Patagonian News
Las caderas de Molly Blomm.
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Debo estar loco o ansío dominar el mundo. Lo cierto es que me he puesto a recolectar información para leer ilustradamente el Ulises de Joyce si es que algún día cae en mis manos. Y después de la ecléctica recorrida lo único que saqué en claro es que me enamoré de las caderas de Molly Bloom, porque después de todo, aunque algún día domine el mundo, mi lado flaco seguirá siendo el mismo.
Realmente el monólogo de esta muchacha es increíble. Hasta tanto esté en condiciones de escribir algo digno me conformo con este pequeño saqueo que cometo la imprudencia de compartir con ustedes:
oh y la bombilla caliente del mate dulce quemándome como el Vesubio se va a devorar algún día a Nápoles y los grillos que marchaban en procesión debajo de mis ropas sí porque en la canción que se oía en la radio del auto de alquiler yo decía sí aunque las palabras eran una cascada torpe y pretendían mostrar una ruta mojón separando un barrio arrabalero de otro mañana y ayer tan distintos sí cuando rodaste en la escalera no imaginaste que ya te lo había escrito en una hoja de papel polvorienta que asonetaba en mi cajón y quise llorar pero me faltaban lágrimas porque no estaba triste y el cansancio derrumbó en la cama mi castillo y soñé sí que mi cabeza dormitaba contra tu pecho en tropel y supe que sí te encontré sí.
ahora que no duermo solo...
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Tiempo atrás, y cuando digo tiempo atrás quiero decir que hoy ya no es así o no quiero que sea así o no creo que sea así, me gustaba despertar monstruos dormidos. Hoy prefiero dormir con ellos.
I
La srta. X era un monstruo que dormía. Placer para pocos elegidos era el verla desgajada en su lecho, buscando ese ideal inasequible que es la perfecta posición para dormir. Y en su sueño soñaba con príncipes bohemios que primero la relojeaban temerosos, luego la convencían de las bondades del “staring at the sun” y finalmente la poseían como si fuera un ejemplar de la familia de los canélidos. Cuando la desperté se fue con un escribano.
II
Mi amigo W quería ser gurú de las comunicaciones. Fatigó por años las academias para recoger los saberes que deparan los cables de cobre y la fibra óptica. Pero un día cometí el pecado de descubrirle el mundo de los poetas. Lo condené a la infelicidad perpetua y, lo que es peor, ya no pudo dormir.
III
La Licenciada F era monoteísta. Adoraba por sobre todo lo que hay en este mundo y sus aledaños a Sigmund Freud. El día en que me conoció, en realidad el día de mi primera sesión en su consultorio, comenzó su crisis. Ya no dormitaba como era usual en los intervalos aburridos de los monólogos de los aspirantes a locos. Ya no pedía permiso para encender los Gitanes negros que, en adelante, no encontraron demasiada resistencia en los sahumerios que solían reinar en derredor del diván. Ayer me informaron que abandonó la profesión. Vendió hasta el retrato de su ex-dios y se mudó a Monte Hermoso, una pequeña villa balnearia que recibe por el sur el abrazo insistente del mar. Allí adora a un dios con forma de pomelo que por las tardes es bocado de neptuno y resucita de entre sus entrañas cada vez que amanece.
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“En cierto sentido lo que ocurre, (...), es que el escritor les da lo mejor de el o de ella a la máquina de escribir, al lector, y es probable que lo que quede después sea menos interesante. Cuando uno está ante la máquina de escribir está dando la expresión más plena de uno mismo. Es un momento muy íntimo esa relación entre lector y escritor, aunque no haya nadie ahí cuando uno está en su estudio con la máquina de escribir. Yo me doy cuenta de esa relación de intimidad, a veces mayor que la de dos amantes. Es un susurro en el oído, es un estar adentro de la piel, adentro del cráneo del lector, y a veces uno obtiene una respuesta, en forma de carta o mediante el conocimiento directo de los lectores. Pero la sensación de la persona que se ve, pero que está allá afuera, y responde... No digo que uno deba imaginar un lector, porque no creo que se pueda, a menos que uno esté escribiendo un tipo determinado de ficción. No creo que uno pueda tener a un lector particular en la mira. Sólo hay que escribir lo que le interesa a uno, escribirlo lo mejor que se pueda, y luego esperar que se acerquen los lectores, los lectores a los que les gusta ese tipo de cosas.”
Entrevista a Julian Barnes por Silvia Lemus en
Nexos.com.mx.
I
Si el amor es física y química, debe haber algún milagro alquímico que convenza a las mujeres reticentes.
II
No me gustan los animales. Detesto a los perros y sus olores. Pero debo confesar que me gusta la fealdad de algunos. Me refiero no a los defectos físicos sino a la desafortunada proporción, a la errónea distribución de colores, al pelaje reacio al tacto, al ladrido agudo. ¿Será la belleza un concepto circular? ¿Podrá ser lo feo hermoso? ¿Por qué a las vecinas les interesan el horror de las crónicas policiales?
III
Antes de entrar al kiosco a comprar alguna chuchería siempre controlo cuánta plata llevo encima. Antes de salir a tomar el colectivo miro treinta veces el reloj. Tres cuadras antes de mi casa chequeo si la llave sigue en mi bolsillo. El día que no lo haga paso un papelón el el kiosco, pierdo el colectivo y entro por la ventana.
IV
Hace más de un año que vivo sin documento de identidad. En Estados Unidos eso sería un indicio de libertad individual; acá implica que no puedo ejercer mis derechos políticos y el día que me quieran encanar encabezarán el acta con la lamentable expresión “
quien dice llamarse...”
V
Si mañana me para por la calle alguna encuestadora de minifalda y me pregunta cómo me imagino después de morir le voy a decir que en el infierno me recibirán mis amigos de la adolescencia, en coro borracho, desafinando
dancing queen. Tal vez estén con un guardia de rojo con un tenedor grande, que por prenderse en la canturria descuida el asado y se le quema.
VI
Si no consigo una buena página de etimología en internet la voy a tener que armar yo. Y no me hagan enojar que ando con resaca.
VII
Volví sobre mis apuntes viejos. En realidad estaban escritos en un cuaderno que hace mucho que no abro aunque declaro de mi propiedad. Estaba todo: los lugares comunes, la gramática confusa, el vocabulario limitado, la pretendida influencia de los maestros. Pero no pude reconocerme en lo propiamente escrito.
Pienso que, de escribir mi diario, debo contextualizarlo para que no parezca que vivo con alguien que no soy yo.
VIII
Encontré una carta que empecé a escribir en abril y nunca terminé (sí, eso tampoco). Me pregunto: ¿la empiezo de nuevo?, ¿la continúo como si nada hubiera pasado?, ¿escribo otra y la adjunto con la advertencia de que ya no soy el que era? ¿las cartas de amor están sometidas a las reglas civiles de la prescripción?
Pienso que, de seguir escribiendo cartas manuscritas, debo ser profesar la economía en cuanto a la extensión, el sometimiento a una regla de oro: “
No debo dispersarme” y que esto a Kafka no le pasaba. De última voy a dejar anotado que se queme todo, en particular las cartas no terminadas.
Vientísimo despierta al durmiente que se despierta adormilado y comprueba que a su lado nadie duerme ni dormita ni nada.
Abre los postigos y los ojos. Contempla el sol amagante. Siente el terremoto en las tripas y presume que ese desorden no es menor que el de su sabiola. Dice que se escapó de un sueño en el que lo acosaban las voces de mujeres de cabellos bermejos, que lo empujaban al abismo del confort con tarjeta de crédito. Resuena el eco de sus risas en los corredores de su cerebro laberíntico.
Por los postigos ve en cada persona una multitud. Dos tercios de esa multitud tiene hambre. Y más fuerte suenan las risas absurdas.
En la mesa de luz un cenicero con un cigarrillo fumado hasta la mitad y un boleto de colectivo. Hay un número que no es capicúa y una frase.
Vivirás larga vida si refrenas tu ira.
ESTADÍSTICA PURA
Si por cada uno que gana y hubiese un perdedor. Y si es cierto que no siempre se gana, los perdedores tendrían que ganar alguna vez.
Pero lo cierto es que por cada ganador hay una cantidad no determinada de perdedores y es por eso que, mis queridos amantes de la estadística, los perdedores como corporación ganan una vez cada muerte de obispo y la probabilidad de que un perdedor en particular gane es igual a la probabilidad de que muera una obispo dividida por la cantidad de perdedores que hay por cada uno que gana.
O sea, perdedor se nace.
No me hago ninguna ilusión.
UNA PREGUNTA
¿todavía hay que pensar un mundo mejor en términos de
Liberté, Egalité, Fraternité? ¿a nadie se le ocurrió nada mejor como utopía?
