Patagonian News
Madonna besó a Britney
y se conmocionó la red.
Yepéz les dedicó un bonito artículo.
Amelita nos premió subiendo el
video. Por mi parte dejé inaugurado otro
blogcito que va a contener links y menos trabajo que este. Y para no irme de la materia central recopilé un par de tonterías respecto del
beso.
De trenes.
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I Los ferrocarriles quieren renacer
Dice el diario:
Tras casi una década donde predominó la racionalización y el levantamiento de servicios, ahora el Gobierno impulsa —en forma experimental y provisoria— la rehabilitación de los trenes de pasajeros al interior... Ver la
nota.
Digo yo:
En tiempos idos en este país las vías del ferrocarril eran el lenguaje del progreso.
Si el país es un cuerpo, las medios para ir de un lugar a otro, de llevar comida, noticias, alegrías, los trenes –así como el resto de los medios de transporte- se constituyen en el torrente sanguíneo. Lo que les trasmite a los paisanos de los lugares recónditos la señal de que hay algo más allá de eso que ven todos los días.
Por eso, y porque durante bastante tiempo en que guió a nuestros gobierno el mandato del dios mercado (sustituto imperfecto del estado), me alegró leer en el diario la noticia de que intentarían resucitar muchas vías que hoy están muertas. Y si seguimos con la tonta -pero creo que apropiada- analogía del país como un cuerpo, deseo que no sea demasiado tarde ya. Que los pueblos que han agonizado durante estos años alrededor de una estación desierta recobren cierta primavera. Y es cierto que a la primavera la secundan los veranos y luego los inviernos. Pero no es menos cierto que después del invierno vuelve la primavera y eso nos tiene quedar esperanzas por más que hoy el viento amenace llevarnos con él.
II En la patagonia tenemos "La Trochita"
Este fantástico medio de transporte, el "Viejo Expreso Patagónico", conocido afectuosamente como "La Trochita", une las localidades de Ingeniero Jacobacci y Esquel sobre una vía férrea de trocha angosta, de tan solo 75 cms de ancho. Dada su estrecha trocha, el tamaño del tren en sí se corresponde con la menor dimensión su trocha, comparada con trenes tradicionales. Se trata de un tren a vapor, lo que atrae a admiradores, que llegan de todas partes del globo con la finalidad de darse el gusto de viajar en él. Su ramal tiene una longitud total, hasta Ing. Jacobacci, de 402 kilómetros y asciende hasta los 700 metros sobre el nivel del mar al llegar a Esquel. Su recorrido original tiene 626 curvas y un puente sobre el Río Chico (105 metros de luz entre apoyos) seguido de un tramo de túnel de 108 metros. En la inmensidad de la estepa patagónica, atraviesa los extensos territorios de Chubut, el trencito, de trocha súper económica, de 75 cm de ancho.
Con sus máquinas Baldwin y Henschel y vagones fabricados hacia 1922, luego de varios años de trazado y tendido de vías, llegan a la Patagonia hacia 1945, año en el que se realiza el viaje inaugural que llegara hasta Esquel.
Los pobladores de esa zona sólo cuentan con este medio de comunicación, sobre todo en invierno cuando la nieve corta las rutas y La Trochita es el único camino de salida: “puede que La Trochita tarde una eternidad, pero siempre llega”.
III Enlaces de interés
Una página más completísima con historia, fotos y esas cosas es
esta.
Desde lo turístico, incluyendo tarifarios les recomiendo esta
otra.
Los amigos del Trochita le escribieron un
libro.
Pero como la patria es grande y hay muchos otros paseos interesantes en otras latitudes, les recomiendo que revisen
los trenes turísticos en la Argentina.
Y en tren me voy a pasar un fin de semana lejos del blog. Pasenla lindo.
y las ideas que nacieron confusas
se van desperezando. ajenas al tiempo que miden los relojes crecen, se conocen, se amigan... y son un placer para los sentidos y el lenguajeque se hacen poca cosa.
las ideas suelen ejercer muy hábilmente la seducción. quién de nosotros no ha sido movido a alguna locura por culpa de alguna de estas forajidas. son la razón de mi polifatecismo, de mi poco apego a los horarios de colectivo, a las reuniones de consorcio. se llevan a las patadas con los reglamentos y las consejos de la moral. no se fijan en gastos pero siempre pago yo.
se parecen, en algunas cositas a los pibes de esta época. Una idea macho conoció a una idea hembra. la embarazó, se casaron hasta enamorarse perdidamente. juntas son una usina que pretende acabar conmigo a golpes de fatiga y maravilla. no puedo evitar ser recipiente de su olor a lluvia, a naturaleza nueva, a tempestad, a vida...
las ideas macho son rotundamente feas. supongo porque fueron creadas a imagen y semejanza de un dios no menos feo. en cambio las ideas hembra desandan los caminos de la belleza en haces que se multiplican, se fornican, explosionan.
las ideas macho son útiles. reparan la ilusiones rotas aunque a veces se demoren más de lo que su dios mezquino es capaz de esperarlas. en cambio a las ideas hembras no hay que esperarlas. hay que correr a su encuentro. las ideas útiles no son nada si no se emperifollan, sino se cercenan de las carcazas que las hacen poco amigables. y para eso son útiles las ideas hembra.
y ahora debo irme. están golpeando el cajón de mi escritorio unas ideas rubicundas deseosas de irse a dormir en el papel. sí. las ideas son vagas. y yo un poco también.
Anotaciones -de otros- sobre el tiempo.
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I
"
Sin una eternidad, sin un espejo delicado y secreto de lo que pasó por las almas, la historia universal es tiempo perdido, y en ella nuestra historia personal lo cual nos afantasma incómodamente. No basta con el disco gramofónico de Berliner o con el perspicuo cinematógrafo, meras imágenes de imágenes, ídolos de otros ídolos. La eternidad es una más copiosa invención. Es verdad que no es concebible, pero el humilde tiempo sucesivo tampoco lo es. Negar la eternidad, suponer la vasta aniquilación de los años cargados de ciudades, de ríos y de júbilos, no es menos increíble que imaginar su total salvamento."
Jorge Luis Borges
II
"
Paradójico, el tiempo, todo lo da y todo lo quita. Porque el reloj gobierna la rutina de los hombres, nada hay más objetivo que el tiempo, pero también nada hay más subjetivo que él cuando la espera lo paraliza y la emoción lo acelera. Nada más personal, nada más compartido. Nada más abundante, nada más escaso. El tiempo está en todas partes y en ninguna. Es la forma de ser y de no ser. El tiempo es puente, pero también abismo. Desechable, inmortal. La vida está hecha de tiempo, pero así mismo es una carrera contra el tiempo."
Julián Serna Arango (de Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia) escribiendo sobre Borges.
III
Varios
artículos sobre el tiempo en relación a la cultura, la filosofía y la ciencia.
Algunas anotaciones -mías- sobre el tiempo.
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I
Miro fijamente al reloj. Trato de intimidarlo pero el segundero sigue su marcha pálida. Los minutos no pasan, las horas…
Y sin embargo siento en el torrente que corre por mis venas como pasan años de mi tiempo, como dejo de ser joven y en rauda carrera me abandonan sucesivas primaveras y abriles, albas y crepúsculos, luces de sol, luces de luna.
Damocles le cedió su espada a
Cronos. El día será corto para mis trabajos. La noche me encontrará pensando en lo que no he podido hacer. Mi obra será omisión. Más tiempo perdido.
II
La hacienda divide sus ministerios en las materias que administra, pero no se creó ninguna Secretaría de Tiempo dónde reclamar por su escasez o gravar su abundancia.
III
La precisión abrumadora de los relojes no nos ha hecho más justos sino todo lo contrario: ha exacerbado nuestras viles ambiciones de posteridad, de trascendencia. O peor aun las ha trocado por el deseo de convertirlo en oro.
IV
En mi trabajo “
vendo tiempo de presencia” no productos ni resultados. De alguna manera he suicidado un cuarto de mi vida a cambio de un precio que no lo paga. No me da derecho a esperanza. Los sueños se escriben en papel de descarte. Hay que ser feliz con la promesa de promesas futuras.
V
Hay naciones, como la Argentina, que tienen fascinación por su pasado. Son lo que han sido. No proyectan. No se imaginan vivir un día más que el que están viviendo. De tanto verse en los espejos del tiempo que ya se les ha ido terminan pareciéndose cada vez más a si mismos. Pero esta no es una costumbre que pueda perdurar por los siglos. Las consecuentes erosiones de la molienda de los molinos del tiempo terminarán por condenarla.
Me atrevería a señalar, aun a riesgo de ser sometido a la acusación de demente, que el presente no existe. Ladrones y héroes vienen de una memoria que no guarda simetrías. Por eso no resulta extraño ver a dos sujetos de estos países ínfimos enfrascados en la absurda e inútil discusión que intenta delimitar el campo de sus antepasados entre héroes y ladrones.
