no le gustó la intromisión y se fue volando como vino. *** En ocasiones agarro mi lapicera y dejo que fluya la tinta en forma de letras sobre el papel a la helter skelter. Acaso a esas formas del capricho y renuncia a la voluntad les debo que me guste sentarme a escribir. Resulta seductor emprender la tarea filológica de reconstruir mi vida desde esas anotaciones enredadas, hechas buscando un punto de escape. Y allá, dondequiera que sea que me escape, me encuentro.  
viernes, noviembre 07, 2003
  Un blog nuevo a ver que tal? Es de Néstor. Ojalá perdure en el entusiasmo. *** -Buenas. -Sí?. -¿Qué cigarrillos tenés por un peso?. -A ver... Derby... -Bueh, dame. Y así me fui pitando mi Derby que es lo más parecido a no fumar nada. Me sentí solo como cuando alguna vez fui acompañado de alguna mujer intrascendente. De esas que no sirven ni para estorbar. Qué feo, no? Estar y que no se note ni por el rechazo que somos capaces de producir. Y me fui por la vereda angosta, de cara al sur y en busca de la lista de ofertas. Buen fin de semana para todos, especialmente para la Licenciada Salomone y el Ingeniero Davies.  
  Morite de nuevo, Heidegger. - La modernidad nos ha condenado a ser objetos y mucho me temo que objeto de consumo. Nos agotamos con el primer uso y el reciclaje no siempre nos favorece. Desde hace no mucho conozco un sujeto de esos que pretenden concitar las miradas en las fiestas. Las miradas ya que no las oídas porque ciertamente pretende hacerlo valiéndose de una insospechable capacidad de ejercer la ignorancia. Y no tengo nada contra los ignorantes porque me enrolo entre ellos. Lo malo de un ignorante es que se crea ilustrado, librepensador e incluso un incomprendido. Hace unos meses atrás comentaba en una dependencia de mi trabajo predestinada a la charla, la cocina, claro, acerca de la simpatía que me provocaba el ideario del Partido Demócrata Progresista, asociación civil desconocida de este lado del mundo. En particular, su líder, Lisandro de la Torre, me causaba una sensación que mezclaba la admiración con el espanto, horizonte que están muy lejos de alcanzar los políticos de mi tiempo. Este sujeto sólo atinó a responder que cualquiera que se suicida es un cagón. Faltó que se interesara por las señales previas había dado, porque como todos sabemos, un suicida siempre da señales en clave que son pedidos de ayuda, que me dijera que seguramente habrá preferido la noche del domingo para pegarse el tiro. Eso que dan en llamar sentido común ha hecho mella en él, de manera tal que uno puede, con un simple comentario, desanudar sus extrapolaciones, plagadas de obviedades y yerros. Me enteré que lo han trasladado a otra oficina. El responsable de esa oficina se quejaba de que no le habían comprado muebles nuevos así que le pusieron este escritorio parlante. Heidegger se reiría. A mí me dan ganas de llorar. Si tenemos en cuenta que las cosas ya no son nuestras sino que nosotros somos propiedad de las cosas, el futuro es más triste aun.  
  El diario de mañana. - En la Patagonia los habitantes han hecho su carne de sucesivos abandonos. Los incendios forestales flagelan los bosques, los suculentos cruceros nos deparan muelles que contaminan el azul del mar, el viento conspira contra las faldas de las mujeres y la sequía contra la profusión de los jardines. Cada vez hay más tránsito de contramano o tal vez nosotros seamos los equivocados. El petróleo, el carbón y el oro nos han contaminado con banderas de extraños colores. La visita de jefes de gobierno encoge los glaciares. Las truchas huyen de los visitantes que hablan las lenguas de Babel. Y el español es de enseñanza obligatoria en las escuelas. Nada será como lo hemos conocido. Algún diario de la prensa digital informará que la meseta es territorio ajeno mientras en la radio un jingle de propaganda declame las bondades de la hamburguesa en la noche de halloween.  
  LA FRASE DE HOY ¿Será el hombre un error de dios o dios un error del hombre? Friederich Nietzsche.  
jueves, noviembre 06, 2003
  Elogio de la curva. - La vida moderna nos ha sometido a las rectas. Rectas son las formas de los edificios, calles, las puertas, las ventanas, las hojas en las que escribo, las conductas que se consideran deseables. En cambio curvas son algunas de las bondades de la naturaleza. Y cuando digo esto pienso en la forma de los labios amados, la cúpula celestial, el agua del arroyo en el que jugaba cuando era un chiquillo. Las curvas se dicen peligrosa. No estoy seguro de que eso sea cierto pero son un atajo contra lo previsible, la agenda, los reglamentos. Si es curva la tierra en que nos toca vivir me preguntó por qué queremos enderezarla. De dónde proviene el embustero afán de controlar la naturaleza, a qué espíritu debemos culpar por la reja y pretensión de la supremacía de la ley.  
