Patagonian News
Convócase a Asamblea General Ordinaria de Los Prisioneros de la Gramática S.A.
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A mi querida facultad de Ciencias Económicas le debo muchas cosas. Entre ellas puntualmente hoy se destaca un severo dolor de espalda propio de las horas luchando contra las huestes de la ley de sociedades comerciales. Tal tarea me demanda tanto tiempo que creo que mi primer libro on line será con mis comentarios a esta ley y se escribirá con la menesterosa gramática de un libro que versa sobre el derecho. Ya sé que la mayoría de ustedes no estaría conforme con la materia escogida, pero en mi defensa alegaré que no soy yo el que elige los temas: son ellos los que vienen a mí y la única manera de quitármelos de encima es a través del exorcismo. Y, de entre los métodos para exorcizar esto sujetos tenebrosos, el que mejor me sienta es el de escribir. Bien, mal, regular, que sé yo. Puesto en papel de lector de mis propios escritos -que es mi más novedosa experiencia- diré que noto una cierta peoría (¿cuál es el antónimo de mejoría?), pero con la generosidad de los participantes de este espacio y los deseos de estar con algún texto todos los días, creo que algún par de ideas interesantes germinarán. Al fin y al cabo, no me es lejana la imagen de mi padre revoleando semillas al viento y alguna siempre germina, contra sequía y tempestad. Es sólo cuestión de fe.
Y dicho esto, me recluyo un par de días a seguir tratando de elucubrar los misterios de las asambleas, las reuniones de directorio y los consejos de vigilancia.
Un abrazo para todos y buen fin de semana.
Nada.
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El domingo nueve de noviembre se celebran elecciones en la provincia del Chubut. Me alegró el saber que es el mismo día en que juegan Boca contra River al fútbol. Seguramente, si no hay empate, a la tarde se conmocionarán las calles céntricas de estos pueblos callados. La policía sacará a pasear a los caballos de la montada y se confundirán los cánticos en las caravanas.
¿Qué se festejará? Lo mismo de siempre, me respondo, mientras sigo mascullando silencios con lo poco que me queda de mi estructura dental (o mental?). Nada. El lunes todo retomará la absurda rutina de los lugares en que lo único importante es que no pasa nada.
Instantánea 12
En mi Babel polvorienta la enseñanza media tiene dos bandos claramente diferenciados. Los azules profesan la educación nacional técnica que los condena a ser técnicos químicos o electromecánicos. Los blancos son candorosas víctimas de lo que los delincuentes de la pedagogía han calificado como "
bachillerato con orientación en gestión empresarial" o en "
biotecnología" o en "
sociopedagogía". La pedantería de sus nombres no miente en cuanto al vacío de las currículas.
Me dicen que las autoridades educativas han tomado cuenta de esa historia narrada en un libro popular acerca de un hermano que asesina a otro. Hablo de la fábula en que el pastorcito y el agricultor no pueden con su genio.
Para evitar la comisión de asesinatos se ha dispuesto que los colegios no tengan el mismo horario. Los azules entran cuarenta minutos después que los blancos. El justificativo que me da un azul me parece esclarecedor:
es que sino, nos trenzamos.
Me pregunto
¿mirar televisión seis horas al día y tomar coca cola no es más nocivo para la salud que fumar diez cigarrillos diarios?. Se me planteó este interrogante ante la amenaza gubernamental de prohibir toda publicidad de tabaco, arguyendo las mismas excusas de siempre, ya que ni se toman el trabajo de contratar a algún escriba que se las redacte un poco mejor. Me tienen cansado con tanta hipocresía.
Instantánea 11
Es la primera promoción surgida del experimento que se dio en llamar
Reforma Educativa. Los alumnos padecen el desconcierto propio de los que no saben qué hacer con sus vidas. O peor aun, saben perfectamente que la vida les depara el final del recreo, una sucesión de bofetadas que los pondrán en su lugar. Ninguno lo sabe bien. Ni el brillante ni el apocado. Ni el de convicciones anarquistas ni el fanático religioso. Ni el potencial delincuente ni el futuro agente del orden.
Se encuentran divididos. Son marginales. No los separan las ideas sino la falta de cohesión que les han inculcado sus maestros. No quieren parecerse a nadie. Por eso, hagan lo que hagan, todos serán la misma cosa.
Fantasean que están en Hollywood. Los esperan el cemento fresco y los canapés; el llanto de los padres y la ruidosa canción borracha que es el himno de los egresados. Uno de los mejores de la clase, el monje negro de los que se sientan en el fondo aprovecha el cemento fresco para poner su nombre y escribe: “
Perón, choripan y vino” y todos ríen. Todos menos él, que se ha percatado de su profecía.
43.
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Dios también cumple años. No es el cumpleaños que yo, en mi condición de súbdito (o devoto, no sé cual es la palabra apropiada) desearía. Desde que Nietzsche se vende por kilo en las librerías nos ha dado a todos por querer asesinar a cuanto aspirante a dios anda dando vueltas por ahí.
De repetir hasta el cansancio tus milagros se me hace que ya son mentira, pero así es el tiempo con los mortales. Nos carcome la memoria, nos invita a la bruma, a la duda antes que a la certeza, a la devoción antes que al juicio, a la arruga y a la panza antes que a la experiencia.