(
PD para extranjeros: el tema de estos días es el eventual rejuicio -porque sólo acá no rige el principio del
non bis in idem- a delincuentes de la década del 70, mientras los edificios de los tribunales amenazan derrumbarse por los expedientes pendientes de resolución.)
VI
Me dicen que la música es una de las pocas cosas, por no decir la única, que sólo necesita tiempo, no espacio. Y más allá de la refutación obvia que consiste en señalar el espacio que ocupan los reproductores de sonidos, los instrumentos musicales, las orquestas, pienso que a veces la música, cierta y cierta poquísima música, es capaz de transportarnos a una dimensión en la que el tiempo no existe.
Apatías
I
hay días como el de hoy en el que uno siente morirse un poco más que en el resto de los días. no es difícil reconocer a estas jornadas: son lentas, parsimoniosas; invitan al sigilo y a la penumbra porque la luz del sol nos hace mal; las voces de la gente que nos rodea ya son murmullos que convocan al fastidio; la risa ajena se parece a un insulto y una mirada a los ojos se acerca demasiado a una declaración de hostilidad. es fácil identificar a los días como éste. apenas suena el despertador la víctima ya está pensando en el reparador descanso de la noche casi inminente; la presión sobre los ojos les hace añorar el llanto, pero los ojos están más secos que nunca. son los días del abandono: hasta la tristeza nos deja en banda. nunca estuve sentenciado a muerte pero me imagino que se parecen a la víspera de la ejecución. ya se ha bebido la cicuta fatal y la muerte avanza por nuestros miembros, los movimientos son cada vez más pesados. es un esfuerzo titánico el parpadeo. el deseo es ser nadie. o mejor ser alguno de los pájaros de allá afuera que al menos tienen el consuelo de una vida más corta. a pesar de la lluvia y la campaña proselitista de la asociación de los amigos de lo ajeno.
II
Y que podrá ser la vida sino es la sucesión de una maldita cosa tras la otra?, ha dicho alguien que he tenido la precaución de olvidar?
III
Lo bueno de estos días de asquerosa apatía es que uno, a veces emperador de si mismo, siente deseos copiosos de hacer catarsis. Y la vertiente catártica puede explotar en hechos de sangre dignos de los noticiarios que gustan mirar los argentinos, en particular las amas de casa. No es mi caso, porque ya he renunciado a la mayoría de las cosas a las que podía renunciar, pero otra gente sí puede darse el lujo de una redonda dimisión. Hay variantes infantiles: patear los tachos de basura, esconderle la comida al gato, mear los postes de la luz, tirarle piedrazos a los techos de chapa,...
Yo, que no encuentro ya mayores placeres en esos tópicos, comencé a escribir -a mano, eso sí, hasta que vuelva a poseer las bondades de una computadora- unos textos cuya idea me iluminó de manera abrupta: mis cartas en tiempos de presidiario. es decir, no hay mucho que hacer más que desempolvar viejos textos que nunca vieron la claridad de unos ojos más solventes que los míos, hilvanar historias, dejarse naufragar entre ideas confusas, todas oscuras, todas miserables.
No se perdió todo hoy. Aun queda el mañana.
Miro los charcos y
no encuentro tu cara. Hasta la lluvia se me empeña en decirme que estoy solo. Pero sé que alguna vez estuviste.
Y si no estuviste, de quién es la cara que me dibujan las manchas de humedad en la pared? Los refutadores me dicen que es la cañería del vecino, que cuando te lloro los ojos se me ponen azules por efecto de la luz, que tu voz no me libera de la claustrofobia, que si doy dos pasos en línea recta me doy la ñata contra la puerta. Mienten.
Es mentira que el eco sea una consecuencia de la falta de muebles. Es el vacío de haber estado y que ya no estés
Sé que estuviste porque me he sentido poco, me he sentido vencido. No te merecí. Pero es por eso que quise ser mejor. Los consejos que no escuché rebotan en mi cabeza. Si no existís te inventé. Junté migas de pan y mermelada, cenizas de cigarrillo y pelusa y de la penumbra nació la luz. Creció una mañana de todos colores y el mate tomo un sabor dulzón. Acaso sonreíste y el sol se sonrojó.
Tardé mucho en saber que soy esto que acá ves. Un reaccionario, boceto de escritor malo, una colección de lágrimas secas guardadas en un frasco que se rompió. Pero me estoy prometiendo sin solemnidades ser el tipo que viniste a buscar y se escondió.
Ese que es verdad en los sueños que suelo soñar.
María
me invita al círculo. Me dice:
Desear es tener.
Tener es sentir.
Sentir es sufrir.
Sufrir es crecer.
Crecer es saber.
Saber es poder.
Poder es querer.
Querer es desear.
La cara más visible
de los calendarios nos dice un nombre, un número, un mes. Nuestras mentes por esos impulsos que nos va dejando la costumbre vinculan de inmediato esas cifras a expectativas, a pesares, a aniversarios, a lamentaciones.
Si la cara del almanaque nos devuelve lo porvenir, ¿qué habrá en su reverso?: Podría fantasear con ver mi nombre y alguna reseña de lo que he hecho, pero no. A lo sumo estará el nombre de algún santo. Y la santidad se ha olvidado de estas soledades.
Llamando a Oliverio
Ambicionamos no plagiarnos ni a nosotros mismos, a ser siempre distintos, a renovarnos en cada poema, pero a medida que se acumulan y forman nuestra escueta o frondosa producción, debemos reconocer que a lo largo de nuestra existencia hemos escrito un solo y único poema.
Sí. Como en toda imitación de la vida o de la naturaleza, según quiera verse, acabamos por componer el rompecabezas, y a pesar de la multiplicidad que nos seduce cuando somos jóvenes, trágicamente somos una sola cosa.
Aspiramos a ser lo que auténticamente somos, pero a medida que creemos lograrlo, nos invade el hartazgo de lo que realmente somos.
El lugar que queremos para nosotros será siempre otro. Este nos estrangula. Pone demasiado en evidencia lo poco o nada que somos.
La poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre el verdadero poeta.
Amar es echar de menos. Queremos la poesía porque nos sabemos poco y queremos ser más. Dichosos los ojos capaces de encontrarla dondequiera que esté.
Aunque ellos mismos lo ignoren, ningún creador escribe para los otros, ni para sí mismo, ni mucho menos para satisfacer un anhelo de creación, sino porque no puede dejar de escribir.
Eso responde a una pregunta que se me cayó en alguno de mis papeles. ¿Para quién escribo? Para nadie. Cumplo inexorablemente con mi papel de engranaje de una máquina que no alcanzo a comprender.
Con la poesía sucede lo mismo que con las mujeres: llega un momento en que la única actitud respetuosa consiste en levantarles la pollera.
Pero tiene que ser “
el” momento, sino se va todo al cuerno.
El cemento armado nos proporciona una satisfacción semejante a la de pasarnos la mano por la cara, después de habernos afeitado.
En efecto. Quizá se deba a que hemos cercenado una parte de la vida que creíamos nos estorbaba.
Entre otras... ¡la más irreductible disidencia ortográfica! Ellos: padecen todavía la superstición de las Mayúsculas. Nosotros: Hace tiempo que escribimos: cultura, arte, ciencia, moral y, sobre todo y ante todo, poesía.
dios, estado, revolución. Puros fetiches.
No hay crítico comparable al cajón de nuestro escritorio.
Nuestro cajón es el purgatorio, la antesala del infierno. Las hojas redimibles están sobre el escritorio, maculadas de ceniza y migas de pan.
Las frases de Oscar Wilde no necesitan red. ¡Lástima que al realizar sus más arriesgadas acrobacias, nos dejen la incertidumbre de su sexo!
Quizá a falta de la ambigüedad esas acrobacias serían sólo malabares de payaso.
como puedo enseñar a escribir a mis alumnos de 3º año.
Ah! que buena pregunta, querida profesora. ¿Sabe qué? Haciendo que lean. Páginas mucho mejor escritas que éstas, por supuesto. Pero si le sirve de consuelo yo también aprendo a escribir. Y como soy un poco exhibicionista lo hago en línea. Que me mire todo el mundo mientras me lavo los dientes, descargo broncas, jadeos, nimiedades; mientras juego y los demás me toman en serio y si me pongo circunspecto y me toman para el churrete. Sí, ya ve que esto es muy entretenido.
Si lo pienso mejor no puedo evitar decirle que
Google no será el mejor consejero para sus afanes. A veces me da por pensar que se trata de un muchachito que hace travesuras. Sino cómo se explica que yo responda, tarde y mal –como hago siempre- a algo que Ud. no ha de tenido la paciencia de esperar. Cómo hago yo para discernir sino es la broma de algún conocido pícaro. Qué habrá pensado el buscador que yo tenía para ofrecerle más que mis dudas.
No me mire así, llévese este paquetito de dudas. El moño se lo debo para una visita próxima, que espero no demore.