UN SALUDO
para el visitante número
1000 de mi blog. No creo que me encuentre presente cuando llegue ese momento como para obsequiarle algo y la verdad es que no entiendo muy bien como opera la generosidad en los tiempos de internet (encontrando algún javascript que opere debite de vuestras cuentas corrientes y me acrediten en la mía a razón de un cuarto de dólar cada uno?. Esto no lo tomen en serio, por favor).
De todos modos, el agradecimiento es para todos ustedes que se dan una vuelta y repasan las anotaciones de mi cuaderno. Realmente es muy estimulante para mí y les debo el hecho de escribir aunque sea un párrafo todos los días. Y siendo como soy, créanme que no es poca cosa.
allá lejos.
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(de mi cancionero ríspido)
bajo el influjo de los cerrojos a los que la distancia me teje,
dibujo mejor los ojos que le faltan a mi espejo
envuelto en esa carencia trabajo como orfebre el recuerdo que te forje
perplejo asisto a la vil liturgia que apenas me deja
contemplar como desespero, me desangro, me desgajo,
mataré al maestro que tradujo tu mano joven en recuerdo ajado
y si por ello mi hijo me culpa, no osaré revelar tu nombre, mi conjurada.
Escomoqueístas versus Tautologistas.
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UN COMBATE DESIGUAL
Hace unos años comprobé la dificultad que tenía mi hermana menor en completar una tarea del colegio. Se trataba, ni más ni menos, que de componer un diccionario, o menos pomposamente un glosario, en el que incluyera cien palabras, cualesquiera, sin restricciones, y sus respectivas definiciones.
Me pareció un ejercicio interesante ya que ponía en juego algo que se viene perdiendo de vista en la educación actual. Me refiero a la conceptualización, a la abstracción. Por caso, en la misma carpeta, observé como resolvía mecánicamente ecuaciones sin tener el punto de partida de una definición, que es como debiera ser en matemática.
Se han invertido los términos, y esta es la época en que, gracias a la pedagogía, hay que lograr que la escuela sea divertida y, como todos sabemos, las definiciones en abstracto son muy aburridas. Y las clases aburridas, de acuerdo a la concepción de estos engendros pedagógicos, podrían provocar un aumento del delito en los próximos años, al violentar a los ciudadanos en su etapa de formación (o deformación?).
Hoy dialogaba con un amigo que en vano intentaba explicarme la razón por la cual el hombre tiende a la poligamia. Yo creo saber perfectamente cuál es la razón pero me cuesta explicarla. Quizá se deba a que soy algo obsesivo por las definiciones redondas, sentenciosas (y hago mal, ya lo sé).
Pero era divertido escuchar cómo intentaba aproximarse a tientas, apelando a la clásica expresión “es como que”, basándose en ejemplos muchas veces inconexos entre sí, con lo cual, si uno es lo suficientemente perspicaz puede dar con un hilo conductor, pero de ninguna manera es posible arribar a un concepto claro, contundente, concluyente. Y todos terminamos por acostumbrarnos a eso.
Atendiendo a esa realidad que termina por absorbernos, creo que si no ponemos algo de resistencia dentro de poco tiempo todos perteneceremos al movimiento escomoqueista y ya nada será lo que es sino una metáfora, una aproximación, una bruma. Con esto podremos reducir el idioma del que nos valemos para la comunicación a cada vez menos palabras. Quizá esto enfatice la necesidad de desentrañar las relaciones de las que el hablante intenta valerse. Quizá esto termine por desmembrar lo suficiente el idioma como para generar que cada pequeña tribu pueda hablar a los gritos por la calle sin que los extraños puedan entenderla.
Hoy entró a mi oficina una compañera preguntando qué era un ticket dentro del universo de las normas fiscales sobre facturación. Seguramente esperaba que le dijeran “
viste las facturas Y, bueno, es como que un ticket es una factura Y pero sin el subtotal”. Pero la respuesta que recibió fue: "
un ticket es un ticket " y todos celebramos la ocurrencia. Es que últimamente las tautologías escasean.
LA VOZ
Sé que es increíble, pero ella dice
buen día y, de forma imprevista aunque inexorable, el chaparrón que se esconde tras Febo riega mi campo sediento. Será cierto lo que cantaba Sting y sus muchachos (
Every little thing she does it´s magic)?
Si yo tuviera esa aptitud convertiría el de hoy en un buen día para todos.
MÉTODO DE LECTURA (O DE DESLECTURA)
Dedicado a
Jimena.
No registro el momento en que empecé a actuar así. Puede ser que me haya hartado alguna vez de que dos y dos sigan siendo cuatro hoy y por toda(?) la eternidad; de que el sol siempre salga por el este y que la luna rutinariamente se asome cada veinticuatro horas y cincuenta y tres minutos–y todos creyendo que se trataba de una princesa en busca de príncipe azul, nada de eso: es sólo una burócrata impuntual–. No es para despreciar el aporte de Cortazar y su Rayuela en cuanto a vulnerar el vulgar concepto del orden de la lectura.
Lo cierto es que a mí me gusta empezar los libros por el final. Si el final me parece atractivo, pizpeo cómo empieza. Si persiste el interés, tomo algún capítulo del medio. En mi caso la intriga consiste en determinar cómo es que el narrador llega de un punto
x a otro
z pasando por un intermedio
y manteniendo la atención del lector. La linealidad a estas alturas me resulta bastante aburrida.
Debe ser el fantasma de Julio que trata de convencerme de que lea más de un libro más de un libro, alterando la secuencia de la lectura. Al cabo, siempre será
otro libro el que leamos desde que somos presa de esa erosión a las que nos sometemos los que vivimos.
Mujeres.
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MAÑANA
¿?
HOY
rubia.
rubia pero con sabor ácido. una carpeta negra en la mano. el viento que es traicionero desparrama sus papeles por la vereda. por derecha un señor entrado en años, acaso canoso. apura el paso en pretensión de galantería. en sentido contrario un joven, dueño de sí mismo pero no de su pensamiento. o sí de su pensamiento y no de su mirada. eso no lo sabrá nunca este cronista. mucho más cerca que el hombre añoso es la persona indicada para auxiliar a la rubia. pero gira su cabeza para no ver los papeles de la señorita y evitar la fatiga de agacharse. y ve venir con sorpresa la bamboleante pechuga de una agente de policía. señor. usted. el de campera verde. me va a tener que acompañar. pero ¿a donde?, perdón ¿por qué?. Porque este es el reino de los justos y una justicia cabal pena la omisiones. ¿Pero tengo yo que ser el primero?. Si, señor: no incurra en el pecado de los que hacen del reclamo su ley pero se contentan con la injusticia sólo por no recibir la primera pedrada.
ANTES
En las antiguas civilizaciones el rol erótico de la mujer era muy reducido respecto a la libertad de acción del hombre. La mujer se consideró como propiedad del patriarca de la familia y después como propiedad del marido.
Tras el matrimonio, la mujer era predestinada para concebir hijos y llevar a cabo las tareas cotidianas del hogar, sin embargo, al hombre se le permitían relaciones con concubinas o prostitutas.
En la
Antigua Grecia, la actitud del hombre, en general, se reflejaba en las palabras de Demóstenes (Grecia, 384 - 322 a. C.) : "
Mantenemos amantes para el placer, concubinas (hetairas), para que se ocupen de nosotros y esposas para concebir hijos legítimos y se ocupen de las tareas de casa". Según el historiador griego Jenofonte (430 - 354 a.C.), la mujer debía realizar todas las tareas de casa y estar dispuesta al menos tres veces al mes para mantener relaciones sexuales con su marido, hasta que le diera un heredero legítimo.
En la
Antigua Roma las familias acaudaladas adquirieron villas en la entonces de moda POMPEYA (Siglo I), la cual fue destruida por la erupción del Vesubio. Los murales encontrados entre las ruinas nos desvelan no solamente algunos de los pasatiempos eróticos de aquella época, sino la importancia artística del erotismo en la cultura de la antigua Roma y la primacía del hombre. El emperador Augusto (27 a.C. - 14 d.C.) dictó una ley en la que un padre podía matar a su hija si la descubría cometiendo adulterio. La ley dictaba la permisividad de matar también a su amante adultero..
En el
Antiguo Egipto se permitía que los hombres tuvieran otras esposas o concubinas. La mujer egipcia tuvo una ventaja frente a otras civilizaciones: podía divorciarse de su marido, aunque con una contradicción: si su marido era condenado por algún crimen, ella y sus hijos también eran condenados y, a menudo, vendidos como esclavos. No obstante, la libertad sexual en el antiguo Egipto para la mujer fue mucho más liberada que en Grecia o Roma ya que, normalmente, era la mujer la que domina en las escenas eróticas encontradas por los arqueólogos...
***
Para ver más puede consultarse el Museo Erótico de Barcelona en la
web.
***
Poesía erótica ilustrada
aquí.
Pareceres.
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"
Internet puede proponerse comunicar, pero no lo va a lograr. Podemos llegar a una situación en que cada uno esté encerrado en su habitación, con la puerta cerrada, comunicándose con todo el mundo... y solo." Esto lo dijo
Saramago.