Supongo que no es de dioses andar a los tumbos, no saber cuál es el lugar de residencia apropiada, confundir la pasión con la inteligencia, el vicio con el deber, o quizás si. Y por no ser capaz de entender cómo operan los dictados de la lógica divina me enrolo en las filas de los que se cruzan de brazos y se limitan a no entender.
Supongo también que bien ganado tiene un dios que se le perdonen los incidentes que estos pobres ojos de mortal ven como errores. Bien ganado está porque los saldan y compensan holgadamente las delicias que te debemos, la lágrima, el insulto, la bronca y la desmesura a la que nos acostumbraste todos estos años.
Te pido que me recuerdes, antes de reincidir en mi vocación de no creer en los héroes, que algunas veces fuiste el héroe que yo elegí. Uno distinto de los usuales, sí, porque siempre supe que imitarte estaba muy lejos de mis aptitudes, pero un héroe al fin. Uno de carne y hueso. Uno que podría andar por estas calles y sentarse a tomar un vinito conmigo, ahora que la noche es tibia y prometedora y estoy un poco podrido de tanto cuatro de copas.
Feliz cumpleaños, Diego.
Hoy.
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Cualquiera estaría feliz por la llegada de estos calorcitos con los que nos está premiando la primavera. Yo, por el contrario, estoy preocupado. Absurdamente he aumentado las horas que dedico a dormir aunque, para mi acostumbrado lamento, no ha crecido en igual medida el volumen de mis sueños.
Haciendo un tremendo esfuerzo soy capaz de reincorporarme. Miro por la ventana. La gente se ve alegre. Las mujeres desvelan sus hombros e incluso se ve alguna pollera, cosa que escasea por estos rumbos.
A mí el calor no me alegra. Más bien me recuerda a ese gran escritor de obra mediocre que postulaba al sueño como suburbio aledaño a la muerte. Y así me escapo de la sudorosa vigilia hacia otros reinos en los que el calor es menos importante que la aventura o el simple mirar por la ventana.
Necesito un baño. De ideas, de historias, de pasiones, de mediodías con la sábana pegada, de ceniceros llenos de la mitología compartida...
Necesito que me lluevas.
La última gambeta.
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Domingo 26 de octubre de 2003, cancha de Boca Júniors.
Juegan el local contra Estudiantes de La Plata.
Minuto 42 del primer tiempo. El arquero de Estudiantes quiere cumplir el sueño de su vida: gambetear al gambeteador. Carlos Tévez impidió la concreción del sueño. Nadie reparó el error del pretendiente. Dos a cero. Pleito finiquitado.
En la platea de Boca y en la tribuna que recibía la visita de Estudiantes, al unísono, deciden detenerse para siempre dos corazones.
Ni la muerte, mujer al fin, deja tranquilos a los hombres cuando quieren mirar un partido de fóbal.
Instantánea 10
Algunas fronteras no se viven como un simple límite sino como una lenta transición, un viaje por el propio cuerpo hacia la pérdida de identidad.
Las rutas que van a Sierra Grande están destrozadas. La experiencia me indica que es algo premeditado por las autoridades. Cruzar una frontera no debe ser algo tan sencillo como dar un paso para trasponer un umbral. Así, el que llega puede leer, al costado de la ruta un cartel verde que dice “
Sierra Grande 60 Kilómetros”, y a poco de andar se topa con uno que en color naranja exclama “
Calzada sin demarcar, ruta peligrosa, velocidad máxima 30 km/h”.
Las dos últimas horas transitando sobre los baches, esa mezcla de asfalto y pedregullo, martillan tanto la estructura ósea que ya se está preparado para ser nadie.
Instantánea 9
Una de las desgracias que signaron mi niñez fue conocerlo a Fatura.
No supe nunca demasiado de él. Lo poco a lo que accedí fue más bien obra de las chismosas del barrio que se encargaban de llenarnos de datos inútiles, tal como hoy lo hacen los periodistas.
Tenía un solo pantalón. Para dejarlo secar después de lavarlo, dormía o lo intentaba.
Trabajaba en alguna panadería pero en ninguna me vendieron ninguna factura como la que él me regaló una tardecita. Si hubiera tenido hambre me habría cercenado la chance de saber ese único y perpetuo sabor.
También le decían Pajarito. En efecto, sus tangos silbados deben ser piezas selectas allá donde la música no necesita tiempo.
Instantánea 8
En Sierra Grande casi todos los días hay viento. Nunca nos asustaron las amenazas de tornado quizá porque el viento es más pertinaz que potente. Más nos asusta la calma porque no es algo que conozcamos demasiado.
A la vuelta de mi casa está el cuartel de bomberos.
Cuando ocurre algún episodio que demanda su intervención suena por tres veces su sirena, convocando a los voluntarios que están desperdigados en el pueblo. A ese llamado se unen los aullidos de todos los perros de mi barrio.
El día en que el mundo se acabe, en Sierra Grande no soplará el viento. La calma será suficiente anuncio para que los habitantes ultimen detalles o destapen botellas diversas. A la hora señalada la brigada será convocada a su misión definitiva.