Disculpen los que
anduvieron buscando cosas nuevas de mí este fin de semana. Los virus me volvieron loco. Y ahora si llego a postear algo es desde máquina de locutorio, por lo que ruego que perdonen la pésima calidad de los textos tipeados en un teclado poco amigable.
Es lunes y encima hace un frío como pocos de este invierno al que ya le quedan sólo un par de meses. La primera hora en mi oficina la dedico a la cultura blog, casi siempre. Excepto en días como en el de hoy en que la máquina no quería iniciarse. Que logrado el milagroso arranque, no tarda en informar que no tiene ni el windows cargado. Bah!. NO voy a destilar más veneno. Debo haber perdido la mitad de mi biblioteca digital, que llevo meses armando. Esto es peor que un incendio. No veo ni las huellas de la destrucción, no me duele nada, no hay hollín ni olor. Esto es tremendo.
Encima me aburro...
Vengo al locutorio y veo que tengo varios comentarios que ni puedo leer. Y si me voy a acostar...?
Los Altares, el Gran cañón del río Chubut.
Un explorador
de la web me encontró.
Lamentablemente no lo hizo por alguna virtud o vicio que me complazca. Lo trajo
Google después de que él o ella le preguntara qué hacer
cuando una amiga duda de ti.
No tengo mucho para decirle. Es más: creo que se habrá ido defraudado (o más probablemente defraudada), por mí y por el resto de internet. Pero de mi cosecha personal sé que si alguien duda de mí es que en realidad me cree (o me quiere, que es casi lo mismo). Si no duda de mí es que tristemente ha llegado a una convicción que me preocupa.
Cuentan los patagónicos de fe
que la burocracia ha hecho estragos por estos pagos.
Hace poco me refirieron la historia, quizá mítica del puente de Rawson, la ciudad capital de la provincia de Chubut.
Medio siglo atrás, en algún despacho oficial circulaba el pliego de especificaciones para la construcción de un puente levadizo para unir cierto par de márgenes.
El diseño era perfecto; los materiales, de lo mejor para la época. No me resulta difícil ver a los ingenieros, con sus ojos llenos de várices, dibujando a lápiz los planos. Lo que no era demasiado claro, quizá por demasiado obvio, era la ubicación. La casilla decía: “
R, Ch.”.
Que pena enorme que el puente levadizo sobre nuestro río fuera el que correspondía a “
Resistencia, Chaco” y no a “
Rawson, Chubut”. Que lástima que el río no sea navegable. Al menos tendríamos cada tanto una buena excusa para ver como el puente que une, por un rato desune, para dejar paso a algún barquito.
Y pensar que un concesionario japonés se hubiera suicidado…
En Argentina hay una realidad subterránea
que ocurre, paradójicamente, a flor de tierra en lo que el centralismo de Buenos Aires ha dado en llamar el
Interior, aunque no se ha esclarecido nunca el alcance de esta expresión.
¿Podemos considerar a este país un recipiente? La imagino como un jarrón de fino cristal. En el
interior, estamos los argentinos de tierradentro. El
exterior sería el resto de los países, el “
concierto de las naciones”, como decía cierto Presidente. [Cada vez que repetía la muletilla de que Argentina estaba activando mecanismos para reingresar al concierto de las naciones yo me figuraba que nos habían desalojado de la butaca por no haber abonado el correspondiente boleto]. Los habitantes de Buenos Aires no podrían ser menos que el fino cristal.
Para las partículas de ese fino cristal es lo mismo Chaco que Chubut. Después de todo, tienen la misma inicial. Quedan igual de lejos. Se parecen sospechosamente a la nada.
Sobre blog y literatura,
otro hallazgo del archivo de
Daniel es este bonito enlace a un articulo de
Heriberto Yépez.
La bicicleta blanca me aterraba.
Mis miedos han sido y son tantos que puedo darme el lujo de clasificarlos. A un catálogo de miedos niños podría sumar algunas canciones a las que temí mucho antes de entenderles la letra.
Una de las que recuerdo con más cariño es La bicicleta blanca de Horacio Ferrer. Con el tiempo, ya perdida la inocencia, he incurrido en esos frugales saberes que me dicen que es una bonita pieza.
Lo viste. Seguro que vos también, alguna vez, lo viste: te hablo de ese eterno ciclista solo, tan solo, que repecha las calles por la noche./ Usa las botamangas del pantalón bien metidas en las medias y una boina calzada hasta las orejas, ¿te fijaste? Nadie sabe, no, de dónde cuernos viene, jamás se le conoce a dónde diablos va. /De todos modos, si lo vieras pasar, miralo con mucho Amor: puede que sea, otra vez...
El flaco que tenía la bicicleta blanca;/ silbando una polkita cruzaba la ciudad. /Sus ruedas, daban pena: tan chicas y cuadradas/ ¡que el pobre se enredaba la barba en el pedal!
Llevaba, de manubrio, los cuernos de una cabra./ Atrás, en un carrito, cargaba un pez y un pan. /Jadeando a lo pichicho, trepaba las barrancas,/ y él mismo se animaba, gritando al pedalear.
"¡Dale, Dios!... ¡Dale, Dios!.../¡Meté, flaquito corazón!/ Vos sabés que ganar/ no está en llegar sino en seguir..."
Todos, mientras tanto, en las veredas,/ revolcándonos de risa/ ¡lo aplaudimos a morir!/ y él, con unos ojos de novela, /saludaba, agradecía, /y sabía repetir: / "¡Dale, Dios!... ¡Dale, Dios!.../ ¡Dale con todo, Dale, Dios!..."
Pero cierta noche, su horrible bicicleta con acoplado entró a sembrar una enorme cola fosforescente. ¡Increíble!: los pungas devolvían las billeteras en los colectivos; los poderosos terminaban con el hambre; los ovnis nos revelaban el misterio de la Paz; el Intendente, en persona, rellenaba los pozos de la calle, y hasta yo, pibe, yo que soy las penas, lloré de alegría bailando bajo esa luz la polka del ciclista.
Después, no sé, ¡te juro!, por qué siniestra rabia,/ no sé por qué lo hicimos ¡lo hicimos sin querer!,/ al flaco, ¡pobre flaco!, de asalto y por la espalda,/ su bicicleta blanca le entramos a romper.
Le dimos como en bolsa, si asco, duro, en grande:/ la hicimos mil pedazos... Y, al fin, yo vi que él,/ mordiéndose la barba, gritó: "¡Que yo los salve!..."/ Miró su bicicleta, sonrió, se fue de a pie.
(Mi viejo Flaco Nuestro que andabas en la Tierra: ¿Cómo te olvidaste que no somos ángeles sino hombres y mujeres?)
Flaco,/ no te quedes triste,/ todo no fue inútil,/ no pierdas la fe.../ en un cometa con pedales/ ¡dale que te dale!/ yo sé que has de volver...
Horacio Ferrer
(2 de junio de 1933) es poeta, letrista, músico, recitador, difusor y además me ayudó a entender la belleza inexplicable de la murga. Podés ver más de él en
TodoTango.
El molino de Trevelin
La historia de Trevelin comienza cuando a mediados del siglo XIX el gobierno argentino hizo una "invitación" a todo aquel pueblo europeo que quisiera poblar la Patagonia, ya que los intentos de conquistar el desierto se volvían cada vez más difíciles.
La respuesta fue que el 28 de julio de 1865, un grupo de 153 inmigrantes galeses de distintos oficios (chacareros, mineros, carpinteros, etc.) arribaron a las costas de Puerto Madryn a bordo del buque "
Mimosa".
Debieron sortear numerosas dificultades, ya que provenían de tierras húmedas como las de Gales, y debieron adaptarse a la aridez y la lucha contra el viento patagónico.
Con las Comunidades Tehuelches establecieron una buena relación a través del trueque y la mutua colaboración y los denominaban “hermanos del desierto”.
Intercambiaron con ellos conocimientos ya que los indígenas eran expertos cazadores, hábiles para encontrar agua y vivir de la tierra, y los galeses construían hornos de barro para hacer el pan y la producción de manteca.
Siguiendo las descripciones del territorio hecha por los tehuelches, en 1883, John D. Evans, con Richard Davies, John Hughes y John Parry se internaron en busca de oro. En el recorrido fueron emboscados por araucanos de la tribu del cacique Foyel que venían huyendo de la persecución del ejército de Roca, los confunden con espías y logran dar muerte a Davies, Hugehs y Parry. Evans se salva y herido logra escapar con su caballo Malacara, quien realizando proezas como saltar un barranco de 4 metros, salva a su dueño milagrosamente de la muerte.
El lugar se conoce hoy como "
Valle de los Mártires", en donde posteriormente Evans erigió un monumento en memoria de sus compañeros caídos.
En 1885 arriba el primer molino harinero, de no muy buen resultado por su pequeño tamaño, para instalarse en 1891 el primer molino de Rhys Thomas siguiéndole luego los de John Daniel Evans, Martín Undewood y muchos otros más.