"
Así como la literatura sigue siendo el gran laboratorio de la subjetividad, en un nivel masivo Internet es el otro gran laboratorio." Esto dice
Daniel Link, un tipo al que conocí gracias a la blogósfera en una
entrevista de julio de este año.
José Luis Orihuela, un preocupado por lo que pasa en el mundo blog declara: "
Esta es una tecnología accesible de la que hay que apropiarse y con la que hay que producir contenidos de calidad, de lo contrario no habrá derecho al pataleo." La nota se encuentra
aquí.
Primavera.
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Y al fin se decretó el final del invierno. Cada año son más difíciles los agostos, pero al final siempre ganamos los buenos. Y al decir esto me siento actor de reparto de una insufrible película yanquee.
¿Por qué la primavera es la única estación del año con nombre de mujer?
¿Por qué en los días veintiuno de setiembre el viento sopla más fuerte? ¿Acaso duda de conservar su rol protagónico?
¿Es lícito evitar el pic nic de rutina y juntarse a tomar fernet escuchando discos de vinilo? ¿Y si lo que suena es Miles Davis con una base hip hop? ¿No sería una buena banda de sonido para el Apocalipsis?
¿Será verdad que en las capitales de cemento el único modo de detectar el comienzo de la primavera es la comprobar que florecen las colegialas?
¿Será cierto que los seductores somos propensos a los brotes psicóticos con el cambio de estación?
¿Prohibido suicidarse en primavera es un mandato divino, una obra de teatro o una ordenanza del municipio de Trevelin?
Kierkegaard.
-
Diario íntimo (fragmento)
" Imaginemos a un pajarillo: por ejemplo, una golondrina enamorada de una jovencita. La golondrina podría, por lo tanto, conocer a la muchacha (por ser diferente a todas las demás), pero la joven no podría distinguir a la golondrina entre cien mil. Imaginad su tormento cuando, a su retorno en primavera, ella dijera: Soy yo, y la joven le respondiera: No puedo reconocerte. En efecto, la golondrina carece de individualidad. De ahí se deduce que la individualidad es el presupuesto básico para amar, la diferencia de la distinción. De ahí se deduce también que la mayoría no puede amar de veras, porque la diferencia de sus propias individualidades es demasiado insignificante. Cuanto mayor es la diferencia, mayor es la individualidad, mayores son los caracteres distintivos y mayores los rasgos reconocibles. En este profundo sentido se comprende el significado del hebreo: conocer a su mujer, refiriéndose a la unión matrimonial; pero cobra un sentido más profundo en lo que se refiere al alma, al carácter distintivo de la individualidad. "
De la blogósfera
[...]
El yo es reflexión y la fantasía es reflexión, es reproducción del yo, lo que presenta la posibilidad misma del yo. La fantasía es la condición para la intensidad de toda experiencia. La intensidad es pasión. La pasión se hace carne. La fantasía es aquello que transporta al hombre de tal manera al infinito que no hace sino descaminarles todo lo que puede lejos de sí mismo, manteniéndole apartado en la imposbilidad de retornar a sí. De este modo, una vez que el sentimiento se torna imaginario, el yo se va evaporando poco a poco, hasta no ser al final más que una especie de sensibilidad impersonal, un fantasma. Eso es lo que me ocurre, doctor, y no lo que usted dice.
[...]
Firmado
Heriberto Yepez.
Renzo.
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Renzo es chueco. Tiene pelo lacio aunque para confirmar esto -que se parece más a una sospecha- habría que dejarlo crecer. Ahora se asemeja más a un carpincho. Es un chico como todos los demás. Quizá más travieso. Quizá más tonto. Quizá el ícono de la fealdad y la miseria.
En la escuela las maestras mucho no lo quieren. Sus picardías distraen a la muchachada. Piensan que podrían ahorrarse una silla y un pupitre, total, siempre está parado en el rincón.
Pero de cuando en cuando es el héroe de la escuela.
El viento preside, fundadamente, los inviernos, y de facto el resto de las estaciones. A veces las ráfagas anudan la bandera, la querida celeste y blanca al mástil. Y quién podría subir el mástil de cinco metros con mayor solvencia que el chuequito Renzo. Y allá en lo alto su mano izquierda lo sostiene mientras con la derecha zamarrea el trapo. Sus piernas se aprietan fuertemente contra el caño. Por su forma yo creo que siempre han estado esperando este momento sagrado. Antes de que Renzo baje, y al caminar, vuelva a ser el sujeto deforme a quien nadie quiere.
Yo no soy Renzo ni soy chueco y no sé quién me manda a mí a estar agarrado al frío caño desde tan alto. Si yo siempre le tuve pánico a las alturas. Desde acá el mundo se ve mucho más hostil que desde abajo. La fría platea de cemento abajo y todos esos ojos que me miran con morbo. Los gritos resultan ajenos a mis oídos que están preocupados en agarrarse, ellos también, más fuerte del mástil y este maldito viento y me cago en Belgrano, la patria y el Racing Club de Avellaneda y en el cielo de nubarrones cenicientos que no para de llamarme y voy por él y no dejo de caer y busco girar, me mareo, me estalla la cabeza, cada vez más cerca…
Oia. Ay, qué dolor de rodilla. Feos son los despertares del que se sueña cayendo. Cuando cierta temperatura corporal marca el exacto punto de volver a la vigilia, al reino de los seres vivos, el soñante está preocupado en realizar las acrobacias que lo etéreo y lo onírico le permiten realizar. Y en el preciso momento en que se traspone el umbral, las personas educadas han requerido el debido permiso tocando la puerta. La puerta, en estos casos, puede ser alguna parte dura de la cama, la pared, el piso. Y no está nada bien eso de golpear la puerta con la rodilla.
Diccionarios.
-
Otra de mis obsesiones son los diccionarios. Si tuviera plata para comprarlos, saturaría mi bliblioteca con esos inútiles volúmenes -salvo contadas excepciones, y eso lo digo menos por convicción que por consejo paterno-.
Según un diccionario que tengo ante mi vista que no voy a nombrar porque bien merecido tiene su anonimato (máxime si caigo en cuenta que la definición que de si mismo da es el colmo de la egocentrismo), un diccionario es:
Repertorio en el que de forma ordenada se recogen palabras de una o más lenguas o lenguajes especializados, con sus correspondientes definiciones o explicaciones:
~
alfabético, el que presenta los artículos por orden alfabético de la entrada;
~
bilingüe, el que proporciona las equivalencias de las palabras de una lengua en otra;
~
enciclopédico, el que recoge además de las palabras de la lengua, nombres propios, topónimos, y gran variedad de datos referidos a las diversas ciencias;
~
ideológico o
conceptual, el que clasifica las palabras por sus significados o por lo que designan;
~
inverso, el que presenta las palabras ordenadas alfabéticamente a partir de la última letra;
~
monolingüe, el que recoge los elementos léxicos de una sola lengua;
~
multilingüe o
plurilingüe, el que proporciona las equivalencias de las palabras de una lengua en varias otras;
~
pictórico, el que contiene dibujos de seres y cosas con los nombres de cada una de sus partes.
Pero hasta que consiga el dinero que me permita financiar mi bliblioteca me entretengo con internet y las sugerencias que me dan estos nuevos diccionarios que ahora se llaman
motores (¿no será un exceso de maquinismo?)
de búsqueda:
Cuando viaje a México -si es que alguna vez lo hago- y no entienda qué dicen mis compatriotas voy a contar con el auxilio de Emilio Roberto Petersen que se ha tomado el trabajo de componer un
diccionario de argentinismos.En España voy a echar mano al aporte de Alberto J. Miyara y su
Alberto J. Miyara's Argentine-Spanish Dictionary.No crean que me va mucho mejor en mi país en cuanto a la buena comprensión de los giros e hipérboles. En lo que respecta a la cuestión telúrica los menores de cuarenta años venimos un tanto rezagados. A ellos nos recomiendo un
diccionario del folklore argentino.
El norte argentino queda muy lejos de la Patagonia. No tengo en los planes ir de inmediato porque es consabida la dificultad para la supervivencia de los pingüinos en esos territorios. Pero como aporte a mi pobre cultural, en mi biblioteca digital cuento con un pequeño
glosario de vocablosde esa región.Y finalmente, aunque no de menor importancia, es el tópico referente al idioma carcelario que enseñan algunas academias: hablo del lunfardo. No tengo a mano el mejor diccionario porque los malvivientes se empeñan en correr más rápido que los compiladores, editores y distribuidores de diccionarios tanto o más que de las fuerzas del orden. Pero para salir del apuro tengo este pequeño
compendio de giros usuales de la jerga argentina. O bien este
otro que es más completo aunque nunca lo suficientemente exhaustivo.
Y dicho esto me despido. Pasen todos ustedes un lindo fin de semana.