La derrota no estará garantizada mientras quede en pie uno solo de los muchachos
Gracias a todos por la muy linda semana bloguera. El redactor se ausenta hasta el lunes a seguir con sus estudios de derecho societario, alternado con alcoholes, Kierkegaard, anotaciones en su cuaderno y... sí: soledad in extremis. Pasen ustedes muy buenos días.
Instantánea 7
No entiendo por qué en mi pueblo hay tantos servicios de autos de alquiler (en otros lados conocidos como taxímetros, taxis, tachos; acá sólo remises).
Digo que no entiendo porque no hay muchos lugares donde ir. La urbanización se ha extendido de manera caótica como es ley pero, con todo, nada queda demasiado lejos.
Podría mencionar que, al decir del jefe comunal, las calles se parecen a las de Sarajevo (pero sin las bombas de la guerra convencional) y es esa dificultad la que estira las distancias, pero sé que no. En esta tierra hostil no cuesta demasiado trabajo a los lugareños vencer la resistencia del viento, a la amenaza de los charcos, a la persistencia de las lomas y a las baldosas flojas.
No hay destino para los serranos. Los locomóviles no nos devolverán el futuro ni nos llevarán a ver los paisajes que ya no se dejan ver. Por eso celebro al que no evita la sensación del paraíso perdido y siente en sus pies el abandono. Y no claudica.
Instantánea 6
El cuatro de diciembre de cada año los mineros festejan la fiesta patronal de su Protectora, Santa Bárbara.
Esa ocasión es buen motivo para la realización de espectáculos públicos gratuitos y multitudinarios. Ese día, y sólo ese día, pueden bajar al yacimiento las mujeres y los niños. En el caso de los niños la restricción es lógica: no es bueno para la salud de los cuerpos en desarrollo exponerse a la escasez de oxígeno propia de este submundo a doscientos metros de la superficie. Las mujeres no pueden descender por una cuestión femenina: los celos de la mina. Se ha temido que el gigantesco animal que nos provee del mineral nos niegue su fruto al verse amenazado el amor de los cientos de operarios que hurgan en sus entrañas.
Ojos que no ven, corazón que no siente reza el apotegma.
Instantánea 5
Los escolares cantan a voz en cuello el himno provincial. En cambio respetan la solemnidad del himno nacional y apenas lo rezan con timidez.
Desconozco el origen del primero pero es su nivel musical es bastante pobre. Por el contrario, el himno nacional tiene un cariz guerrero, propio del sentimiento de liberación de la enseña que nos colonizó y su música responde a un plagio que es preferible mantener en reserva.
Mientras la canción patria nos exhorta a vivir o morir siempre entre los laureles de la gloria, el himno provincial resalta las virtudes de esta tierra y nos convoca a la vida fraterna.
La parte que cantan con más entusiasmo los colegiales dice algo así:
Por eso vamos, alegres, confiados
a la conquista de un gran porvenir
todos unidos, cual nobles hermanos
en arduas bregas, vivir y morir.
El valle, el río, la pampa, los andes,
arado y pluma, bien juntos los dos.
Ha de alcanzarnos el triunfo radiante
bajo el auspicio benigno de dios.
Un tal López.
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Me despierto muy temprano en la mañana. Cambio de sintonía la radio no por una preferencia sino por una costumbre que me permite identificar el día de la semana en el que estoy. Pongo las noticias.
Se fue López.
Pienso en mi casi sueño que hay demasiadas noticias, que se pone un énfasis ridículo en lo policial, en lo deportivo, en el rumor liso y llano. La gente necesita entretenimiento.
Me dicen que lo estaban por echar.
Se acabaron las historias memorables. Hoy concito el centro de las reuniones contando episodios triviales que apenas se distinguen de los demás por agregarles un tono paradojal o absurdo o por encarar la reivindicación de conductas sumamente indeseables.
Al parecer lo hizo por su honor. Pero también estaba muy enfermo.
Se me ocurre que es culpa nuestra. Somos demasiado cómodos. La ciencia nos explica todos los por-qués. Hoy el acontecimiento sin explicaciones, aclaraciones, interpretaciones, remaches ni notas al pie, no tiene demasiado interés. Lo veo hasta en las cosas que escribo. También explico hasta por las dudas que no van a surgir.
La renuncia tiene fecha el primer día de diciembre.
Me prometo tratar de eliminar las moralejas triviales aunque sé que mi vanidad no me lo permitirá.
Quién carajo es el señor López?
Instantánea 4
A Sierra Grande le faltan balcones. No es el escenario más propicio para el nacimiento y consumación de las pasiones de Romeos y Julietas.
La falta de amor o la demasiada pasión, que se sabe es efímera, la proliferación de talleres y de huertas o alguna otra razón menos notoria, han provocado que escaseen las familias en las que el padre sea el padre de todos los hijos, la madre sea la madre de todos los hijos y puedan sentarse cada mediodía a una misma mesa.
Mocho quizá se apellide Fernández o García. Está lleno de hijos. Se le han mezclado en la casa los propios y los de sus Marías porque tal como los hijos le van quedando cada María le va dejando su puesto a una sucesora. Nadie me explica por qué vienen; nadie entiende por qué se van.