En 1896 se instala un molino con mayor capacidad operativa y en 1902 la zona entra en litigio con el reclamo que instala la república de Chile.
El 30 de abril de ese año se reunió en la Escuela N° 18 la Comisión de Límites. Sir Thomas Holdicsh era el árbitro inglés, y los representantes de ambos gobiernos eran el perito Francisco P. Moreno por la Argentina, y el Dr. Balmaceda por Chile. Cuando el árbitro inglés preguntó a los habitantes del lugar bajo qué bandera deseaban vivir, la decisión de los galeses fue
unánime. Ese día Argentina ganó definitivamente 360.000 hectáreas de territorio.
En 1916 se instaló la primera red telefónica en la Colonia, y en 1918 se formó una sociedad encabezada por el mismo Evans entre otros, que compró un molino con capacidad para moler 600 kilogramos de harina por día. Este molino canalizó, durante mucho tiempo, el acopio, procesado y comercialización de la producción cerealera de la región, y fue alrededor de éste que creció TREVELIN.
El mismo año se firmó el pacto de DOLBRWYNOG, creando la primera sociedad de fomento para fundar el pueblo sobre la margen izquierda del río Percey, dejando el nombre de Colonia 16 de octubre para pasar a llamarse
TREVELIN (del galés TRE - pueblo-, VELIN -molino).
En 1949 el gobierno de Perón, declaró zona "
no triguera" a la provincia de Chubut, lo que obligó a los productores a volcarse a la ganadería, y marcó la decadencia de la actividad del molino.
Hoy pueden visitarse sus instalaciones, en donde se instaló el
Museo, atesorando los elementos que utilizaron estos pioneros en su vida y actividades diarias.
Texto extraido de
Interpatagonia.
De lecturas y escrituras
sigo hablando. Me levanté de nuevo pensando en lecturas y escrituras. Y para colmo me encuentro con el muy grato comentario del amigo
Daniel que me obliga a repensar lo escrito, que resulta lo más interesante de la práctica bloguera.
Sé que escribo poco y mal. O al menos disto de satisfacer mis expectativas. Debo tener algunos atenuantes, pero son todas excusas. Para el caso es lo mismo tener las razones más valederas que las peor inventadas. Lo escrito, escrito está y lo que no, se lo lleva el viento a un recóndito lugar del que nunca habrá de volver.
Mi blog es un pobre archivo de premisas mayoritariamente erróneas, lo sé, que me sirve para ejercitar los dedos y el pensamiento.
Bioy decía que escribir diarios ablandaba la mano. Quizá nos saque de encima el tonito solemne que nos suele atacar cuando queremos “
escribir en serio”. Eso, más el valioso aporte de intuir la presencia de otros seres que tienen intereses afines y nos saludan con sus fervorosos rezongos que son el premio al pequeño esfuerzo cotidiano de colgar algo.
Dice por ahí Cortazar
que él leía con marcador en la mano, para ir resaltando lo que mereciera su interés. Y me gustó. No porque yo sea de esos que se permitan profanar los libros con las incorporaciones de la propia cosecha. Más bien porque también decía que uno remarca los textos en que se encuentra. Por eso ha de ser que todos distinguiríamos diferentes frases, o palabras, y con diferentes colores, trazos, y quizá alguno se atreviera a hacer anotaciones al margen. Alejandro Dolina, entre sus habituales exageraciones –que no por ese carácter dejan de ser un buen disparador– postuló alguna vez la existencia de una literatura del subrayado.
Y aun más, pensé en lo interesante que podría ser analizar la evolución de la propia lectura. Así como Poe se arriesgó a mostrar desnuda su metodología de la composición en El cuervo, lindo sería poder grabar las sensaciones, los énfasis, las modulaciones que percibimos en su lectura en diferentes épocas. Sería una manera de conocernos, aunque como todo descubrimiento tiene su costado tenebroso. Todos queremos la verdad, pero no sé si somos capaces de soportarla, más cuando se trata de nosotros mismos. “
Conócete a ti mismo” decía Sócrates. Lo veo como un imperativo interesante a la luz de tanto descubrimiento que por ahí nos hace más cómoda la vida pero nos aleja cada vez mas de nosotros mismos. No quisiera ser tan simplista, pero a quien cuernos puede interesarle irle a Marte quedándonos vedadas tantas provincias de nosotros mismos.
En ese sentido es útil el comentario de Daniel: nos dejamos llevar por lo atractivo, lo extraño, lo “
cuánto más lejos mejor” que sé de algún modo se nos ha colado a fuerza de soportar lo que se conoce como “
progreso”. Y es cierto que, a la luz de lo dicho hasta acá, escribir con la ayuda de un procesador de textos o a mano sobre una servilleta de un bar es esencialmente lo mismo. Peor aun, el que atisba algún cambio de sustancia está demasiado preocupado en la forma antes que en el mensaje.
Mi búsqueda
estaba orientada en otro sentido. Quizá por alguna llamado desde el mundo de los sueños me puse a cavilar sobre eso de escribir con las dos manos –como hacemos hoy– en vez de con una, como en otras épocas.
Y me dio por creer que ha llegado el buen tiempo en que nos decidamos a ser cuerpo y alma, corazón y cerebro, fe y razón. Si los escribas de hoy tienen esa chance de valerse de más recursos físicos a la hora de sus profanaciones, bien podría ser que deban ser los mensajeros de una nueva humanidad, que deba valerse de hombres en sentido cabal, capaces de usar todos los recursos que están a su alcance.
Siguiendo por el camino de la
incoherencia, y acaso influido por los acontecimientos trágicos de estas horas digo:
El imperio romano de este tiempo no tardará en denotar sus grietas. Se derrumbará y de sus despojos nacerán otros reinos, que lucharán entre sí por cumplir el sueño del hombre bestia: dominar el mundo. Dominarlo para qué? Eso no es una pregunta de fácil respuesta. En rigor, estoy convencido de que no tiene respuesta. El mal que está en puja permanente con el bien que llevamos dentro no nos deja ver más allá. Queremos ser hoy y mañana y más y mejores y a costa de la sangre y el petróleo que hagan falta hoy, como la savia y el uranio que pudieren hacer falta pasado mañana queremos vencer y someter a la humillación a nuestro adversario. Creemos en un mundo que vamos a refundar, un mundo nuevo, pero reventando a los mandamases de turno. No pensamos, -pero ni un poquito, eh? -, que si pasado mañana nosotros fuéramos los mandamases, habría ñatos como nosotros hoy, con deseos de venganza, los que podrían ser justificados. Que, al cabo, nos chuparían la sangre,
pero por solo capricho…
La glorieta
La clásica foto de Trelew, el
Kiosco Del Centenario, la "glorieta" que identifica a la plaza y a la ciudad toda, ubicada en el centro de la Plaza Independencia.
El lago Mascardi
El lago Mascardi tiene una forma similar a la de una herradura. En su extremo occidental recibe las aguas del río Manso superior, su principal afluente, que nace en los glaciares del cerro Tronador y es engrosado antes de llegar al lago por el aporte de numerosas corrientes menores. En su extremo oriental desemboca el arroyo Fresco, de cierta importancia. Varios arroyos y torrentes pequeños descargan sus aguas por todo el perímetro del lago y por el sudoeste recibe los derrames del lago Guillelmo. La cuenca esta totalmente incluida en el Parque Nacional Nahuel Huapi.
Más información en
1,
2 y
3.
El primer libro que leí
en mi vida fue “Dos años de vacaciones” de Julio Verne. No fue una elección mía sino más bien una casualidad. Crecí en un hogar que no se parecía a una biblioteca. Mi padre no toleraba que lo único que se me ocurriera gratificante fueran libros y más libros. Pero no esos aburridos de la escuela, de historia, de geografía o de “ciencias elementales básicas”. Me gustaba eso de meterse en vidas ajenas, de vivir en aventuras mucho más interesantes que las que se podían vivir en el barrio.
Inevitablemente de este lado del mundo, a poco de andar uno tropieza con el Nuevo Testamento, su prosa decantada por los tiempos y la mano de los laboriosos monjes copistas del siglo IV, sus contradicciones. De todos modos, no deja de ser un interesante material, aunque más no sea como curiosidad literaria.
Después tengo una especie de laguna mental. Sí recuerdo que a los 14 años cuando me rateaba (me hacía la rabona, en riguroso porteño), me iba a la Biblioteca Manuel Novillo, la única de mi pueblo. Ahí si. Enormes libros de geografía, La invención de Morel, Todos los fuegos el fuego, Ficciones. Digamos que tuve la mala suerte de darme con estos muchachos así nomás, de primera. Y eso tiene algo malo. Por comparación todos los demás, o casi todos, o una gran parte para ser más exacto –perdón la vaguedad- parecen berretas, malas copias, aprendices demasiado influenciados.