Tres apuntes sobre el tábaco y la sensualidad de fumar.
-
EL PILTRIQUITRÓN
...es un cerro que paternalmente protege a la ciudad de El Bolsón en la margen oriental de ese vallecito que respira eternamente los aires de la juventud. Los indios mapuches, antiguos y verdaderos dueños de estas tierras, lo bautizaron el cerro que fuma por esa bendita costumbre de meter su nariz entre las nubes.
ANTIDOTO
-Por qué fumás?
-Fumo porque vivo solo…
-¿Eh?
-… y solo me siento. Y cuando prendo un faso me siento un poco menos abandonado. Es como si diera entidad a un amigo que traigo en el bolsillo.
-¿Pero si te sentís solo por qué no me llamás por teléfono?
-Porque este es un amigo silencioso. El nunca pregunta. Sabe que gozo con su presencia y mi placer es el suyo.
-Pero fumando te vas a morir…
-Y no fumando también me voy a morir. Y quien sabe si no es mañana mismo. Miralo a él: celebra cuando lo sentencio a muerte. Celebra porque va a pasar siete minutos en mis manos, en mis labios. El cigarrillo es un amigo y qué mejor para un amigo que ofrendarle este momento. Y qué es la vida sino este momento. El que pasó. Y el que viene.
FUMAR A MEDIAS
Siempre me pedías un cigarrillo y eso me gustaba. Hasta que un día te dolió el pecho más de lo debido y culpaste al responsable de todos los males del mundo. Mi espíritu contradictor me ha incitado a ser muchas veces abogado del diablo. De manera que no fue extraño incitarte a compartir uno por día. Y no me gustaba que al pitar lo mojes. Pero qué otra razón para fumar a medias podría tener si no es saborear la saliva que tus besos me negaban. Hasta que un día, precisamente un martes –qué otro dìa podía ser- me dijiste que habías dejado de fumar. Para siempre. Comprendí que me habías abandonado: lo que nunca entendí es este puñal en mi espalda.
Dedicado a Marcelo F. (perdón por la morosidad) y a Fernando C. (gracias por los Parinchos).
LLUVIA QUE ME HICISTE BIEN
Hoy me dije: no voy a postear nada. Como no pude escribir una sola palabra en todo el día, será vana la conexión, me pondré a catear y se me irá la noche. Se va a hacer tarde. Mañana de nuevo a las cinco arriba.
Pero no. Alguna fatalidad me trajo hasta acá. Y pienso que fue la lluvia que se largó y me agarró en pleno paseo. Dónde refugiarme como no sea en esta cabina.
5.30 AM me levanté. A las apuradas me di un baño. Terminé de vestirme mientras bajaba la escalera. Me peiné con una mano mientras con la otra echaba llave a la puerta. Y puff! Llovía.
Eso no obstó a que encendiera mi desayuno: un cigarrillo, claro. Las dos cuadras que me separan de la parada de colectivos sólo me demostraron una inconsistencia de las leyes de la física: yo llegué empapado, y el cigarrillo me sonreía completamente seco.
La lluvia me recuerda mis tiempos adolescentes. En esa época ayudaba a mi padre en las tareas de la huerta y resultaba una bendición la lluvia. Me ahorraba las tardes de insolación, de las tareas de riego y ese tipo de menudencias.
Por obvias razones no me gusta comer hortalizas por sanas que sean. –tal sanidad es una proclama de la voz mayoritaria-. Pero sí aprendí lo hermoso que es el camino de vuelta a casa con la satisfacción del deber cumplido.
La lluvia es pícara, invita a la comunión y nos bendice. Para siempre.
EL POST MÁS BONITO DEL DÍA DE LA FECHA
es culpa de
Asakhira que me da un buen golpe allá donde duele comentando sobre cartas, puentes, percerpciones y necesidades sensoriales en los tiempos de Internet. Que no ha hecho que estemos menos solos.
NO ME QUEMES EN MIS CARTAS
Hoy leí que las cartas sirven para poner distancia. Más que para acercar son para decir yo acá, vos allá.
Y la mayoría de las veces vos estás allá y yo acá por razones que no queremos, no nos pertenecen, las tomamos prestadas de los mandatos de la época y nos dejamos ir o nos dejamos quedar, lo que es casi lo mismo.
La soledad se llama a si misma, dije alguna vez por ahí. Con el tiempo me he dado la razón, mi soledad se quiere solo a ella, se reproduce y multiplica, se mata y vuelve a nacer. Pero de cuando en cuando se escapa en las cartas que escribo que ya no son el puente hecho para ensanchar necesarias distancias sino las sogas que yo mismo me ofrezco para evitar ahogarme en el río tempestuoso de las horas y los años. Y si del otro lado está tu voz, la que intuyo, la que dibujo; y si en la lejana ribera que anhelo otros ojos sueñan destinos que se parecen a las religiones con las que comulgo; y si es verdad que con estas palabras que encadeno torpemente se puede edificar un castillo de impresiones táctiles, algo que me devuelva la forma de tu cara...
Pero mientras tanto leo en las cartas que hoy son lo que yo he sido o lo que vos has querido ver y ya me cuesta cada vez más reconocerme. Podré desgranarme en erosiones, en arrugas y en horrores y sin embargo mi historia seguirá ahí. Y si vivo escribo y sé que vivo porque escribo. Y un día esta mano no tendrá más adioses pero mi historia seguirá ahí. Porque la tinta sobrevive a la sangre. Y quizá por eso escribo y por eso vivo.
Y UN POCO DE BRONCA
por
esto.
CONTRADICCIONES ASIMÉTRICAS
Simpatizo con el desorden que reina en mi vida. Me resisto a creer que la suprema ley de la naturaleza y su belleza se base en la precisión en la armonía, en la proporción áurea. Creo que lo bello no existe sin el ojo que lo mire. Odio los tratados de estética aunque me gustaría escribir el mío propio.
Me siento cómodo en la imprevisión, los desvaríos, la paradoja, la perplejidad, el absurdo. Soy argentino: quiero entender y me siento un tonto; quiero desear y m siento un monje; quiero llorar pero necesito beber.
Amo las desmesuras y los horrores. Mi pequeña sabiduría es culpa de lo sufrido.
Me gusta la muela picada, el bigote mal cortado, la renguera, la cicatriz, el silencio. Traspongo los umbrales porque odio la frontera, las reglas de medición, la costumbre.
He tratado de vivir estos pocos años buscando belleza allá donde nadie la encuentra.
Soy como todos. Soy un idiota. Y me gustan los culos asimétricos. Y otro día me voy a extender sobre ese particular.
VOLVERES.
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Dedicado a Daniel, que simpatiza con el desierto.
Y un día volví al agujero de donde nunca debí haber salido: mi pequeño y polvoriento pueblo.
Llegué con mi bolso liviano, mis zapatos gastados, mi pantalón raído por el tiempo y la congoja y una barba hija más del descuido que de las desidias planificadas que nos inculca la moda.
Y me descubrí de nuevo, caminando errante y siendo saludado por las viejas alborotadas como si lo vieran a Brad Pitt. Sé que vi muchos rostros y yo apenas podría reconocer al mío. Es que cuando vuelvo a mi pueblo, me recuerdo poseedor de una gran expectativa en la maleta y la gente, mi gente, estos devotos del polvo de un pueblo fantasmal, no sabe ni tiene por qué saber que he fracasado. Y ni les pienso hacer saber las razones de mis desengaños. Qué autoridad podría tener para hacerlo. Es mejor que, de cuando en cuando, al volver el hijo pródigo de esta tierra cuya religión es el olvido de los otros, les dé por sonreír y yo sospeche que alguna culpa de eso me pertenece.
Y los zapatos flamantes brillan, mi bolso no tiene flacas promesas sino robustas realidades que me preocupo en mostrar y con planificado descuido tengo la barbita de un yuppie y soy un ejecutivo que repudió la cruel religión del olvido y ha venido a pegarles un fuerte abrazo y saludarlos cálidamente y a cada quien por su nombre. Como si el tiempo de veras no se hubiese detenido.
NUESTRO GLACIAR UPSALA
forma una lengua de hielo de unos 60 km. de largo y 10 km. de ancho, constituyéndose en el glaciar de mayor dimensión de área. Su superficie aproximada es de 595 km² y representa algo así como tres veces la Capital Federal Argentina.
Su nombre responde a la ciudad sueca homónima, cuya universidad patrocinó a principios del siglo XX los primeros estudios glaciológicos.
En su parte central se observa una larga franja oscura, que es una morena media, es decir fragmentos rocosos que fueron arrastrados por glaciares tributarios y quedaron atrapados en la mitad al confluir dos lenguas de hielo.
Más sobre el glaciar Upsala en
Patagonia-argentina.com
Otra buena foto de su
témpano.