Así, no sorprende que en tono nada confidencial le comente a su amigo:
-Cómo puede ser!. Esta mujer de mierda!. Tantos maridos que tuvo y me quema los fideos.
Instantánea 3
¿la Historia es la que elige a sus héroes o son los héroes los que cambian el curso de la Historia?
Un paisano que encuentra una mina de hierro, el jefe de la bancada mayoritaria del Senado de la Nación, un casco azul en Chipre, el capitán del seleccionado argentino de rugby, un ministro del Superior Tribunal de Justicia de Río Negro, un boxeador en los Juegos Olímpicos... Ningún destino individual pudo evitar la condena. Pequeña metáfora de un país bombardeado que se alegra cuando un argentino gana el campeonato mundial de pase inglés.
Cada sociedad es un ser amorfo que no está atado al destino de los individuos que la integran. Pero es arduo cortar las amarras a ese supra-signo que nos previene y nos sobrevive.
Instantánea 2
A Fabricio le dicen
Plumita. Es un pibe como todos, un poco más flaco pero sus flaquezas tal vez sean una exageración propia de sus largos cabellos que quieren emular a un Lennon rubio.
Va a pescar a Punta Colorada. Como siempre. Como nunca es una noche sin atisbo de pique. Encima el frío, tío,
viste vos?, el vasto mar y el viento omnisciente que viene por él.
En la escuela necesitamos plata para quién sabe que necesidad impostergable. Plumita no sabe que el tiempo se acaba y aportó para el trivial cometido.
Lo despedimos con esa tristeza que sabe a mar profundo, la que sólo se conoce en los velorios en que el féretro es chico.
Hay lugares en que el azar rige la muerte y la ventura más que en otros. Por eso aquella tarde sin asombro escuchamos, al final de una fiesta cívica, a la señora directora diciendo:
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El número que ganó el sorteo organizado por la Asociación Cooperadora es el 116; el ganador es...
Una sombra ya pronto seré; una sombra lo mismo que vos.
Instantánea 1
Beto es el vendedor de diarios del pueblo. Me cuentan que hace veinte años la vida le sonreía; si necesitabas un mango a Beto no le importaba sacar lo que tuviera en la caja y dártelo. Hoy vive en su kiosco de lata al costado de la ruta 3 que es la calle principal del pueblo.
Los sábados a la noche conduce un programa de radio que se llama “
Como yo lo siento”, que es producido por mi hermana María Laura. Ella no sabe bien quién es Luis Alberto Spinetta pero nunca olvidaré que con sólo nueve años escribió por ahí “
la soledad es un amigo que no está”.
Nunca escuché el programa pero por los temas que ocupan a la productora sé que incursionan en lo que Deleuze llama literaturas menores como la poesía chamamecera y el legado literario de los indios mapuches.
Sospecho que Beto lee con voz afectada sus propios poemas. Él también escribe.
Algún fin de semana volví a la casa de mis padres y me sentí un extraño hasta que me alcanzaron el diario que Beto deja a la mañana, cuando todo el mundo duerme. Siempre deja algún saludo escrito en la portada. Ese día decía:
Hola Jorjé.
Instantánea 0
Mi pueblo, Sierra Grande, se parece un poco a esos hijos de familia pobre, paisanos de tierradentro, que viven lejos de las oficinas públicas y desconocen las ventajas del oportuno registro de los nacimientos de personas. Es así que muchas veces que la situación se regulariza a través de la gestión del propio interesado.
El caso es que el 19 de octubre de 2003 mi ciudad natal celebró su centésimo cumpleaños. A falta de fundación, la fecha que se escogió corresponde a la que constaba en la primera acta del Juzgado de Paz según el buen tino de los primeros habitantes.
Maldito doppelganger.
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Dice Crhistian:
No sabés, ayer soñé con vos. Resulta que yo trabajaba en una empresa muy importante y estábamos sufriendo filtraciones de información que nos tenían azorados. Al cabo de la pesquisa caímos en la cuenta de que el espía era uno de los directivos principales que, para mi sorpresa, en determinado momento empezó a transformar su cara hasta tener la tuya. Y yo decía no puede ser. Este es mi amigo, cómo va a hacer una cosa así.
Me descubrieron.
Hoy es el aniversario de Trelew, la ciudad en la que vivo.
Ayer fue el centenario de mi pueblo natal, Sierra Grande.
Si creyera en el horóscopo diría que las dos ciudades son de libra. Y si escribo eso es porque ya no creo en la razón tampoco. Y como la balanza equilibrada es el símbolo de libra, podría decir que son sitios apropiados para contener a un desequilibrado.
LA FRASE
"
Las librerías nos ahorrarían trabajo si algunos libros los vendieran ya leídos. Mejor todavía tratándose de un buen libro, que los vendieran ya devueltos por los amigos prestatarios."
MACEDONIO FERNANDEZ
Perdona nuestras deudas.
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I
La crisis económica, política y social por la que atraviesa el país no ha impedido que se recepte el auge mundial de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Estos entes sui generis surgieron para cumplir los roles que no interesan al sector privado convencional (que sólo responde al interés lucrativo de sus accionistas) ni al estado (en su errático andar: ahora expansionista, dentro de un rato reduccionista).