Con la inocencia perdida empecé por los latrocinios. Fueron varios pero el que recuerdo más gratamente es Vargas Llosa. También uno Kant, Descartes…
Cuando tuve plata para comprarme libros, no supe por donde agarrar. Quizá por eso Borges y Cortazar fueron obligatorios. Nietzsche esa curiosidad que genera a alguien de sangre alemana como yo el saber que el genocidio puede tener sustento filosófico, Dostoievsky, Bradbury. De ese tiempo Rayuela es “el” libro: primero no lo entendí, una segunda lectura me trajo la pena por lo irreparable, la tercera la absurda belleza de lo idiota y mucho me temo que las lecturas sucesivas terminen por explicarme qué es la vida, qué es el alma, a qué juega dios cuando yo estoy borracho…
Entre los que me regalaron nunca me voy a olvidar de Saramago. Quizá esa prosa tan limpia no sea otra cosa que la imagen de las manos que me abrieron ese mundo. Y pude ser uno más que se censó en Belén y después me entregué a la epidemia de la ceguera blanca.
Las bibliotecas de mis amigos me ayudaron bastante. Sino hubiera tardado un poco más en darme cuenta de la existencia de señores como Wilde, Baudelaire, Poe, Wells, Chesterton. Un cantante andaluz me metió en la cabeza el repiqueteo del soneto.
Internet me deparó lo más variado: Kippling, Kafka, Camus, James, Rimbaud, Voltaire, Bierce, Unamuno, Felisberto.
Si el amigo Borges dibujó una pequeña pantalla en la cual conocer el mundo, quizá haya estado pensando en algo como esto. Una fascinante imitación del mundo. Lástima que para que sea más vívida uno necesite banda ancha y en la Patagonia todas las bandas sean flacas. Y lástima que por ningún lado está Tomasito De Quincey en castellano.
Pese a ser un mecanógrafo de pésima categoría,
la computadora solucionó uno de los mayores problemas: la edición de los textos. Mi caligrafía es ciertamente lamentable. Mi capacidad de organizador de archivos no es mucho mejor.
No sé cuál de esos defectos conspira más efectivamente contra el aprendiz de escriba. Todo se hubiera arreglado con la contratación de una secretaria pero el derecho laboral argentino tiene demasiados privilegios para el trabajador, aunque en la praxis parezca exactamente lo contrario.
Leía que Chesterton le dictaba a su secretaría los textos que compiló en su biografía de Santo Tomás de Aquino y, en principio, me pareció raro. No sabía que los escritores podían tener una. Ni siquiera podía imaginarme las funciones que cumpliera. Lo observé más bien desde lo chocante que me resulta pensar que el escritor no sienta en los dedos las letras que dibuja. Acaso sea la necesidad de la imagen táctil, o la de complementar el esfuerzo mental con una pequeña brega manual. No desconozco que el ejercicio de contar así como el de reflexionar se ejerce mucho mejor de manera oral. Más aun, es un desafío muy fuerte el intentar llegar a los demás con la sola herramienta de la palabra escrita prescindiendo de los elementos tan inherentes al uso de la voz como son su color, sus tonos, sus inflexiones, sus pausas.
Los textos hablan por sí mismos. Son las mismas letras, las mismas palabras, la misma afortunada combinación de tinta y papel. Pero llevan consigo un mensaje cuya lectura va mutando con el paso del tiempo, con la evolución de la cultura y de los múltiples factores que determinan el entorno. Entonces, ¿importa tener datos para aproximarse al génesis de la obra?. Me refiero al instinto voyeur de pretender descorrer el velo del alma del artista, viendo el crecimiento del texto a través de una caligrafía, de las marcas de la composición, de la imaginería dada por el lugar en el que fue escrito…
Y los tiempos han cambiado. Los escritores del futuro ya no tendrán manuscritos. Quizá podamos imaginar, no sin algo de optimismo, que se atesoren hojas impresas llenas de tachaduras y anotaciones laterales a manera de primera versión de un texto. Pero nos estaremos perdiendo una etapa, creo que nada despreciable, en el nacimiento y crecimiento de una obra.
No tengo datos sobre lo que digo, pero nada me permite dudar de que cada vez se escribe menos con lapicera. Es por cierto muy tentador el conjunto de ventajas que ofrecen los procesadores de textos. Pero, creo que hay otra cosa. Antes, cuando se escribía a lapicera, el escriba usaba activamente en la operación una sola mano. Por estadística diríamos la derecha. Hoy, aun para los pésimos mecanógrafos, es más fácil escribir con las dos antes que con una. Quizá sea una señal de la necesidad de superar un sesgo que han tenido las letras que se han escrito. Aunque aun no me ha sido revelado a dónde quiere llevarnos esa superación.
Tal vez haya sido
un intento de conquistar algún corazón femenino, una carta garrapateada a las apuradas bajo la agresiva luz de mi cuarto. Pero me parece que más me gustó que el intento haya resultado vano.
Quizá la culpa la tenga mi profesora de Literatura de tercer año que fue la primera en alentarme a que suelte las amarras del cartón.
Si lo analizo desde el punto de vista hedonista: desconfío de las noches con alto grado de alcoholemia pero también de las largas temporadas de abstinencia; desconfío de las caricias de las mujeres de manos grandes, pero aumenta mi temor su ausencia; sospecho de los libros que he leído pero se ensancha mi sospecha si pienso en los libros a los que no les conozco ni las tapas.
Podría culpar a la envidia a los escritores que probaron las mieles del éxito y no morirán nunca. Pero siempre me han gustado más los perdedores, los que escapan de las luminarias, los fracasados.
¿A quién culpar por la fantasía de escribir y que otros me lean?
Una anotación más sobre los travestis
TRAVESTISMO
La primera sorpresa de quien busca este término en un diccionario, es que lo encuentra en la sección de medicina, subsección de psiquiatría. El origen del término es carnavalero. La Espasa, anterior a esta catalogación (ed. de 1928), trae sólo el término travestido, da. Indica que viene del italiano travestito, y le asigna el significado de "disfrazado o encubierto con un traje que hace que se desconozca al sujeto que usa de él". Es, en efecto, un sinónimo de disfrazado, que hemos preferido reservar para referirnos a la utilización de este recurso para parecer (y para sentirse) del otro sexo.
Para ver el artículo completo, puede consultarse en
El almanaque.
Y finalmente, mientras espero
que se haga la hora de tomarme el colectivo, me han nacido unas repentinas ganas de escribir acerca de las lesbianas, ya que la blogósfera amiga últimamente se ha preocupado de los amores equivocados.
Sin abrir juicios de valor, y siendo consciente de mi absoluta ignorancia, les dejo algunos de los resultados de mi corta y poco pretenciosa investigación.Una aproximación geográfica nos lleva a la isla de Lesbos, en la lejana Grecia.
El cronista nos informa lo siguiente:
LESBOS
Isla situada al este de Grecia, en el mar Egeo. Se encuentra cerca de la costa turca (al oeste de Esmirna, actual Ýzmir), a la entrada del golfo de Edremit. Lesbos fue un importante centro cultural de la antigua Grecia, especialmente en los siglos VII y VI a.C., cuando vivieron la poetisa Safo y el poeta Alceo. Más tarde, Lesbos formó parte del Imperio otomano, pero se anexionó a Grecia en 1913 tras la derrota de los turcos en las guerras balcánicas. A Lesbos también se le da el nombre de Mitilene, la ciudad más importante de la isla. El pico más alto es el Olimpo (Áyios Ilías), cuya altitud es de 968 m. La extensión de la isla es de 1.637 km cuadrados. Los principales productos son las aceitunas, el aceite de oliva, los higos y el trigo. También hay curtidurías y fábricas de jabón.
De Lesbos era oriunda una mujer singular, la poetisa
Safo:
Safo vivió hace unos 2.500 años. En su Lesbos natal fundó una academia —consagrada a la diosa Afrodita— para mujeres, que le ganó el odio de su época y la gloria de la historia. Se conserva poco de su obra poética, pero queda el testimonio de Platón, que la llamó "la décima musa". El apodo alude, de alguna manera, al renombre de que gozó esta poetiza dentro del mundo griego.
Su pretendida homosexualidad, puesta en duda por la crítica moderna, determinó el sentido semántico del calificativo de "
lesbiana". Su poesía, erótica y delicadamente carnal, es una de las expresiones más sorprendentes de la Grecia preclásica.
Ha quedado para siempre este verso que los invito a que lo escandan como prefieran:
Yo no sé que hacer. Hay dos almas en mí.
Para ver más
>>> .
Acerca de
los nombres de la homosexualidad escribió
Rafael Freda:
"En el transcurso de la segunda mitad del siglo XX comenzó a esbozarse un rudimentario principio de articulación comunitaria de homosexuales, que fue ahogado por la oleada de globalización. Como reflejo se fue armando un vocabulario cuya evolución retrata o prefigura la historia. Hoy tiene contenidos imprecisos, innovaciones excesivas y categorías incoherentes, sistemas de pensamiento implícito conflictivos y resonancias emocionales destempladas...
(...)