UNA HISTORIA DE OTRA UPSALA
Cuando San Ansgar, el Apóstol del Norte, viajó a Suecia en el 829 los suecos aún eran paganos y el país contenía muchos bosques y templos de sacrificio para la adoración de ídolos. Uno de los más célebres era el templo de Upsala en lo que actualmente se conoce como Antigua Upsala, el centro de la adoración idólatra no sólo para Suecia, sino para toda Escandinavia. Incluso luego de que el cristianismo se difundiera en Suecia, se mantuvieron los sacrificios paganos en Upsala. La “Crónica de los Obispos”, escrita por Adam de Bremen en los años 1072-76, dice, “Los suecos tienen un conocido templo pagano llamado Upsala”, y añade, “Cada noveno año, además, se celebra una gran fiesta en Upsala, que es observada en común por todas las provincias de Suecia. Nadie está permitido de no participar en la fiesta... Más terrible que todos los castigos es que incluso aquellos que se han convertido al cristianismo deben comprar su excusa para evitar participar en la fiesta... Los sacrificios son hechos así: Nueve cabezas son ofrecidas por cada criatura viviente de sexo masculino. Por la sangre de éstos los dioses son apaciguados. Los cuerpos son colgados en un bosque no muy lejano al templo. Se pueden observar perros y caballos colgando cerca a seres humanos; un cristiano me contó haber visto sesenta y dos cuerpos colgados al mismo tiempo.” Para ver más consultar la
Enciclopedia Católica.
GLACIAR PERITO MORENO.
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Dedicado a
Asakhira que quería saber más.
EL CALAFATE
Ubicada en la costa sur del lago Argentino a 320 kilómetros al noroeste de Río Gallegos. Si el turista viene viajando por la ruta nacional 3 en dirección norte-sur, pasando la ciudad de Comandante Luis Piedrabuena puede tomar la ruta provincial 9 hacia el oeste (de tierra), atravesar la estepa Patagónica y ahorrarse varios kilómetros para llegar a El Calafate.
Es una villa con 3.500 habitantes dividida en dos por el arroyo del mismo nombre. Era un parador frecuentado por los lugareños que transportaban la lana de las estancias de la zona y el 7 de Diciembre de 1927 se creó la comuna.
Hoy su principal actividad es la prestación de servicios turísticos para lo cual cuenta con hoteles y hosterías de muy buen nivel, diversos tipos de excursiones náuticas que llevan al turista al pié de los glaciares, cabalgatas por senderos espectaculares, visitas a estancias, pesca en los ríos y lagos de los alrededores.
A El Calafate la llaman la capital de los glaciares, dado su proximidad al Parque Nacional Los Glaciares. Creado en 1937 y declarado por las Naciones Unidas en 1981 Patrimonio Mundial de la Humanidad. Su superficie abarca 450.000 hectáreas en las que del gigantesco Campo de Hielo Continental Sur, descienden
13 glaciares en los lagos Viedma y Argentino.
El Calafate te presenta un clima primordialmente seco, con una temperatura media máxima en verano de
19º C y media mínima de invierno
-2º C. La duración del día varía según la época del año, ya que en verano amanece a las
5.30 y oscurece recién a las
23.00. En invierno, en cambio, el día es mas corto, tiene solamente
8 horas de luz.
Más información en
Interpatagonia
LA LITERATURA SEGÚN MALLEA
La literatura se divide en dos grandes clases, a saber: la literatura para olvidarse de uno mismo y la literatura para acordarse de uno mismo. La primera es la literatura que contesta (por lo general amablemente); la segunda es la literatura que pregunta (por lo general ásperamente). La primera suele ser la literatura formalmente acabada; la segunda suele ser la literatura formalmente imperfecta. La una trae una saciedad; la otra despierta un apetito. La una es la literatura axiomática; la otra es la literatura problemática. La una se distingue por su paso apacible; la otra se distingue por su paso dramático. La una tiende a proponer la vida como menos intensa, en definitiva, es un emoliente; la otra tiende a invitar a una vida más intensa, en definitiva es una incitación, en definitiva es un desafío. En resumidas cuentas, la una es la literatura conformista y la otra es una literatura revolucionaria. No se trata en este último caso de una literatura de revolución en el plano político, porque ésa no es literatura; sino que se trata de una revolución en el fuero interno: se trata de una literatura que llama al hombre a abandonar sus protecciones y mirarse cara a cara. La única literatura que de veras importa es la esta última clase, porque tiende a que el hombre sea menos parcialmente hombre, más alta, noble y plenamente hombre, más seguro de sus atributos morales íntegros y no se trate de figuras de bronce sino de especímenes esencialmente humanos.
(…)
Una de las cosas más estimulantes para un escritor: la lectura de los mayores visionarios. Una de las cosas más deprimentes, odiosas y sublevantes, oír hablar a la gente estéril -los legos y los que presumen de doctor por decreto propio- de escritores y de obras. Si es verdad aquello que decía Claudel - "no hay peor oficio que el de los que tienen que depender de la opinión de los demás" -, y si es verdad que nada hay más opinable que la obra de los artistas, siempre sorprende e indigna escuchar a los pedantes y a los estetas sine nobilitate sus flagrantes acusaciones estólidas sobre autores y libros, basadas en el puro prejuicio. En el infernal y repugnante prejuicio, pues no hay, en efecto, espectáculo más infernal y repugnante que el del prejuicio enarbolado como juicio.
Juicio y prejuicio – Nota de Enrique Mallea publicada en La Nación el 10 de agosto de 2003.
LA PASIÓN SEGÚN CARLITOS TEVEZ (*).
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I EL HOMBRE
Llega a la cancha Carlitos y nadie lo mira. Con su tranco flaco y su ilusión llena de dientes, parece feliz. Pero es feo. Es pobre. Es nada.
Ve a la rubia de sus sueños, la Gloria, y conoce en ella la miel amarga de la indiferencia.
II LA MAGIA
Las mujeres, en algún punto, se parecen a la pelota. Cuando están bajo mi poder soy distinto. A un tiempo soy el rey que detiene los relojes o acelera su marcha según le plazca; y también soy un simple soldado dispuesto a honrar con la vida a mi caprichosa deidad. Para conquistarla, todos los sudores fatigan mi piel, pero cuando Ella está conmigo...
III EL TANGO
...bailo una melodía que nadie oye. Sólo yo. Muestro mi conquista con aires de compadrito. Que voy parallá, o mejor no, me escurro poracá, o quizá sea preferible que no me esperes voy a ningún lado.
Siento el calor de las luces. Tengo el poder, soy el centro, me acarician miradas gratas y me da coraje la ira de quienes pretenden destronarme.
IV LA LUJURIA
Ella y yo somos uno. Acá la tengo, ¿la ves?, ¿te gusta?. Es linda la muy turrita, pero es más linda cuando la someto a mi voluntad. ¿Verdad que es tentadora su redonda perfección?. No me lo digas, soy amigo de la sospecha: te gustaría tenerla. No. Ahora soy yo el que manda.
V EL AGUANTE
Y el negrito se hamaca contra la raya. En el forcejeo va pensando soy argentino porque aguanto. Lo acecha la tempestad, pero no lo verán temblar. Parece que pierde la vertical, pero así como las cenizas volverán a ser la rosa, renace. Y viene por él una patada exocet y piensa
a mí que carajo me importa, si soy de Fuerte Apache. No temo al peligro pues de su fuente me abrevo. El periodista en la radio proclama
no hay que presionarlo; es un pibe. Y Carlitos se ríe, pícaro,
que sabrás vos de presión si nunca tuviste hambre.
VI LA EJECUCIÓN
Montado en un relámpago, va dejando el cementerio de mastodontes en el piso, encara al arquero, amaga fulminarlo... pero no: prefiere mirarla a ella y decirle amargamente
ya no te quiero. Y deja que se vaya, cumpliendo la displicente sentencia, hacia su morada fatal.
VII LA PASIÓN
Alrededor hay una multitud amuchada en calores propios que ensaya un coro orgiástico de alaridos y el negrito, dueño del grito rey, gambetea a los abrazos de sus compañeros, esquiva la publicidad y sus carteles y piensa
soy dios. Y sino, que me haga mierda contra el alambrado.
Así, con toda la fiereza que es posible en un hombre, salta...
VIII EPÍLOGO
Y Carlitos se va. Así como vino, pero con la triste certeza de que el fútbol murió cuando se fue el Diego. Esto es otra cosa.
Pero la rubia, esta vez, le sonrió.
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(*) Carlos Tevez es futbolista. Nació el 5 de Febrero de 1984 en un humilde barrio de Buenos Aires conocido como Fuerte Apache. Dicen de él: “su técnica es envidiable, su potencia, fuerza y agilidad, son imprescindibles al momento de herir la zaga rival y vulnerar las valla del oponente. Su habilidad en espacios reducidos los distingue del resto y lo convierte en un creador.”
FELIGRESÍA PENDULAR.