La creciente desocupación, el afán de notoriedad, la confusión propia de las muchedumbres e incluso el interés lúdico se han confabulado para parir un entramado de organizaciones, algunas necesarias, otras funcionales, sólo ornamentales o, finalmente, patéticas.
II
Ayer escuchaba en algún programa de radio a una representante de los deudores hipotecarios que hacen lobby para impedir que rematen sus propiedades, tarea más que loable en un país que cacarea su cesación de pagos con aire compadrón. La señora en cuestión regenteaba la prepotente Asociación de Deudores Argentinos que, atendiendo a su pomposo nombre y a la mentada situación de la cosa pública nacional, bien podría ser un ministerio del poder ejecutivo.
Considerando la amplitud del nombre –Asociación de Deudores Argentinos repito para el lector poco atento–, no presté demasiada atención a lo que decía la entrevistada sino que traté de imaginarme los requisitos de ingreso a este club.
III
No puedo darme el lujo de hacer exámenes concienzudos sobre materias que me reportan tan baja rentabilidad, pero al cabo de unos minutos anoté las siguientes impresiones.
Desde ya es requisito esencial tener una deuda hecha y derecha pero sospecho que se destrata a los
militantes que sólo tienen deudas en razón del juego. Otros que tienen problemas al completar el formulario de ingreso son los que tienen una cuenta corriente en el kiosco de la esquina. Sabido es que establecimientos como ese evitan todo tipo de registración de sus operaciones a efectos no ser presas de las cacerías del fisco (principalmente interesado en piezas menores).
Naturalmente dentro de la organización hay categorías de deudores ya que no es lo mismo tener una deuda en pesos que en dólares, no es lo mismo que la deuda sea con garantía hipotecaria o sólo personal, no es lo mismo deberle a un proveedor que a un usurero que milite en la Asociación de Bancos de la República Argentina. Ese tipo de dudas quedan esclarecidas si se practica la exégesis de los panfletos que dejan tirados en la calle. En ellos se señala que conseguirán que se respete su condición de deudores aunque sea a las patadas, todo en un marco de solidaridad y participación democrática.
IV
Para ser aspirante a los puestos directivos hay que estar endeudado hasta el caracú (o para mejor decir hasta la médula espinal). No sería serio que una entidad que agrupa a deudores quedara acéfala en razón de que su cuerpo dirigente saldó sus acreencias redondamente. Asimismo, si el novel integrante desea crecer en la jerarquía deudora debe pedir prestado enormes sumas de dinero con el propósito de no abonarlo en fecha. Crecerán sus méritos -y le serán reconocidos- cuando acredite intimaciones, embargos, ejecuciones forzadas y amenazas de muerte.
V
No he podido averiguar a cuanto asciende el importe a pagar en concepto de cuota mensual, pero sospecho que ante la razón que los agrupa estaría muy mal visto formular el respectivo óbolo antes del vencimiento, e incluso después. En ese orden, no me extrañaría que el aporte mensual consista en la participación efectiva en manifestaciones públicas, aporte de neumáticos para su quema, composición de estribillos insultantes para el ministro de economía y toda su familia, contaminación sonora con golpes de cacerola, rotura de los vidrios de la Asociación de Martilleros y Rematadores y actividades similares con tal que denoten la voluntad de no pago y connoten espíritu revolucionario.
Hasta la moratoria. Siempre.
Fábula de la iguanita faldera.
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Érase una iguana que soñaba ser un perro.
Dicen que los perros son fieles pero con la limitada estructura mental de estos animalitos cuesta imaginarlos urdiendo una conspiración para derrocar al Jefe del Departamento de Sanidad Animal.
La pobre iguanita se imaginaba capaz de ser tan fiel como un perro y más aun: creía que debajo del gesto obsecuente hacia su amo podía gestar una revolución para lograr que los reptiles dejen de arrastrarse.
Pero no era perro ni fiel ni capaz de sospechar que hubiera otra cosa que no fuera el presente continuo en el que viven los animales.
Un miércoles demasiado parecido a un lunes la tuve a tiro de patada y la emboqué de refilón despojándola de la inútil cabeza. Fue capaz de regenerarse, o para mejor decir, se multiplicó y maldije mi ocurrencia.
Por fin, érase un amo que a falta de perro tenía dos iguanitas falderas que le lamían los pies a placer. Las iguanas nunca lograron ser perro pero su perseverancia se vio premiada porque el amo al cabo de un par de inviernos comenzó a reptar.
El universo y sus progresos nos llevan inexorablemente a un color uniforme. La clave no será perdurar sino prevalecer.
vindication of the lie´s maker.
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Acaso por culpa de un precoz vocabulario florido, siempre he sido fuente de consulta de mis amigos en los más variados temas. No me resultó demasiado complejo. La mayoría de mis amigos de la adolescencia tenían en aquel entonces el cerebro de un adoquín (aunque vale aclarar que el tiempo ha demostrado que el adoquín era yo).