"Junto a la palabra homosexual aparece como moda redundante la palabra gay. Ambas se usan como sinónimos, aunque gay evoca la identidad sociocultural de las personas homosexuales desde la revuelta de Stonewall en 1969. En Argentina la usaban homosexuales de ambos sexos, sin indicar necesariamente que adscribieran a la subcultura gay, afincada en Argentina en pequeños círculos a partir de 1983.
La palabra lesbiana se impuso como su femenino a medida que el reclamo feminista de auto-designación entró en las mujeres homosexuales."
Y, finalmente, el comentario psicoanalítico que no podía faltar a cargo de José R. Assandri y un fragmento de su artículo “Los sexos del psicoanálisis“
"Nos parece natural que haya dos sexos. Y cualquiera que en esta sala objetara esa naturaleza de dos sexos corre el riesgo de quedar fuera de la sala. Voy a correr ese riesgo afirmando desde el comienzo que esos dos sexos son una invención bastante reciente si consideramos la historia de la humanidad, por ejemplo, desde su cuna griega. Hay dos sexos desde el siglo XVIII, y no es mucho tiempo un par de siglos en la historia." Para ver más...
>>> .
Dedicado a mi amigo
Diego que confía demasiado en mi erudición mínima y errónea.
El nombre de Lesbia para referirse a la sexualidad entre mujeres es un legado de la obra de Cátulo quién llamó así a la mujer a la que amó de manera no correspondida.. Aporte de Daniel. ." Para ver más...
>>> .
Cerrando la semana
les informo que estaré ausente hasta el día martes -como todos los fines de semana largos en los que mi billetera no está vacía-. Nadie me extrañe. Dejen sus comentarios, sugerencias, rezongos, como siempre, que pese a que dice que no hay comentarios, algunos hay pese a los trastornos que me ocasiona
Enetation.
Lindo fin de semana para todos!
Me voy para arriba.
Al menos saqué el banner. Y todo gracias al
Pelotero del Toro por su efectivo consejo.
Shh
Les cuento a los que viven lejos de acá: en la Patagonia estamos casi como vinimos. No tenemos fábricas ni autopistas que hagan demasiado ruido.
Así es que a uno no tardan en afectarle los insistentes ruidos –porque me parece alevoso llamarle sonidos– que provocan las bocinas de los autos, los teléfonos móviles, las discotecas, las alarmas. Debe ser el notorio contraste entre la tierra deshabitada
En estos días he perdido las horas vespertinas de mi siesta a causa del bendito plomero que vino a destruirme toda la casa. Empezando por su
paz.
¿Vendrán algún día los plomeros con silenciador? Ya es bastante el daño que hacen rompiendo paredes e instalaciones accesorias. Ya es demasiada la mugre que dejan por todos los rincones. Yo que no soy demasiado amigo de la higiene me la paso limpiando la suciedad que al otro día volverá a dejar.
Pero no me quiero ir del tema que me convoca.
¿Cuándo recuperaremos el silencio perdido? Ese silencio que le da más intensidad a los colores, más profundidad a los pensamientos, más alcance a la fantasía. ¿Cuándo estará de nuevo entre nosotros el silencio que reclama la presencia de las voces amadas?. ¿Hasta cuando habrá que huir de los apuros y de los miedos de la gente que nos atosiga?
Un poco de paz. Eso solo.
Nada que la comunidad bloquera desconozca.
Si.
El gran diario argentino me dice que ya no puedo vivir sin esto.
Como servicio a la comunidad, detallo a continuación
En un principio, muchas universidades formaban un ingeniero polivalente respondiendo un poco a una etimología que quería identificar al término ingeniero con el hombre de ingenio o ingenioso, el hombre de las construcciones y los mecanismos. Ese hombre polivalente tanto podía calcular una estructura como planear o administrar una industria.
Esto es para el pobre que ayer entro buscando una etimología de la palabra ingeniero. Juro que he buscado en vano ofrecer algo más que esto.
Cuando despierte de este sueño
volveré a ser un ratón.
Nací y crecí en un país de miga de pan. Pero hoy saben lo qué es el hambre.
Pan y circo fue el lema en tiempos idos. Hoy, a falta de pan, sólo es circo.
La sangre culpable es poca para tanto odio. Los dictadores de antaño han muerto ya. El olvido los convirtió en fantasmas cada vez más difusos, hasta que por fin desaparecieron
Entonces, en cruel simulacro de simulacro, los ratones montan una obra de teatro en la que participan actores que se inmolan. Desean ganarse un lugar en el Reino del Queso.
Salen al ruedo con máscaras del tirano depuesto y su corte. Se someten a la fatídica persecución por el gato, que al cabo los alcanzará y jugará con sus pedazos. De nuevo el maula juega con los míseros. Los sacrificados y los que miran. Todos son el pasatiempo.
Colma el Coliseo Ratón una multitud ruidosa para ver el espectáculo. Se los ve felices. Entonan cánticos de guerra. Por un rato creen que la soberanía es de ellos. Gozan.
Sé que todo es una mentira. Una realidad inventada por los déspotas de hoy para pasar mejor el rato que nos toca. Quizá sólo sea la última tregua. Pero me siento morir por derrumbe cuando veo las sonrisas muertas de los que no han tenido dientes.
Mientras tanto sigo soñando que soy un hombre que escribe hojas que se lleva el viento. Pero cuando la mañana me convoque a la ceremonia cotidiana, el sueño me abandonará y volverá a la almohada de miga de pan.
Mi tercer post resucita
de entre el polvillo y vence a la tiranía de los caracteres indomables.
Todo sea para suplir la falta de inspiración.
BAJO EL POLVO
En la Patagonia hay un pueblo perdido que bajo su suelo alberga el yacimiento ferrífero más grande del continente. Escapa a mis frugales conocimientos el saber si era aceptable la relación entre los costos y beneficios de la explotación, o la calidad del producto.
En una burbuja de precioso cristal ese suelo cobijó durante más de un par de décadas la ilusión de muchos aventureros que se atrevieron a hacer un alto en la travesía por estos desiertos.
Del socavón de la mina va a salir la Revolución Productiva fue la promesa electoral del candidato en campaña. Su aspecto campechano, su fisonomía mínima, su pasado tras algunas rejas fronterizas durante la dictadura le parecieron a los pobres buena plataforma electoral. Y como los pobres son muchos ganó.
Nunca hubo revolución productiva, ni retorno de la cultura del trabajo.
Los que eran mineros se transformaron en burgueses que hicieron de su indemnización, o lo que es lo mismo decir de ocho horas diarias de los últimos veinte años de su vida, en flamantes automóviles, kioscos con fotocopiadora, pequeños éxodos –nunca heroicos como el jujeño del 23 de agosto–.
A nadie se le ocurrió fomentar el asociativismo. Nadie pensó en las millonadas que en un cuarto de siglo invirtió el estado, otrora generoso chupasangre –no como ahora que es chupasangre a secas–.
Cuando uno se mira al espejo y descubre su primera arruga, nadie piensa en lo vivido. Más diáfano, más simple es la preocupación por la juventud que nos abandona. Y así, o más o menos así, el polvo fue dándole forma al pueblito fantasma.
El yacimiento ferrífero, fantasía de algún militar con ansias de gobernar una nación en armas, se convirtió en un paseo turístico.
Las callecitas del pueblo, las casas desvencijadas como un pantalón raído por el tiempo y el viento, siempre el viento, son una postal de la Argentina derrumbada que supimos conseguir.
Cuando era un chico me costaba aceptar que de los dolores salían las experiencias que nos hacían más fuertes, más heridamente sabios. Hoy sólo sé que la vida se escribe con tinta indeleble. Por eso es bueno recordar para no repetir. No sea cosa que vuelvan a azotarnos los mismos verdugos.
Allá, a lo lejos, está el horizonte. Un día de estos podríamos de dejar de dar volteretas inconducentes, de dar golpes de efecto y encararlo de una buena vez por todas.
Leo en mi correo electrónico
“RAYUEL-O-MATIC
“El Proyecto Patafísico Rayuel-o-matic Digital Universal, cuyo
objetivo era, como todos saben (o deberían saber), reproducir Rayuela
a la escala del www, está listo. Es decir que podrán leer el libro
los que quieran, cuando quieran, como quieran, si es que quieren.
El sitio está funcionando desde el 7 de Diciembre de 2001, por lo
tanto tiene casi 1 año y 8 meses de existencia. Alrededor de 56
personas, organizaciones o publicaciones enviaron o mantienen en sus
sitios uno o más capítulos, otras no hicieron más que preguntar
cuándo iba a estar terminado. Les pedimos a quienes subieron
capítulos que enlacen con el siguiente (bueh, los que subieron
pregúntenme si no entienden a qué me refiero).
“La url del proyecto es:
http://espanol.geocities.com/rayuel_o_matic/”
Hombre versus Mujer.
Los ecos de la nota anterior sobre travestis andan resonando en extrañas latitudes. Quizá por eso deba formular una aclaración.