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En mis tiempos de ir a misa cada domingo aprendí que cada vez van menos chicas lindas a los templos. Un poco por eso, otro culpa por la tradicional fiaca dominguera me hice agnóstico.
En realidad, y no soy original en este punto, me debato de manera pendular, entre las evidencias que exige mi razón y las angustias de mi corazón. Y como no soy el mismo tipo que ayer ni que mañana, no pienso nunca igual sobre esto.
CADA DOMINGO, CADA DIENTE.
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La verdad que un domingo a las 11 de la mañana es raro que puedan haber pibas lindas en la iglesia como para darles el escaso “beso de la paz” con lo interesantes que podrían ser los “abrazos de la paz.” Sin embargo, yo, como todo optimista adolescente, iba religiosamente, no sé bien a qué. Quizá a mirar a aquéllas mujeres que hoy se me aparecen borrosas
Pero había una que recuerdo. Porque se me hace que uno siempre persigue, o cree perseguir a distintas mujeres a lo largo de su vida. Y no. O bien ellas nos persiguen o bien todas las mujeres son “esa” que creemos nos persigue. Y en ese juego de idas y vueltas ellas van mutando de costumbres, de edades, pero sustancialmente hay algo, algo que sospecho que debe ser pequeño, que las une, un hilo conductor, una peca, una pestaña que sigue incólume resistiendo la erosión de cada tiempo.
Y a “esa” que recuerdo se le ha achicado la boca. Ya no parece El guasón y tiene una boca de lindo estilo, aunque de labios carnosos como a mí me gustan. Lo que ha perdido, acaso para siempre, esas piernas que hace 10 años eran tan atractivas. Pero creo que, a la manera de un aleph que contiene todos los puntos de este mundo que mis ojos quieren ver, la nota común, es algo mínimo, a lo mejor un diente. Y todo lo demás es impostura.
UNA INDUSTRIA SIN CHIMENEAS.
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Entre el centro de Trelew y mi casa, precisamente a mitad de camino, hubo un local enorme, muy vidriado, ideal para mueblería que fue ocupado recientemente. En esta época de auge del tercer sector lo más normal es que lo ocupara alguna prestadora de servicios. Pero parece que no son lo suficientemente rentables para soportar ese alquiler.
Así que lo ocupó una industria sin chimeneas que no es el turismo y qué puede ser sino? Claro, otra iglesia.
Tiene, lo que en marketing se conoce como gran fuerza de ventas. Es decir, hay un tipo en la puerta que tacklea a los transeúntes, y los somete a las más variadas torturas con un único fin: que transpongan el umbral de la puerta.
Yo, que tengo la desgracia de ser vecino, soy un habitué de sus prácticas, pero l0o único que han logrado es darme sus panfletos, pero es justo decir que se producen lindas charlas en ese ínterin se producen diálogos locos.
Ejemplo 1
-Flaco!...
-Ya me dieron la propaganda ayer...
-Si, pero...
-Además soy agnóstico.
-Está bien, pero cuando te vas a dar una vuelta?
-No sé. No es de mi agrado la música dominicana.
-Ah. Está bien.
Ejemplo 2
-Flaco!...
-Ya me dieron la propaganda ayer y anteayer...
-Si, pero hoy no está el pastor dominicano. Se volvió a Ecuador.
-Ah!
-¿Y? ¿Hoy sí vas a pasar?
-No, che. Hasta que dejen de cobrarles entrada a las rubias no vengo. Mirá lo que es esto.. Aunque sea que haya teñidas...
-Uh, está bien.
Por las dudas hoy no pienso pasar por ahí.
TODO PARA EL CULO.
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Me duele la panza
Y tengo un ardor de estómago tal que me hace sospechar que viviré el resto de mis días retorciéndome.
Dicen algunas malas lenguas que en realidad nadie se enferma. Que todo lo que nos duele es un problema de la psique, que es capaz de jodernos la vida pero sin dolor. Está de moda somatizar. Tanto es así que supongo que el día que me muera habré somatizado en serio, y no como ahora que sólo me duele la panza. Y si me llagase a morir –porque para todo hay que estar preparado–, ¿quién se entera?. ¿Algunos de mis amigos de la blogósfera leerán los avisos fúnebres del diario El Chubut?. En tal caso, ¿quién lo publicará? No creo que se tomen la molestia en mi trabajo: según tengo entendido no hay partida presupuestaria para este tipo de gastos. Además, no sería justo que se pague más que por mi solemne despedida que por dos meses de contrato.
Y por mi diario, el que verdaderamente importa, no me preocupo. Hay muchos como yo ahora y habrá muchos más en el futuro. Volveré con todo el odio que me sea posible y esta vez no les voy a dar tregua.
Amén.
Una idea me atormenta.
Creo que me matará sino la escribo.
Es posible determinar la edad de una mujer con sólo verlas. Sí: me di cuenta al darme la vuelta frente a la heladería Mares ayer a las cuatro de la tarde. Vi ese pantalón celeste casi sin color y lo supe. Esa niña tiene 22 años, me dije. No pude verificarlo preguntándole. Ya es una verdad demasiado vieja que a las mujeres no les gusta confesar su edad. Mucho menos a desconocidos con los que se tropiezan en la calle. Menos aun si habiendo tropezado con el sujeto, comprueban que el referido señor se ha dado vuelta como buscando algo que se le ha extraviado. Y para peor el objeto de la pérdida parece esconderse, recortarse, perpetuarse, en determinado sector de su anatomía. Sí: en dónde podría esconderse más eficientemente una verdad sino en el
culo.
¿Cuándo escribiré mis Crónicas Nalguianas?
Amo el delicado desenfado de los culos de las adolescentes. Son tan bellos esos planetas a medio desarrollar que me dan deseos de organizar unas expediciones que serían la envidia de Bradbury.
Al cabo, visita nuestra mente la no sana envidia de las manos que, hace no mucho más de quince años, visitaron esos distritos con la confianza que da el amor filial.
Y también me gustan los culos asimétricos. El estrabismo me ha vuelto un tipo extravagante.
El tiempo es un traidor
No todas las horas del día duran sesenta minutos. Hoy me desperté a las cuatro, pestañeé y ya eran las cinco.
Un saludo a Paula
que me citó en su
blog y, nobleza obliga, devuelvo la gentileza.
NUESTRO LUGAR EN EL MUNDO ES ESTE.
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Esta es la era del sedentarismo. Nos pasamos mucha vida sentados en butacas no demasiado cómodas frente a computadoras. Ya llegará la época en que seremos un periférico de la
CPU (Unidad Central de Procesamiento, si es que no recuerdo mal lo que me han enseñado alguna vez).
Supongo que nos pondremos más culones y que el tiempo engendrará hombres con más manos provistas de un número mayor a cinco dedos, las piernas se atrofiarán pero ya no será demasiado importante.
¿Y si hoy fuera mañana?
Las butacas tienen rueditas que nos permiten movilizarnos en espacios abiertos. Para aspirar los olores del parque recién regado sólo tenemos que destapar el frasquito de “
Esencia del parque”. No tenemos ya la necesidad de perder el tiempo en la elaboración de comidas que hagan a una dieta equilibrada en calorías, hidratos de carbonos y demás. Ahora podremos consumir
nafta los intelectuales,
gas oil los que se dedican a actividades más productivas. No tenemos que ir al kiosco a comprarlo. Con un oportuno correo electrónico nos llega en tiempo record a nuestro habitáculo.
De pensar en el futuro me da por temblar. Y lo malo es que, como diría algún autor que he tomado la precaución de olvidar, hay que llevarse bien con el futuro ya que viviremos el resto de nuestra vida ahí. O aquí.
TENDEMOS A LO PEQUEÑO.
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Lo veo en las ideas de las el tamaño de las ideas que discuto con mis amigos, en los bliblioratos en que se archivan los memorándums de mi oficina, en las computadoras personales.
Lo mínimo viene por nosotros, seres cada vez más torpes y menos funcionales (ocupamos demasiado lugar). Bendigo la hora en que no me tocó nacer en Japón. Dice la mitología de los muchachos de la esquina que los ejecutivos duermen en habitaciones de hotel no mucho más espaciosas que un féretro. Aunque, eso sí, todas están munidas de televisores. No sé porque pero los imagino de 29 pulgadas. Quizá sea para aprovechar mejor el espacio. Sabido es que la barriga de los ejecutivos excede las 14 pulgadas de esos aparatos de televisión en que yo no alcanzo a ver nada como no sea poniéndome a quince centímetros de la pantalla.
A mí que no me va demasiado bien con el mundo de la materia, la novedad no me provoca otra cosa que no sea el temor.
Cuando era un chiquillo papá recurría a mí cuando sus dedos enormes no podían dilucidar alguna ecuación manual. No he visto jamás dedos más gruesos que esos. Sin embargo me las he ingeniado para que mis prematuros dedos de oficinista fueran, antes de ser nada, los de un chambón.