  LA LECTURA DE HOY Los dioses me concedieron el favor de que les pidiese algo. “¿Qué quieres?”, me dijo Mercurio. “¿Quieres juventud, bellEza, poder, una larga vida, la más hermosa de todas las muchachas u otra cualquiera de las mil maravillas que tenemos guardada en nuestra buhonería?. ¡Escoge, pero solamente una cosa!. Yo dije: “Venerables contemporáneos, ésta es la cosa elegida: que siempre tenga la risa de mi parte”. Ni si quiera uno de los dioses contestó una palabra, al revés: todos se echaron a reír. Y de ello saqué la conclusión de que mis súplicas habían sido atendidas... Sören Kerkegaard  
martes, noviembre 04, 2003
  Primera medida de gobierno. - Artículo 1: Todas las controversias se resolverán siguiendo el principio "a cada uno lo suyo". Artículo 2: Derógase toda norma legal o reglamentaria que se oponga a la presente o la cercene o dificulte su aplicación. Artículo 3: De forma.  
  El interrogante Me he preguntado sin lograr respuesta: ¿las personas que asisten a talleres literarios, reciben al final de sus cursos un título que los habilita como parresiastas, escritores de best sellers, redactores de pasquines, de folletos, de guiones televisivos, manifiestos políticos? ¿O simplemente, como si fueran a una terapia grupal, al cabo de meses de clases y ejercitación les dan el alta? 
  Detrás está la gente. - Las calles están empapeladas pero no lucen emperifolladas como para una fiesta de guardar. Los candidatos nos castigan con el proselitismo dondequiera posemos nuestros ojos. Hasta que el tiempo erosione los empapelados no estará vedado comprobar la cartografía cruel de las manchas de humedad, el descuido de las pinturas, el envejecimiento de los moradores y su derrota fatal. Triste es saber que el rojo vivaz que reina en las paredes proclama renovaciones a perpetuidad. Los mismos nombres, casi las mismas caras, las mismas palabras huecas que recitan de memoria aconsejados por publicistas e ingenieros sociales. Me consuela saber que mi destino individual no tiene remedio y tampoco el de ninguno de los habitantes de estos pueblos. Sé que será su mérito, su fortuna, su constancia, su convicción y hasta su desganos los que forjarán la tierra en la que viviremos mañana. Sé que no será precisamente una estación tibia la que nos está esperando a la vuelta de la esquina, pero es preciso que diga que a nadie engañan esos ojos que se ven en los afiches mirando un futuro muy distinto que esto. A nadie embaucan, faltaba más; las muletillas calcadas. Venceremos y es lo único que cuenta.  
  LA SENTENCIA DE HOY Algunas personas ven la naturaleza como algo ridículo y deforme, pero para ellos no dirijo mi discurso; y aun algunos pocos no ven en la naturaleza nada en especial. Pero para los ojos de la persona de imaginación, la naturaleza es la imaginación misma. Así como un hombre es, ve. Así como el ojo es formado, así es como las potencias quedan establecidas. William Blake  
lunes, noviembre 03, 2003
  Silencio. - Puedo posar mi mirada en un punto cualquiera, tomar los colores que me rodean, uno a uno, como un orfebre. Puedo tomar la afilada pluma que hay en mi mente y dibujarte como si fuera un maestro. Puedo tomar la materia que tengo a mi alcance, y si cierro los ojos puedo moldearte como si fuera un topógrafo de las alturas. Puedo inclinar mi cabeza, elevar mi nariz hasta donde me sea posible y recrear la estela que dejas en el espacio cuando caminas. Pero no puedo, ay de mi desgracia, no puedo recuperar la textura de tu voz, la redondeada con la que solías anunciarte en las mañanas. Puedo imaginar que estás conmigo hasta que estos oídos palpan el vacío de mi alma.  
  EL DESAFÍO DE HOY El odio es un licor precioso, un veneno más caro que el de los Borgia, pues está hecho con nuestra sangre, nuestra salud, nuestro sueño ¡y dos tercios de nuestro amor!. ¡Hay que guardarlo avaramente! Charles Baudelaire  
domingo, noviembre 02, 2003
  Soy canalla y así me gusta ganar a mí.  
The compasses and the power chose the North. Perhaps for that reason always they will have to me in the South. Weblog de Jorge Mayer, Trelew, Patagonia.

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