Acaso el deseo de pureza, o la costumbre demasiado arraigada de los compartimientos estancos han puesto de manifiesto la natural diferencia entre hombre y mujer, el sano antagonismo que une (aunque quede mejor decir separa) a os géneros.
Debo confesarme machista sin hesitaciones.
Y no debo soslayar que ya he señalado en este foro que me preocupa la tendencia femenina de estos tiempos, ese deseo a veces velado, otras explícito, de tener el mismo destino de los hombres. Me refiero a la intención de ocupar espacios destacados entre los que profesan las artes y las ciencias, aludo esa necesidad del éxito como se lo concibe en estos días. En otras palabras, la nota característica es el deseo de independencia, entendida ésta como la capacidad de hacer cosas, de
consumir, y yendo más lejos aun, el ánimo de
autorrealización por separado.
Hay manifestaciones estéticas como el uso de cabellos cortos o de pantalones. Pero las hay más graves como esa moda de desprecio a la vocación maternal, a las faenas domésticas. Tal vez eso se traduzca, cada vez más, en el cuestionable criterio que ve a la familia como
estorbo a la carrera individual, algo poco funcional, y conforme al mandato de la hora, desechable sin más.
Hace unos días, mencionaba yo ese pesar de ser mitad de algo, esa sensación de despojo de la mitad de mi destino, el sentimiento de una carencia casi insanable. Eso no es más que el reverso de la moneda. Hombre y mujer como creadores de un ser más íntegro, más pleno, superador de estas miserias.
Me pregunto si en estos párrafos inconexos no estoy repitiendo la misma idea: hombre como motor del mundo; mujer como reposo, tregua. Me pregunto si ahora está mal que persista la dicotomía que prescribe que las mujeres deben vivir para los hombres, mientras los hombres mueren por ellas.
No desconozco que se multiplicarán las quejas. En particular las referidas a la igualdad o equivalencia de los géneros. Ya sé que me van a decir que hay muchas mujeres que han hecho grandes proezas para la Humanidad. No ignoro eso. Sólo me limito a apuntar que hay muchas otras que, anónimamente, han cimentado la gloria de otros tantos hombres. Y eso, aunque esté lejos de las luces de neón, lejos de las primeras planas de los diarios, lejos de la arbitraria consideración pública, eso, no me parece un destino menor.
Disculpen
al cruel y oportuno resfrío que me ha marginado de la blogósfera un par de días.
Un saludo cordial a los visitantes viejos y nuevos. Y el lunes me tendrán de nuevo.
Se viene
fandermole reaload o bien,
lo que queda de fandermole, que quizá no sea para despreciar.
Los travestis
parece que se han puesto de moda.
En algún momento les tenía que tocar. En este tiempo de vértigos hay un tiempo para cada especie. Es sólo cuestión de paciencia. Pasaron las canchas de paddle, los videoclubs; las promotoras agraciadas nos vendieron a precio vil medicina prepaga, teléfonos celulares, televisión satelital. Hubo una época de pizza y champan. Pero después derogamos la Ley de Say y nos dedicamos al trueque. A su vez, este no tardó en irse cuando caímos en la cuenta de que somos demasiado ladrones como para regresar a la economía de le edad de la inocencia.
Y a nadie extrañe que acaparen la atención de los multimedios en la próxima temporada, en este orden y a saber: los perros San Bernardo, la sandía con vino, las minifaldas para hombre, las bitácoras de escribidores patagónicos, los programas de
Tinelly (sé que así no se escribe pero es cool hacerse el desentendido) en formato DVD para mirar por la licuadora...
Pero siguiendo con los travestis y la TV, hace poco pude ver el grotesco de un simulacro de coito de alquiler entre un
travesti y un abuelo de unos ochenta años.
No tengo nada contra los hombres que se visten de mujer. Peor son los que se visten de hombres y carecen de la indispensable hombría para bancarse pensar lo que dicen y decir lo que piensan.
Lo que me fastidia es la cantidad de travestidos que hay en todos los ámbitos.
Hablo de los progresistas de hoy que colaboraron con la dictadura de anteayer, hablo de los periodistas que se jactan de la objetividad cuando su único mérito posible es precisamente lo contrario. Hablo de los carniceros vegetarianos, de los curas que abusan de menores, de los maestros que se comen las “s”, de los médicos que se automedican, los apologistas de Marx que conducen Mercedes Benz y funden bancos. Me refiero a las abuelas que se parecen sospechosamente a lobos, a los que prometen el oro y nos traen al morocho que trabaja para Hadad…
Si. Hablo de los traidores que no se animan a decirlo.
Vísperas de todo.
Y claro: es año de
definiciones. En rigor de verdad debiera decirse, es año de
postergaciones, porque como deben definirse algunos temas importantes, hasta que no se esclarezcan esos suspendemos otros. Y no me extrañaría que estos, a su vez, tengan otros temas subordinados.
Incluso este hoy podría ser un buen punto de partida si supiéramos a dónde vamos. Pero no, a quién se le ocurre pensar en estrategias que sean distintas a intentar ganar en la mesa
84 de Necochea.
Siempre fui petiso.
Y cuando era niño le pregunté cientos de veces a mi padre, cuándo sería grande.
“
Mañana vas a ser grande”, me decía él, de modo tan poco escrupuloso como lacónico.
Naturalmente que deseaba el estirón salvador que me llevara mas allá del metro setenta. Pero no, lo que yo deseaba era tener esas libertades que en aquel entonces me parecían tan ajenas
Y la vida me llevo por muchos lados. Más de los que él se hubiera imaginado, menos de los que yo quisiera para mí.
Conocí mares, montañas, virtudes, vicios, mujeres, alcoholes, desengaños, trompadas en la nariz, palmadas en el hombro, zancadillas, abrazos, acuerpos, ausencias. Aprendí, me olvidé, enseñé y seguí fallando.
Pero un día supe ser traidor y en ese instante, en ese preciso instante, me dieron ganas de ir a colgarme del cuello de mi viejo como antes a contarle la buena nueva. Papá, ahora
sí soy grande. Y lo peor es que no estoy arrepentido!
Hasta mañana,
pensé mientras apagaba la última luz. No más música. El reloj presto a sonar a las cinco y veinticinco, pero…
Los ángeles con sus caras luminosas y pasos de murga me invitaban a que deje el reposo.
No, che. Mañana trabajo. Hoy dame paz. Estudié como un salame todo el día.
–Dale, que te cuesta. Fumate un faso, relajate que sos una contractura que camina.
–No insistas. Mañana viene el plomero. No voy a poder dormir la siesta. Dejá de ser turro un rato. Dale que encima la acidez me está matando. Sos testigo…
–No hay caso. Todo hay que explicarte a vos. No resignes tu tiempo que es poco –dijo uno y poniendo la voz del Daniel Toro que me aterraba cuando era niño cantó:
Dios (
N. del R: quizá sea prudente usar en este lugar el nombre del ser amado)
Esta no che cenaremos juntos
No tardes tanto que la vida apura
No tiene tiempo y partirá a la una…
–Ganale la batalla a la muerte. Vienen por vos. ¿Qué clase de conspirador sos vos que el enemigo puede agarrarte durmiendo?
Y no pude hacer nada. Tuve que levantarme. De todos modos con ese barullo no hubiera podido dormir. Calavera no chilla diria mi santa madre. Además…
Observación: el texto se interrumpe de manera abrupta.
Carta del insomne
Al
Sr.
Secretario de Orden y Salubridad Pública
de la Provincia del Chubut
Me dirijo a Ud. en virtud de la Resolución 056/03 SOySP que me obliga a presentar un memorándum con la explicación clara y circunstanciada de las razones de mi ausencia al lugar de trabajo en el día de la fecha.
En orden a los términos del artículo 2ª de la normativa predicha paso y digo:
Estimadísimo jefecito:
Perdone la letra. Me duelen los ojos. Quizá el certificado médico que justifique mi falta sea de un oftalmólogo.
Pero más allá de eso, simplemente me quedé dormido. No ha de ser tan grave. Pero creo que puedo explicarlo.
Por más que haya intentado levantarme a un horario decente, la tarea me resultó vana. Corrí el colectivo y no lo alcancé. Pero por poco. Más le digo: creo que el chofer vio mis señas desesperadas, pero andaría con el día masculino. O tal vez recordó que le debo el peso con cincuenta que le pedí fiado el mes pasado. Bueno, eso ya es terreno de conjetura.
Lo cierto, mi estimado (amigo, podría decir) jefe, es que espero que no se moleste por mi ausencia. Hagamos de cuenta que a media mañana viene el plomero. Tengo que estar presente. No sé si es muy de confianza. Imagínese si me encuentra la plata: que me avise!. El rastrillaje que realicé en el día de ayer apenas me alcanzó para un Philip de diez.
Ya sé el gesto que está haciendo al leer esto. Pero le prometo que para el día de cobro llevo masas finas.