Si pienso en que al cortarme un pedazo de pizza ésta invariablemente girará para que la fuente o lisa y llanamente el mantel queden engrudados por la muzzarella, no sé que será de mí cuando la poca vista que me queda me abandone y tenga que lidiar con este aparataje ínfimo.
Tendemos a lo pequeño, lo que viene a significar, en otros términos, que cada día (aun los petisos) seremos más grandes y más torpes.
UNA GOTA DE EXUPERY EN "TIERRA DE HOMBRES"
“Viejo burócrata, camarada aquí presente, nadie te ha permitido evadirte y de ello no eres responsable. Has construido tu paz a fuerza de bloquear con cemento, como la hacen las termitas, todas las salidas hacia la luz. Has rodado como una bola tu seguridad burguesa; en tus rutinas, en los mitos asfixiantes de tu vida provinciana, has alzado esa humilde muralla contra los vientos y las mareas y las estrellas. No quieres inquietarte con los graves problemas, bastante trabajo has tenido con olvidar tu condición de hombre. No eres el habitante de un planeta errante. No planteas preguntas sin respuesta, eres un pequeño burgués de Toulouse. Nadie te ha sacudido por los hombros cuando aún era tiempo. Ahora la arcilla con la cual estás hecho se ha secado y endurecido y nada en ti podría, en adelante, despertar al músico, o al poeta, o al astrónomo que quizá te habitaban al principio.”
¿LO HABRÁ DICHO WILDE?
"Todos los hombres nacen reyes y mueren en el destierro."
¿TENDRÁ ALGO QUE VER CON ESTA OTRA FRASE?
"Las ideas nacen dulces y envejecen feroces."
La asesora legal nueva tiene el pelo pintado de amarillo. Habla en su tono chillón con la suficiencia de los que creen saber y no saben. Se ríe con desmesura tomándose su abundante abdomen con ambas manos. Manifiesta que es capaz de perder cualquier cosa; que ella ya ha perdido un marido.
No me cuesta demasiado pensar en ese señor. Lo imagino frente a la ventana de su departamento esperando impaciente que le crezcan las alas por las que pide a dios, noche tras noche. Una mañana de sol, no lo dudo, salió a su balcón del séptimo piso del 226 de la calle Estibariz y se fue con una bandada de mártires.
HAY UNA VIDA SIN CIGARRILLOS, PERO NO ES VIDA.
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No puedo acostumbrarme, mi primer día sin ti, dice uno de esas canciones deplorables con que algunas estaciones de radio castigan el buen gusto y nuestros oídos en un mismo e indivisible acto.
Y el cigarrillo me abandonó por un par de días y le estoy buscando sustitutos:
El café es prácticamente un lugar común.
El mate me está destrozando el hígado.
Los caramelos están terminando con las catorce (y una fracción de poca entidad) piezas dentales que me quedan.
No puedo comerme las uñas porque las uso demasiado cortas.
Probaría con la quema de bolsas de nylon, pero temo la presencia urgente del escuadrón de bomberos.
El sexo tántrico es una variante interesante, pero no menos interesante es el aviso que puse en el diario ofreciendo en alquiler (por falta de uso) la mitad de mi cama.
Así las cosas, el suscripto no tiene muchas alternativas diferentes a la lecto-escritura. Y escribir exige humores que no siempre me acompañan. En cambio leer resulta un poco más pacífico. En la mesa de luz, y esperando turno tengo: Ciento catorce volando de Joaquín Sabina, 62/modelo para armar de Cortazar, Cuentos completos de Poe tomo 2, El hombre que fue jueves de Chesterton, Devoradores de cadáveres de Michael Crichton, Cuentos completos de Onetti, Instituciones de Derecho Concursal de Rivera, Ley de Sociedades Comerciales de Nissen y alguno más que en este momento no recuerdo. Será posible que no me den ganas de leer a ninguno?
ONCE AFORISMOS SOBRE LA MUJER Y OTROS DEMONIOS.
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I
No todas las palabras convienen a todas las bocas.
… pero hay palabras que es necesario decir aunque sean inconvenientes a mi boca y a tu oído.
II
Pocos hombres hay aquí: por esto se masculinizan las mujeres.
Hace poco me preguntaba en este mismo foro el por qué de esa mimetización creciente entre hombre y mujer. Parece que no es nada novedoso: el amigo Federico tuvo la gentileza de explicármelo con 130 años de antelación.
III
De cuando en cuando una tontería: ¡como si de pronto nos hastiase nuestra sabiduría!
De cuando en cuando un acierto ¡como si de pronto nos hastiase nuestro desatino!
IV
Sin temor y sin codicia, ¿qué sería del hombre?
Quiero mucho. Quiero grande. Quiero ya. Pero no me atrevo a dar el primer paso. Soy un hombre cabal.
V
Pero ¿qué es la mujer para el hombre? El verdadero hombre quiere dos cosas: el peligro y el juego. Por esto ama a la mujer: el más peligroso de los juegos.
Los mejores juegos son cuando apostamos la vida y ya lo creo que por culpa de una mujer es uno capaz de empeñar la vida más de una vez.
VI
No debería estar permitido, cuando se está enamorado, tornar una decisión sobre su vida, y fijar de una vez para siempre, a causa de un capricho violento, el carácter de su sociedad;
Enamorarse nos otorga la sublime posibilidad de desprendernos del sentido sin la previa ingesta de ningún estupefaciente aunque, ante el Tribunal, no pueda argüirse “estado de emoción violenta".
VII
...Se la ama como a una mujer que inspira dudas...
A los enemigos de la certeza, respecto de las mujeres sólo nos quedan dos caminos: la poligamia o la mujer que nos tenga pendiendo de un hilo. Cuanto más delgado, mejor.
VIII
En la venganza, como en el amor, la mujer es más bárbara que el hombre.
Para un hombre el olvido es la única venganza y el único perdón. Por suerte, o por desgracia, las mujeres no piensan lo mismo.
IX
Muy bien puede suceder que una mujer sienta amistad por un hombre; mas para mantenerla es preciso el concurso de una pequeña antipatía física.
Con el tiempo he aprendido a desconfiar de esa inicial pequeña antipatía física.. El juego peligroso del que hablamos no tiene ninguna versión gratuita.
X
Siempre hay un niño en el verdadero hombre. Mujeres: descubrid el niño que hay en todo hombre.
Mujeres: he aquí uno que quiere facilitarles el trabajo. Concurran a mi domicilio munidas de pañales.
XI
Antes dejar de existir, que dejar de ser una mujer que ya no seduce.
Si la mujer es seducción, como yo pienso, dejar de seducir, para ellas, es dejar de ser.
Gracias a Nietzsche que no me hace demasiado escándalo si manoteo sus aforismos para darle un par de pinceladas más al libro imaginario que se escribe aquí. Un poco cada día.
-Ladran, Sanchez.
–Deben ser perros, don Quique
La raza humana, a la que pertenecen tantos de mis lectores, me tiene sumamente angustiado.
Al fin he comprendido que todo hay que tenerlo en cuenta; si se las echa uno de bueno, el mundo lo toma muy en serio, y si se las echa de malo, creen que uno bromea. Tal es la estupefaciente necedad del optimismo.
Como última reflexión por hoy digo: debemos tratar todas las cosas triviales de la vida con seriedad y todas las cosas serias de la vida con sincera y meticulosa trivialidad.
(Dedicado a los maestros de la paradoja G.K.Chesterton y Oscar Wilde, a quienes les debo , entre otras cosas, estas tres frases que he tomado prestadas)
DIALOGO CONJETURAL.
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Eran:
Chesire: un gato (que sonríe tan bien que puede ser una sonrisa sin gato).
Sóngoro Cosongo: dos palabras huecas (vístete de enfermera, corazón, que estoy malito)
Chesire: Songo Bé!
Sóngoro Cosongo: ¿Cómo andás, Pablo? Sacame de un apuro…
Ch.: ¿Te hace falta papel higiénico?
S.G.: No. Algo más relevante para la vida. Decime, ¿para qué sirven los mitos?
Ch.: Bueno. Creo que existen por la misma razón que existe la literatura. A la mayoría de la gente le gusta que le cuenten historias porque en sus vidas no pasa nada como para cortarse las venas: esa gente chata, ya que estaba y de paso, se dio cuenta de que, con una vuelta de tuerca, esos mismos cuentos podrían servir para explicar lo inexplicable. Así es que se inventaron dioses y divinidades menores que, en adelante, fueron los responsables protagónicos de las historias dignas de contarse.
S.G.: O sea que los mitos comenzaron a acabarse cuando la ciencia estuvo en posición de explicar más cosas.
Ch.: En parte sí. Podemos discutir si la ciencia no es otra mitología. Yo, por ejemplo, no entiendo el funcionamiento del átomo, pero como es la piedra en que se fundan muchas de las cosas sobre las que me paro, estoy obligado a creer en él. Y creo.