Esta erudición aparente que me catapultaba a la categoría de gurú me hizo simpatizante del silencio. Como se sabe, a falta de calidad en lo que uno quiere decir, es interesante restringir la cantidad de manera de aumentar las expectativas de la audiencia.
Cuando me di cuenta que era dueño de futuras verdades ajenas comencé a experimentar con la mentira.
Recuerdo que comenté que había leído en la revista
El musiquero (porque hace quince años yo leía cualquier cosa, incluso revistas de rock) que el cantante del grupo de classic metal Ratablanca
Adrián Barilari había sido reclutado de un conjunto que sonaba peor aun:
Los pasteles verdes (engendro inclasificable en el vasto universo de la música y aledaños).
Me resultó satisfactorio, al cabo de un tiempo, tener que echar luz a una controversia surgida en las huestes del heavy metal de mi pueblo: la mitad sostenía que Barilari era originalmente un cantante de música “
tropical” (en Argentina el trópico es a la altura de Berazategui) y otro que defendía las (escasas) dotes para el canto de este buen señor, negando desaforadamente todo pasado pachanguero. El rumor puesto a correr había cobrado vida propia y me tocó ratificar mi mentira, dando origen al mito, al menos en mi pueblo, lo que no es tan poca cosa.
El tiempo ha pasado y ya el mundo rockero ha crecido en relación inversa con mi interés por lo que hacen o dejan de hacer los rockeros. Después de todo, escucho más o menos la misma música desde hace unos diez años y creo que no hago mal. En este punto recuerdo al
disc jockey que pasaba música en la fiesta de casamiento de mi mejor amigo: guardo para siempre la imagen de los comensales luchando contra una presa de pollo al ritmo de
Misión Imposible en la versión de
Limp Bizkit...
Claro que ahora me dedico al ejercicio de mentiras inofensivas como en aquellos años; tal vez me animo a incurrir en terrenos que me resultan más pantanosos (se me notan los temblores en la caligrafía indecorosa). Lo que ha cambiado es el formato. Ahora escribo este blog.
Y como (no) le gustaría a un amigo mío que escribe secretamente, ahí va una moraleja:
Con un poco de buena voluntad y un micrófono potente puede convencerse a las muchedumbres de casi cualquier cosa. Y sino fíjense quién nos gobierna.
Efectos colaterales.
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Y si a mi me gusta la montaña vos vas a preferir el mar. Y cuando el día renazca pretenderás la penumbra. Y me reprocharás que uso demasiada sal casi tanto como el fumar a la mañana. Me querrás poner límites y yo intentaré quebrar los tuyos.
Y si una tarde somnolienta me da por ponerme meloso vos subirás el volumen del sonido de una stratocaster y algún vaso se romperá. Quebrarás mi tiempo de paz con una sonata de artillería en re menor y te juro que no me va a molestar.
La cruz del sur siempre estará cerca y si nos falta esta luna tendremos otra mañana.
Cuando me emborracho y cuando leo a Girondo soy capaz de soportar casi todo.
LA FRASE DEL MES
"
Para entender el peronismo hay que apelar a la teoría del rabanito: si uno quiere sacarlo de la tierra, no hay que tirar de las hojas porque se rompe. Hay que cavar en la tierra, pero sin dañar las hojas porque por ahí respira."
Torcuato Di Tella
Desarrollo, dictadura y soledades.
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Hace diez días una revista de tendencia izquierdosa publicó una portada por demás provocadora, aludiendo a una inminente dictadura de los no fumadores (con cruz esvástica incluida). En Argentina suena raro, pero por lo que cuentan esto ya es una verdad consumada en países que se consideran más desarrollados.
Paralelamente, tres o cuatro de las personas de mi círculo más cercano apelan a todo tipo de conjuros para dejar el vicio.
Yo también quiero dejar de fumar. Pero no tanto. Me gusta el humo pero no me gusta la dependencia. Me gusta el libre albedrío pero no es bueno ponderarlo como propio si uno tiene las esposas puestas.
Hace un mes fumé por primera vez delante de mi madre. Me voy quedando más solo.
de viajes y de idiomas.
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I
Desgraciadamente mis padres no han tenido finanzas holgadas como para educarme en otras lenguas cuando yo era un chiquillo. Pero desde siempre he tenido cierto encanto por el sonido del francés. Y con dolor me he enterado que se ha quitado el francés como lengua extranjera en las escuelas secundarias de mi provincia por razones de índole presupuestaria (qué esperaban?).
En el viaje de vuelta, el azar me deparó venir sentado al lado de un francés muy parlanchín del que sólo entendí el “holá” con el que me saludó y sentí el segundo puñetazo de las restricciones presupuestarias. Me hubiera gustado mucho saber qué es lo que veían esos ojos cuando yo veía que el autobús atravesaba un infinito desierto. Lamentablemente tuve que conformarme con observar su entusiasmo. Y me bastó.
II
No siempre me va tan mal en los viajes de vuelta. Me viene a la mente una ocasión en que viajé acompañado de una alemana que visitaba la patagonia por octava ocasión. Afortunadamente balbuceaba un español entendible y compartimos una charla al menos digna. La única mácula fue cuando me preguntó por qué estaba tan mal este país. Creo que hubiese preferido que me preguntara acerca de la existencia de dios, o la posibilidad del amor eterno, o la ubicación del alma en el cuerpo o el teorema de Bernoulli. Francamente agotó mi paciencia. Claro que si se hubiese tratado de una mujer un poco más atractiva yo podría haberle respondido con impostada solvencia, como corresponde a cualquier habitante de estas tierras puesto en plan de conquista.
cara assenza.