Gírense copia de los presentes actuados al Organismo Sectorial de Personal
En la ciudad de Rawson, 6 de agosto de 2003
SUR.
Hoy de nuevo es junio, o es agosto?.
Hoy hace mas frío que nunca. Son dos inviernos superpuestos los que me afligen: el uno, el de afuera, el que cala los huesos de todos los burócratas; el otro ya lleva mucho tiempo, es un poco más viejo que yo y lo llevo conmigo a todas partes. Ha perdido la costumbre de acometer esas tormentas que no dejan nada en pie. Ahora es un invierno moderado y paciente que carcome aun siendo todo severidad.
(Recién leía a Bioy que también detestaba los primeros poemas de Borges. Habrá alguna línea de este diario que pudiera gustarle?)
En un principio el Sur sólo eran tres letras.
Después nos dimos cuenta que el poder siempre se siente más cómodo en el norte.
Y en Buenos Aires, que es casi lo mismo que el país, idearon una larga calle, quizá la más larga del mundo, quizá significativa por su capacidad de desunir.
Victoria Ocampo, la celadora de los intelectuales de hace mas de medio siglo, bautizó Sur a la revista que albergó la más alta poesía y el más cruel sentimiento gorila.
Borges, cuando se hizo Dahlmann, para darse una muerte digna buscó el sur.
El sur es mi sangre. Es derrota. Ese pesar.
Siempre relegado, quizá por propia elección, esquivando los primeros planos, los planos. Después el sur es ese viento helado, ese sabor a mundo que se acaba. Esa idea del Negro que dice que somos los únicos que nos damos cuenta de que el mundo se muere.
La brújula eligió el norte. A nosotros nos eligió el sur. Nos curtió la piel y su viento nos partió los labios. Nos dio poca leña y nos hizo desconfiados. Nos dio la nieve, una diosa que reina y nos deja ciegos. Nos dio murallas. El río colorado, la cordillera de los andes (o de los antes?), el mar más grande del mundo, algunos pocos valles… los lagos más azules, las últimas reservas de agua del planeta que se muere, los últimos cielos limpios, una tierra que acaso no esté hecha del polvo de nuestros soldados muertos.
Aunque he visto pasar los tanques por la ruta vecina a mi casa en 1982 no sabemos bien que es la guerra. Pero es difícil olvidar esos grandes apagones. Papá poniendo frazadas en las ventanas. Y yo crecí sabiendo que en esa oscuridad los ingleses hubieran visto hasta la luz de un cigarrillo. Los pibes soñábamos con el vigor del Pucará y nos entusiasmábamos con la percusión agresiva de la necesaria marchita.
No vimos a nuestros muertos.
Hoy nos dan pena los ex combatientes cuando desfilan en sillas de ruedas o con muletas, o sólo gordos pero tristes. Las Malvinas íbamos a perderlas de cualquier manera. Lo malo es sentir la otra derrota, la de la indiferencia cuando no el desprecio.
Así somos, así crecimos.
Esos odios nos alimentan.
Y a quien pueden importarle?
Si el mundo perecerá cuando se apaguen estos ojos…
¿cómo no sucumbir ante las Margaritas Gauthier que andan sueltas por ahí?.
Si somos tan frágiles, tan limitados que con un soplido pueden llevarnos muy lejos de acá; Si la vida feliz no puede durar mas que un pestañeo, cómo no someternos ante esa deliciosa debilidad que nos provee la enfermedad, el exceso, la repetida humillación?
Si los placeres que nos ofrenda la divinidad no son otra cosa que el buen alimento que le dan a los cerdos antes de sacrificarlos, cómo no celebrar esos destellos, esas imposturas mínimas?
Si un día no seremos más que polvo, cubrámonos de polvo de antemano, hagámosle un corte de manga a ese orden de cosas injusto, a los rituales de la costumbre, a la vigilia.
Yo no creía en los ángeles
hasta que me usurparon el ropero. No podría decir cuántos son. Quizá un número entre cinco y seis que no es ni cinco ni seis. Sé que no alcanzo a explicarme, pero sigo. Son petisos, bastante feos, a un tiempo verdes y anaranjados.
Sé quien me hizo esta bromita. Y también sé que lo hizo por mi bien. Sí, si. Vos. La de rulos.
Con cualquier excusa vino a visitarme, trajo un bolso enorme, aprovechó una distracción mía y los dejó por ahí.
Son simpáticos. Me ayudan en las tareas domésticas, me piden que estudie, que escriba, que fume menos y coma más carbohidratos. Con un chasquido de dedos pueden quitarme el hambre, la modorra.
No pienso en echarlos aunque soy un solitario. Creo que tampoco puedo hacerlo. Y quien sabe si un día de estos no son ellos los que me echan a mi.
Su vida es juego
. Viven haciéndome bromas de mal gusto. El otro día le sacaron la pila al reloj despertador y me despertó la furiosa luz del sol. Llegué como tres horas tarde al trabajo y no sé que inventé como excusa. Creo que algo sobre el insomnio y la ingesta de paraísos artificiales.
En ocasiones, los odio. Me han hecho quedar muy mal con mis amigos. Recientemente vinieron a visitarme un par de ellos, a charlar un poco de la vida y esas cosas. En eso uno de los enanos, el más orejudo, al que ya le hice la cruz, me tocó la pantorrilla como al descuido. Y comprobé por la mirilla que en realidad se trataba de un par de agentes recaudadores de impuestos. Y los saqué cagando, como corresponde. De este lado del mundo conocemos gran variedad de insultos porque una vez por semana hay que expulsar de la vecindad a los testigos de jehová que merodean, pero historias de ese tipo se las cuento otro día.
Estuve dos días pensando excusas sensatas y no se me ocurrió nada. El orejudo se reía mucho de mi. Contales, nadie te lo va a creer, me decía y sus carcajadas se multiplicaban por el eco. Es que tengo pocos muebles.
Es una suerte…
que aun queden cosas capaces de sorprendernos. Lo digo porque la convivencia no me ha deparado una rutina milagrera, sino que a cada rato me topo con esas picardías ingeniosas que me reconfortan.
Puedo echarles la culpa de las cosas buenas que me pasan, nobleza obliga.
Hace un rato, por dar sólo un ejemplo, el mas inquieto, el de flequillo me dictó estos párrafos que ustedes leen ahora. Estoy seguro de haber estado sucio, barbudo y despeinado. Pero después de componer estos apuntes como él me mandó, fui al baño y al verme descubrí que estaba impecablemente afeitado y peinado. Pero lo increíble es que tenía la corbata color ladrillo que di por perdida hace años y la camisa que usé cuando me dieron el título de la escuela secundaria. Eso sí: no pregunten como habrá hecho para entrarme.
Todo tiene un precio
. Lo sé. El tipo del espejo tenía los ojos ligeramente azules, como me pasa a mí después de llorar. Ahí entendí todo: el flequilludo cargó el cartucho de la lapicera con lágrimas mías.
Estos tipos me van a volver loco…
Yo también soy un ángel
. No debo ser muy eficiente porque sólo me convocan para misiones especiales o interinatos.
Cuando tengo una cita me calzo los zapatos de gamuza y ellos me llevan a cumplir con el deber. Que suerte que viniste, estaba pensando en vos. Eso me dicen y me sorprendo de el afecto que me prodigan, incluso personas a las que ni siquiera creo conocer.
Me llevo muy mal con el mundo de la materia y en mi casa soy incapaz de cambiar una lamparita pero en estos casos me vuelvo un ser pleno. Domino todas las artes, ciencias y oficios. Hago trabajitos de plomería que si me viera mamá se daría cuenta de la impostura.
Pero disfruto más cuando me toca ser gurú. Es deliciosa la sensación de que los dioses hablen por esta boca y llegar con el consejo oportuno a quien lo requiera. Como un espejismo del más allá siento en mis venas la pureza de los seres buenos. Pero como también soy un hombre mediocre no tardo en fastidiarme cuando me miran con los ojos grandes y me dicen que soy un sabio. Me dan ganas de deschavarme y escupirles la verdad. Yo no hago estas cosas, che, que te pensás. Es un trabajo como cualquier otro. Pero si quiebro ese encantamiento me confinarían a la Siberia angélica: un empleo público. Y eso sí que no lo soportaría.
Little wing
Mal y Bien.
Hombre y Mujer.
Cielo y Tierra
Fe y Razón.
Dios y Diablo.
Ideas y Realidad.
Sur y Norte.
Todas las dicotomías implican escisiones que suenan a desgarros; extremos, a veces nobles, otras obscenos. A veces la resignación nos invita a creer que esto es lo que hemos elegido, que somos torpes, niños que aprenden a vivir mientras se rompen las rodillas.
A todos nos alcanza el sesgo. Volamos con una sola ala. Pequeña ala.
A vos, tahúr dueño de la baraja que escribe mi destino, a vos te pido que me devuelvas el ala que me falta. Y hoy, justo hoy, me duele y me sangra.