Lo que sí no ha cambiado es la necesidad de referentes, los líderes que muestran el camino, los que cortan cintas, los íconos de la colectividad…
S.G.: …los ídolos.
Ch.: No me gusta esa palabra. Idolatrar es cosa de pendejos. Y ser pendejo no es un lujo que uno pueda darse toda la vida. Pero quizá sea el término que mejor se amolde al concepto.
S.G.: Pero los dioses perduran; en cambio a los ídolos se los fagocita la masa.
Ch.: En Argentina y ahora sí. Deseo que no sea así en todas partes.
S.G.: Pensaba en Madonna: no siempre se puede sostener un rol de border girl.
Ch.: Naturalmente. Ya el año 1990, en que publicó ese libro de fotografías con poses de sexo casi explícito y con esos gestos huérfanos de placer, nos quedó demasiado lejos. Superado ese borde quizá lo que sigue sea la nada.
S.G.: Pero no fue la nada…
Ch.: ¿Te gusta?.
S.G.: No, la verdad que no. Como lector de pezones que soy, los de ella me parecen amarretes. Tal vez, como todas las leoninas que he conocido hasta acá, sea capaz de torcerme el brazo sin mi colaboración.
Ch.: Ah! Porque está viejita, eh?
S.G.: Noo, que va!. Hace poco la vi a Sharon Stone entrada en años y en caderas y me gustó. Es una mujerona, mucho más real de lo que era cuando estaba en la cresta de la ola.
Ch.: Es cierto. En la dimensión temporal todo es lastimosamente relativo.
S.G.: Saliendo de tema pero no tanto, que tal si postulamos que la mitología no fue remplazada por la ciencia sino por el mercado?.
Ch.: A ver... ¿Cómo es eso?.
S.G.: Bataille decía: consumo, luego existo. Y eso, al menos hoy, es casi una perogrullada que podría decir cualquiera, hasta yo mismo. Lo meritorio sería que en el 2500 sea una frase con sentido.
Ch.: …
S.G.: Pero para que alguien consuma debe haber otro que venda, así como para que existieran dioses se requería de adoradores. Y si de un lado, el que no consume no existe, del otro el que no vende, no es…
Ch.:Podría ser. Pero no te olvides de que los cacatúas piensan que lo que se trafica son bienes o servicios. En realidad lo que se comercia es capacidad de satisfacción de necesidades.
S.G.: A mí no me lo digas. Eso es un fenómeno dinámico; Hace diez años podían satisfacerme las vinchas para el pelo, ahora requiero tónicos contra la calvicie. Pero en un par de años, el único remedio va a ser una gorra…
Ch.: o un implante…
S.G.: No me jodas. Retomando: si Madonna, puesta en el lugar de mito, o como vendedora de capacidad de satisfacción, en la jerga del mercado, se siguiera masturbando con un crucifijo en la mano, ya no vendería, ergo, no existiría.
Ch.: Por eso se besa con pendejas…
S.G.: No sé por qué lo hace.
Ch.: Pero ¿qué vende?, ¿Porqué producto en vez de mito?
S.G.: No me entendés. Yo no creo que venda nada. Eso no obsta a que haya gente –los cacatúas de los que te hablaba antes– que quiera comprarle algo.
Te lo digo de otra forma. Hay quien lee libros para conocer al autor. En realidad uno lee para encontrarse a si mismo, para conocerse. Si busca otra cosa, seguro que se va desencantando. Yo la veo a Madonna hoy y en rigor veo al adolescente que fui.
Te cambio el ejemplo: Fidel Castro es un mito. Vino acá y la gente se debatía entre aplaudirlo y escandalizarse.
Ch.: ¿Y vos qué hubieras hecho?
S.G.: Aplaudirlo, desde ya. Odio a los tiranuelos de morondanga. Detesto sus formas. Lo detesto a él!. Pero me miento a mí mismo si no reconozco que el viejo es historia viva. Es una página de hace muchos años que decía que se podía intentar vivir de otra manera.
Soslayarlo es como si yo quisiera olvidarme de que me cagaba en el jardín de infantes. Puedo no comentarlo pero eso no implica que no exista. Es un elemento real que viene conmigo a todos lados.
Ch.: ¿Entonces?
S.G.: Nada. Sólo digo: mirémonos en los mitos que hemos creado. Reconozcamos en ellos los vicios que nos atrofian. No les pidamos respuestas que ya no están en condiciones de dar. Para satisfacer cada interrogante hay que consultar al individuo adecuado. No pidamos bulones en la farmacia.
Ch.: Ah! Vi tu blog…
S.G.: Tu también, Brutus?
Ch.: Sí. De pésimo gusto lo tuyo. Cambiá esa foto ya. Y poné a la de Christina Aguilera.
(Dedicado a mi amigo Pablo que nunca me lee)
La burocracia debe tener su razón de ser
aunque yo no la sospeche. Ya llevo años metido en ella y no me resisto a ser una pieza del engranaje que cumple todos los días su rito tribal
Los oficinistas dejan de existir por un buen rato cada día. Se limitan al cumplimento de las mismas tareas. Hasta las bromas y sus consecuentes risas, sonrisas o muecas son repetidas. Dejan de tener razón de vida por sí mismos. Son eso que hacen todos los días. Un montón de vicios que, como granos de arena, se van amontonando, formando estructuras para defraudar.
A nadie le importa no hacer algo productivo. Lo importante es poner cara de circunstancia, valerse de algún expediente de buen cuerpo bajo el brazo y salir de expedición al pasillo en donde uno puede encontrarse con otros especímenes en el mismo plan de exploración. No es extraño que se junten y divaguen sobre el fracaso de la Revolución Rusa o de la importancia de ser formal. Ellos arreglan el mundo, que no tarda en descomponerse más que lo que ellos demoran en retornar a su silla.
Aunque la estrujen con peticiones, aunque chillen los funcionarios de alto rango, la respuesta de la administración llega siempre tarde. Ya ha habido muchos intentos de detener la inminencia del invierno ante la imposibilidad de atender a las necesidades que él supone. Ha sido en vano, pero dimos lo mejor de nosotros.
Utiliza un lenguaje muerto hace mucho tiempo ya. A los que son novatos en estas lides les lleva un tiempo más que prudencial aprender el idioma. En los documentos hay abreviaturas que ya nadie sabe que significa: siempre vinieron preimpresas. No incluir en los memorandos la expresión atentamente o sustituirla por alguna otra invención resulta insultante.
Las idoneidades se miden en años de servicio. Para tener razón hay que ser viejo, como todo el mundo sabe. Nada tiene un porqué: siempre fue así. Cuando dios creó a Adán debió completar una serie de formularios incluyendo un acta por el alta de un bien durable. Me lo dijo muy seriamente un geronte que tenía cara de saber mucho sobre estas cosas. Al menos no se reía al informarme.
Ya vendrán tiempos mejores, dicen los optimistas. En la época de Fulano sí que estábamos bien, los refutan otros.
Pero como toda creación natural, este ser amorfo ser cíclicamente se renueva. Vendrán otros paladines a refundar las reparticiones, a traer nuevos vientos, a retomar la senda de la buena práctica administrativa que nunca debimos abandonar. Pegarán cuatro gritos, nos darán un par de palmadas en la espalda y todo será como siempre fue.
postdata
Y encima que no tengo máquina no me funcionan los comentarios. Y bueno, che. Se aceptan quejas por e mail.
Tiempos bélicos.
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I
Me declaro no aficionado a la astrología, pero la proximidad de Marte me tiene desconcertado. Es completamente inverosímil el ánimo belicoso que se difunde en cada ámbito que suelo frecuentar.
Hasta un debilucho amante de la paz debe meterse en la trinchera, aprovisionado de las menudencias para una larga temporada.
(…)
VII
Estoy en alerta permanente. Vivo con el casco puesto. Duermo poco y mal. Necesito imperiosamente estimulantes. Estoy cercado. No puedo huir. Mis provisiones son escasas. No puedo avanzar hacia los distritos que proyecto: son área minada. Cada movimiento que realizo requiere una contraseña. Encripto mis mensajes. Protejo la retaguardia. Velo las armas. Con los dientes apretados escribo mi parte de guerra: día setecientos cuarenta y nueve:
XVI
El tiempo me enseñó a odiar a esa gente que se escuda en los papeles para decir: yo dije, yo avisé, yo no estaba… Tal vez sólo sea la casualidad de que los que más papelería acumulan en su casa para defenderse son los que más atacan. Pero otros nos tenemos mucho más que la memoria. Y mi memoria guarda recuerdos de dinosaurios, que tienen ganas de despertarse y un día de estos tenemos otro parque jurásico.
XXIII
Cuánto ingenio para estar en el lugar equivocado. Con rigurosa exactitud huyo de los caminos que prometen bendiciones. Uno de estos días tanto cálculo me va a salir mal y seré un tipo de éxito. Pero la virtud no me pertenecerá.