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He estado ausente este fin de semana porque he ido a mi casa a saludar a mi madre que bastante abandonada la tengo, por cierto.
Informo a mis lectores no argentinos que el próximo domingo los mercaderes han decretado que sea el día de la madre y a modo de mínima rebelión, hice de cuenta que la se celebraba el domingo pasado y no gasté en ningún regalo de los que se estilan realizar.
Por el contrario, aprovechando el fin de semana extendido (porque a los efectos turísticos se convirtió en no laborable el lunes) se agotaron los boletos para ir a ninguna parte. Y en virtud de ello me vi obligado a erogar una suma de dinero considerable para viajar en la única empresa que me vendía un mísero lugar. Y todo por apenas 200 kilómetros. Creo que pronto será más barato viajar a Madrid.
El ceniciento.
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Me resisto a lavar el cenicero. Además de las huellas de la mano que me lo regaló tiene los restos de lo que he sido y ya nunca seré. Un cacho de mi soledad descompuesta en humo y cenizas, el negro translúcido de la penumbra que invita a lo prohibido.
Loconimia.
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Cada vez me gusta más el mundo de los locos.
Se sabe que los locos suelen tener reacciones violentas, pero uno ya está preparado para las sorpresas, de manera que no se sorprende. Pero hay cierta clase de locos que es ciertamente más preocupante. Es una especie de loco travestido, es decir, gente que ya no está en sus cabales pero camina por la calle como cualquiera, es funcionario público e incluso promueve a algún hijo literato. No son locos por una razón en especial sino por un cóctel fatal: lo rigurosa que ha sido la vida con ellos. Y por rigurosidad entiéndase fealdad extrema, cara bovina, anteojos hasta para dormir, memoria en exceso detallista, inteligencia menguada, genio devenido en ironía y abriles devenidos en arrugas irredimibles.
Leía en algún otro blog que antes cada persona recibía un nombre distinto en cada estadio de su vida. Qué nombre ponerle a este momento maloliente de este pálido ser me pregunté al cabo de una mañana en que su ausencia me asfixiaba (sí, cuando no está este espécimen en particular, se lo siente flotando en todas partes). No supe responderme. Precisamente en ese momento me di cuenta que no sirvo para escritor. No puedo ni ponerle nombres a mis criaturas.
Un reloj de manecillas grandes y voz límpida.-
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La vida me regaló un reloj despertador. En rigor de verdad no me regaló sino que me está cobrando el mismo precio de siempre...
Este reloj tiene algunas bondades que no tienen los relojes a los que la gente se ha acostumbrado a odiar. Me sirve para despabilarme cuando amenaza vencerme la apatía.
La apatía es un estado que guarda cualidades en común con la muerte vegetativa. A golpes de desilusión, el espíritu le corta gradualmente la fuente de alimentación a los sentidos hasta que uno no percibe casi nada. Y da lo mismo que sea noche que día, si la fatiga es parecida.
Pero con mi reloj de estreno no me permito que me venza la apatía. Con su voz estridente, límpida, que siempre dice "buen día" y sus manecillas enormes me despierta justo a tiempo para saber que no es lo mismo el café que el café con crema, que no es igual ser intentar hacer algo bueno por mi vida que dejar que otros lo hagan por mí, que no es igual el whisky bueno que el whisky, que mañana no puede ser muy igual a hoy...
Ciertamente cuando me hace notar su presencia me molesta un poco. Todos los despertadores se parecen en eso. Así como el fumador cuando comienza a dejar el vicio siente intensos dolores de espalda así siento la vida calándome los huesos. Pero en este tiempo me permití aprender que sentir la vida es la única manera de que la vida tenga algún sentido. Si es que lo tiene. Y a veces creo que sí.
A la vuelta de mi casa hay una iglesia nueva. Se llama "Argentina para Cristo". Definitivamente creo que estamos perdidos.
A la iglesia católica argentina le escasean las vocaciones sacerdotales. Está en extinción.
La multitudinaria procesión de este fin de semana en homenaje a la Virgen de Lujan dejó una cantidad de mugre que puede mensurarse en toneladas. Pero nada de esto se ha dicho en la prensa. Una vez más el diario no hablaba de mí.
Con este estado de cosas, las religiones que vienen serán unipersonales. Quizá nunca debió ser de otra manera. Acaso sean más higiénicas.
Y feliz fin de semana para todos. Espero que la semana próxima me encuentre un poco más inspirado que esta que terminé hoy a la una de la tarde.
Borrador pretencioso pero poco elegante.
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Me fascinan las mujeres y eso ya no constituye ninguna novedad. Ellas tienen la casi libertad de vestirse como les viene en gana si logran desprenderse de los corsets de la moda y las señales de tránsito que los trasnochados y los mercaderes les quieren imponer.
Naturalmente uno busca aquello de lo que carece. Ya lo decía Platón, amar es echar de menos y los hombres encontramos en las mujeres ese componente estético del que carecemos y al que es dable renunciar en aras de una vida sana.
Sin embargo, como comenté en el día de hoy en algún blog que tengo el privilegio de leer casi a diario, admiro más la elegancia que la belleza física propiamente dicha. Después de todo, la belleza es una virtud –si se me permite– perecedera creo yo; en cambio la aptitud para la combinación de colores, materiales, texturas es algo que nunca abandona al que es poseedor de esa potestad.
Los contrastes, la delicada desmesura, el consuelo de la brevedad, los rincones que asaltan el centro, el velo que invita a más, denotar, ocultar, ocultar y, finalmente, ser.
Después de todo qué es esto que llamamos vida sino un montón de retazos que no nos dejan ver el
corpus total. La vida sabia, me apresuro a decir, no es otra cosa que la mejor combinación de esos retazos hechos de lágrimas y sonrisas, de recuerdos y de olvidos, de luces y sombras, de vino y de agua, de manzanas y tabaco, de despojos y saqueos, de noches de gloria en el casino y días de fideos recalentados. O alguien me va a decir que la buena vida tiene sabor dulce?
Una supuesta hija de desaparecidos se negó a realizarse el examen de ADN que solicitaba una familia que fue despojada de su hija en los años de plomo. Pudo hacerlo porque ya cumplió su mayoría de edad y la Suprema Corte de Justicia entendió que, en un marco de derechos constitucionales no absolutos, el de la intimidad prevalece sobre el de la identidad. En un segundo plano quedó la voluntad de esta piba de realizarse el ADN cuando ya no pudiera causar perjuicio a ninguno de los integrantes de la familia en la que vivió todos estos años.
Si hubiera sido menor quizá a falta de padres o tutores en aptitud de darle la pertinente autorización, le hubiesen extraído la sangre a examinar de manera coercitiva. Y quién sabe el resultado posible. Quizá hubiese tenido que ir a vivir al seno de la familia que la reclamaba, aun contra su voluntad.
Debe haber muchos casos así. Y me pregunto hasta qué punto los que ayer eran víctimas tienen derecho a cortar coactivamente lazos de afecto.
Me pregunto hasta cuándo seguiremos siendo un péndulo en el que los opresores de ayer son las víctimas de hoy y a su vez tendrán la sartén por el mango mañana. Y a nadie extraña ya que las venganzas superen a los daños sufridos. Si hago extrapolación de esto que vivimos, no puedo ocultar mi temor.
Me dirán que todos necesitamos saber la verdad. Yo la sospecho: es la peor posible. Pero también me planteo hasta cuándo seguiremos salando las heridas.
En Argentina se puede novelar
sobre la base de hechos reales. Según se lee en lanota de
Andrea Ferrari aparecida ayer en el diario
Página 12. Allí se lee:
>>La Justicia rechazó la demanda de una de las protagonistas de la historia que inspiró la novela “Plata quemada”, que pretendía que su autor -Ricardo Piglia- la indemnizara por desnudar pasajes de su vida.
"(...) los jueces se encargan de recordar dos cuestiones evidentes: la primera es que los medios dieron amplia difusión a la historia del robo mucho antes de que Piglia siquiera pensara en usarla como material para su libro, y la segunda es que se trata de una novela. Por eso en el fallo emitido el 7 de julio pasado ratifican el rechazo de la demanda y sostienen que “el género literario dentro del que se enrola la obra, la comprobada participación de la actora en el hecho delictivo que relata –que admitió una relevante difusión en los medios de comunicación de la época– y la escasa importancia que reviste su personaje dentro de la narración, son aspectos que justifican la necesidad de preservar el derecho de Ricardo Piglia de contar la historia tal como fue concebida y ampararlo contra demandas que persiguen el resarcimiento de daños de cuestionable procedencia y escasa entidad”.<<
La nota completa
aquí.
Blake, la presión, el gozo y mi abuela también.
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Ayer releía con -algún pesar- mis caóticos papeles mientras puteaba para mis adentros por la presión atmosférica me estaba oprimiendo hasta las uñas en los pies y fui a dar contra una casi ilegible hoja manuscrita en la que tenía unas palabras de William Blake que me alegraron un poco la tarde. Por lo demás, pensaba en que lo malo de los días de gozo intenso, como el que me tocó ayer, es que el golpe contra la realidad es demasiado fuerte como para no enfermarnos. Y lo mejor es siempre curarse en salud, diría mi querida abuela, doña Mercedes. A ella que es casi analfabeta, allá en el norte de mi patria, le dejó esta pequeña anotación.
La prudencia es una fea y rica solterona cortejada por la incapacidad.
La verdad nunca puede decirse de modo que no sea comprendida sin ser creída.
Como el arado sigue a las palabras, dios recompensa las plegarias.
la crueldad tiene corazón humano
y la envidia tiene rostro humano
y el terror la divina forma humana
y el misterio el ropaje del hombre
el ropaje del hombre es el hierro que se forja
la forma humana, una forja en llamas,
el rostro humano, un horno precintado,
el corazón humano, su garganta hambrienta.